Mundo ficciónIniciar sesiónVanesa era una ama de casa condenada a vivir en las sombras cuidando del hogar y de su hijo, o ese era el plan de su esposo… Pero ella está en contra de ese destino, por lo que al confirmar que su esposo tiene un amante y esa mujer espera un hijo, pidió el divorcio para buscar una nueva vida con su hijo. No quería dinero, era un divorcio fácil porque Arturo no quiere al niño, pero… ¿Por qué Arturo se altera y se niega a dejar que ella se lleve al niño? ¿Qué hará para conseguir el divorcio? ¿Quién es ese hombre misterioso que está vigilándola en las sombras? Esto debe ser un chiste, ¿Por qué apenas obtiene el divorcio es secuestrada y obligada a casarse con un mafioso? ¿Por qué su hijo se parece de forma perturbadora a ese hombre peligroso? ¿Cuál es el secreto que todos están escondiendo?
Leer másCapítulo 1: Cruda Diferencia
- Ya tengo cuatro meses de embarazo. ¿Adivina qué, mi amor? Hoy podemos confirmar el sexo de nuestro hijo.
La voz, empalagosa y triunfal, atravesó la pesada puerta de roble de la oficina directiva y heló la sangre de Vanesa, provocando que se quedará estática detrás de la puerta.
Su mano, que había ido a buscar el pomo para hablar con su esposo sobre su hijo, se quedó petrificada en el aire.
Un silencio de muerte llenó el pasillo vacío. Luego, otra voz respondió:
- ¿En serio? Déjame sentir…
Un nudo de nervios le oprimía la garganta a Vanesa.
Sus dedos temblaban de una forma que no podía controlar, presionó con suavidad infinita el tirador. La puerta cedió un centímetro, el espacio justo para ver.
La escena que vislumbra le heló la sangre.
Arturo, su esposo, estaba reclinado en su silla ejecutiva. Sobre su regazo, anidada como un gato satisfecho, estaba Adriana, la nueva secretaria.
La pelirroja tenía la cabeza apoyada en su hombro, y la mano de él, se deslizaba con posesividad sobre la curva ya inconfundible de su vientre.
- ¿Qué crees que sea? – preguntó Arturo con un hilo de voz.
- Yo te puedo asegurar que va a ser un lindo niño idéntico a ti – declaró haciendo una mueca – A diferencia de ese bastardo que te dio tu esposa. Porque la verdad es que ese mocoso no se parece en nada a ti.
Arturo frunció el ceño, pero guardó silencio.
Vanessa agarró el pomo de la puerta. Su Aarón solo tenía siete años. Lo habían ridiculizado y sospechado desde pequeño simplemente porque su pelo rubio era tan diferente del oscuro de Arturo.
Y su marido, quien debería haberlo protegido, rara vez estaba ahí para él, tanto que su hijo casi nunca lo había llamado “papá” de verdad.
Vanessa sacó el móvil del bolsillo con dificultad y pulsó el botón de grabar.
- Sabes mi amor, en verdad te recomiendo que le hagas una prueba de ADN, porque algo me dice que esa muerta de hambre te está haciendo cuidar al hijo de su amante y…
¡Bang!
En eso la puerta fue azotada, provocando que ellos saltaran y miraran en dirección a la puerta.
Por el ruido, Adriana se separó rápidamente de su jefe mientras que en el rostro de Arturo apareció un destello de pánico que fue rápidamente reemplazado por su habitual arrogancia.
- Vanesa… – empezó a hablar el pelinegro al mismo tiempo que se colocaba de pie.
- Así que tu oligospermia – comenzó a decir Vanessa entre dientes mientras apretaba con fuerza los puños – resulta que es selectiva.
- ¡Espera, no es lo que parece! ¡Puedo explicarlo! – Arturo dio un paso hacia ella, pero su cuerpo, de forma instintiva, se interpuso ligeramente delante de Adriana.
Ese pequeño movimiento rompió algo más dentro de Vanesa.
- ¿Explicar? – Lo interrumpió con la mirada gélida – mejor dime… si tienes oligospermia, ¿cómo está embarazada tu secretaria? ¿O solo eres infértil conmigo? ya que por la forma en como esa se te unta… dudo que ese niño haya sido por inseminación artificial – al hablar dio varios pasos hacia adelante para acortar la distancia entre ellos.
- … - Arturo retrocedió un paso – eso… eso fue un error…
- ¿Un error de cuatro meses? - interrumpió Vanessa - ¿Y Aarón? ¿Él sí es tuyo? O…
- ¡Claro que es mi hijo! - gritó Arturo interrumpiéndola – lo que pasa es que esto es distinto.
