Mi abdomen dolía como el infierno, se sentía como si alguien me apretara o como si estuviese amarrada a una soga fue entonces cuando no pude mas y decidí levantarme de golpe y caí un golpe en mi espalda me hizo darme cuenta de que estaba dormida junto a  Sebastian en el pequeño sillón en cuanto mi gemido por el dolor se hizo presente  Sebastian despertó incorporándose con los ojos entreabiertos me miro con una ceja enarcada.
 –¡Dios lucia estas bien?! – pregunto preocupado, ayudandome a levantarme.
 –Si es solo que al levantarme no recordé que estábamos aquí – reí ante mi acto y al ver la cara asustada de  Sebastian.
 –¿Y ahora tu de que te ries? – parecía algo molesto.
 –Es solo que me gusta ver como te preocupas por mi – mordí mi labio inferior.  –Creo que es sexi – levante ambas cejas con picardia.
 –¿A si que te parece sexi? – sonrió de manera juguetona.
 –Huy como no tienes una idea –
 –Bien pues hay una manera de demostrarlo – volvió a sonreír de esa manera juguetona, para despu