El cuerpo me dolía en especial la zona de las muñecas estás se sentían apretadas y con mucho ardor. Poco a poco abrí mis ojos de par en par también sentía un leve mareo. Entonces me di cuenta de que no estaba en mi apartamento estaba en una clase de sótano amarrada a una silla con mis pies y mis muñecas atadas y en mi boca un pedazo de cinta. Todo estaba obscuro a excepción de una pequeña ventana. Intenté moverme pero definitivamente era inútil además de que el dolor en mi cabeza me estaba matando.
 – –Ni si quiera lo pienses hermosa – – una voz tenebrosa me hizo dar un pequeño salto y empezar a buscar por todo el lugar a alguien.  – –Eres hermosa – – susurro. Entonces poco a poco sentí como alguien se ponía enfrente de mi y cuando por fin lo tuve cara a cara mis ojos no creían lo que veían.
Esteban estaba en frente de mi con aspecto bastante mal, tenía ojeras por doquier y sus ojos estaban rojos con las pupilas dilatadas, estaba drogado de eso no había la menor duda. Con brutalidad s