- ¿Distinto? – repitió Vanesa, sintió que toda la rabia, el dolor y la traición de años se compactaban en su pecho - Aclárame, ¿Qué es diferente?
- … - Arturo respiró hondo, y cuando habló, ya no había rastro de pánico. Solo un desprecio abismal - Ella… ella me importa ¿Entiendes? – al pronunciar esas palabras, la miró a los ojos de forma desafiante – además no sé porqué te quejas, si tú lo tienes todo: casa, dinero y una posición privilegiada, así que… ¿De qué te quejas, Vanessa? No olvides que te recogí de la nada, eras una huérfana sin nada y todo lo que posees ahora es porque te lo di, así que en vez de molestar y quejarte, deberías estar de rodillas agradeciéndome o limpiando la casa, en vez de estar aquí, haciendo el ridículo.
El silencio que siguió fue más ensordecedor que cualquier grito.
Vanesa observó con atención a este hombre que había amado y ya no vio ni rastro del joven que alguna vez conoció. Solo un extraño cruel y vanidoso.
De forma discreta, metió la mano en el bolsillo y detuvo la grabación.
Había visto suficiente.
- Tienes razón… ya nada importa – declaró con una calma aterradora. Dio media vuelta para alejarse del lugar.
Arturo se quedó en shock por un momento.
No le grito.
No le dio una bofetada.
Ni siquiera una lágrima.
Simplemente… se rindió.
¿En serio? ¿Tan poco lo amaba?
Su orgullo de hombre, se sintió profundamente herido. Esa mujer estúpida debía seguir enamorada de él, dependiente, suplicante. No podía permitir que se fuera así.
- ¡VANESA! – rugió Arturo desde la puerta.
- Arturo, por favor no vayas, quédate conmigo y nuestro hijo – Adriana lo abrazo por la espalda por lo que buscó actuar de forma débil y sumisa para llamar su atención – a… amor, por favor, creo que me duele el vientre, nuestro hijo…
Arturo vaciló, su mirada yendo de la espalda que se alejaba de su esposa a la amante que se aferraba a él.
- Ven, te llevo al médico – dijo, cargando al estilo princesa a su amada.
Al alejarse, lanzó una última mirada al pasillo vacío, y un pensamiento consolador y venenoso, cruzó su mente:
“Tranquilo Arturo, no tiene a dónde ir. Esa inútil no puede vivir sin mí. Volverá, arrastrándose”
Capítulo 7: SeducciónAdriana miró con atención a Arturo mientras conversaba con los socios.- Bueno es hora de aprovechar – indicó emocionada mientras sacaba el documento de divorcio que le dio Vanesa para mezclarlo con los documentos que él debía firmar.“Y por suerte, sé cómo distraerlo para que firme sin leer” – pensó de forma orgullosa mientras se arreglaba un poco sus ropas.Para su táctica de distracción, se subió un poco más su falda y se desabotonó su blusa para aparentar que esta posee un escote muy pronunciado dejando a la vista un poco de su lencería.Cuando los socios se fueron, ella ingresó a paso lento a la oficina buscando contonearse a cada paso que daba.- ¿Cómo te fue? – preguntó en tono coqueto.- Me fue muy bien – dijo tomándola de la cintura para pegarla a su cuerpo – parece que la dama de la fortuna nuevamente me sonríe y todo va bien.- ¿Todo?- Hm… hasta la idiota de Vanesa ya recapacito.- Oh… eso… - mencionó ella haciendo una ligera mueca.- Tranquila, olvi
Capítulo 6: VigilanteSinceramente el plan de Adriana era bueno y de hecho tenía algo de lógica, por lo que acepto su sugerencia.Por suerte agradecía que aun la tecnología no había matado los teléfonos de la calle, por lo que tras insertar unas monedas marcó el número de Arturo.- ¿Quién? – se escuchó la voz irritada de él al otro lado de la línea.- Soy yo.- Vanesa, tú…“No idiota, cálmate, no te alteres” – pensó mordiéndose la lengua para reprimir el instinto de insultarla.- Amor, ¿Dónde están? Los extraño mucho – dijo empleando un tono dulce en su voz.- Estoy en un hospital de rehabilitación.- ¿Rehabilitación?- Hm… la lesión que sufrió Aarón fue algo grave y le afectó su habla.- ¿En… en serio? – preguntó dejando notar la alegría en su voz, pero rápidamente se arrepintió – perdón amor, no fue mi intención – dijo al imaginar que ella estaría con el ceño fruncido.- Necesito dinero.- Si... si, am… ya te envió el dinero para que pagues el tratamiento de nuestro niño.- Gracias.
Capítulo 5: Ayuda MaliciosaAhora que se había decidió, Vanesa busco tener cuidado con sus siguientes movimientos… porque conocía a su esposo y sabía que era muy impulsivo.Así que cuando Aarón recibió el alta no regresaron a casa, sino que fueron a un hotel poco conocido para alquilar una habitación y quedarse en ese lugar de forma temporal.- ¿Aquí nos vamos a quedar? – preguntó el menor al ver la amplia habitación.- Hm… ¿no te gusta?- Me encanta, porque aquí no tienes que estar limpiando o cocinando – mencionó abrazándola.- … - ella sonrió y acarició los cabellos de su pequeño – así es hijo, a partir de ahora las cosas van a cambiar para bien.Aarón sonrió al escuchar esas palabras y se acomodó en los brazos de su mamá.Como lo prometió esa tarde fue tiempo madre e hijo, pasando todo el día platicando o mirando películas en la tv y para asegurarse de que nada les molestara, deliberadamente dejo apagado su teléfono, porque no deseaba interrumpir ese momento tan mágico y especial.
Capítulo 4: Primero MuertoArturo se quedó helado al escuchar esas palabras.- Qué… - fue lo único que atino a decir al escuchar esas palabras.- Vamos a divorciarnos, solo quiero la custodia de nuestro hijo.- ¡Eso jamás! No me vas a robar al niño – declaró frunciendo el ceño y apretando los puños.- Aarón no es una mercancía y jamás le has prestado atención.- Eso es mentira.- Entonces… ¿Cuál es mi color favorito? – se escuchó una voz infantil que provocó que los mayores dejarán de discutir.- Hijo…- Dime, si dices ser mi padre ¿Cuál es mi color favorito? – repitió el menor mirando a los ojos a su supuesto padre.- … - Adrián frunció el ceño porque ese maldito mocoso se estaba comportando de esa misma maldita manera, pero trato de fingir amor y calidez – pero qué dices hijo, sé que tu color favorito es el morado ¿o me equivoco?Vanesa frunció el ceño porque Adrián nuevamente demostró ser un inútil como padre, porque el color favorito de su pequeño era el naranja, pero…- Tienes ra
Capítulo 3: Fuera Máscara- ¿Qué…? pero… ¿Cómo pasó? – preguntó, con un nudo de pánico en la garganta.- Su hijo es un desastre andante y se golpeó en la zona de juegos. Eso es todo.- ¿Y el profesor a cargo? ¡¿Dónde estaba?! – la voz de Vanesa se elevó, teñida de ira.- Mire señora, agradezca que le llame para avisarle – declaró de forma arrogante la mujer al otro lado de la línea.- Que… hola… hola… - Vanesa miró con asombro la pantalla de su teléfono.- Le recomiendo que vaya rápido – dijeron de forma indiferente terminando la llamada.Vanesa estaba furiosa por esa actitud y al mismo tiempo entró en pánico.Por puro instinto, por los ocho años de costumbre grabados a fuego, sus dedos temblorosos marcaron el número de Arturo. El tono de llamada sonó, monótono y distante, una, dos, diez veces… Nada. Solo el silencio ensordecedor del vacío.“En serio. Ni siquiera en esto”El pensamiento no era ya de rabia, sino de un hastío glacial. Colgó. No valía la pena el undécimo intento.El ho
Capítulo 2: Ya No…De vuelta en esa gran villa por un momento se sintió ridícula.Tanta casa…Tantas decoraciones y muebles lujosos…Solo para que 2 personas habitaran ese lugar.Porque ella era un ama de casa y como tal era su obligación mantener el orden y cuidar a su hijo… ya que es lo único que sabe hacer, según su suegra.Esa casa jamás ha tenido sirvientes, ya que ella es considerada como tal.En eso su mirada se fijó en la gran foto que estaba adornando arriba de la chimenea.El retrato de su boda.La imagen de una joven ilusa, con los ojos llenos de amor abrazando al hombre que acababa de destrozarla.Inconscientemente, extendió la mano y tocó el rostro del hombre, con lágrimas en los ojos sin darse cuenta.“Vanesa, no importa lo que pase, para mi eres especial… única y yo, deseo que juntos formemos una gran y hermosa familia”“Mi amor… yo… yo tengo oligospermia y… sniff…”“Gracias Vane, sé que en este momento el tratamiento es doloroso, pero te prometo que tú y nuestro hijo s
Último capítulo