Capítulo 4: Primero Muerto

Capítulo 4: Primero Muerto

Arturo se quedó helado al escuchar esas palabras.

- Qué… - fue lo único que atino a decir al escuchar esas palabras.

- Vamos a divorciarnos, solo quiero la custodia de nuestro hijo.

- ¡Eso jamás! No me vas a robar al niño – declaró frunciendo el ceño y apretando los puños.

- Aarón no es una mercancía y jamás le has prestado atención.

- Eso es mentira.

- Entonces… ¿Cuál es mi color favorito? – se escuchó una voz infantil que provocó que los mayores dejarán de discutir.

- Hijo…

- Dime, si dices ser mi padre ¿Cuál es mi color favorito? – repitió el menor mirando a los ojos a su supuesto padre.

- … - Adrián frunció el ceño porque ese maldito mocoso se estaba comportando de esa misma maldita manera, pero trato de fingir amor y calidez – pero qué dices hijo, sé que tu color favorito es el morado ¿o me equivoco?

Vanesa frunció el ceño porque Adrián nuevamente demostró ser un inútil como padre, porque el color favorito de su pequeño era el naranja, pero…

- Tienes razón, ese es mi color favorito… Felicidades – comentó empleando un tono irónico.

- Tú… - Adrián noto que ese niño se estaba burlando de él.

“Tranquilo… recuerda debes aguantar, solo faltan unos meses”- pensó tratando de tranquilizarse.

- Adrián, te lo repito vamos a divorciarnos, así serás más feliz con tu amante y tu nuevo hijo.

- Ya te lo dije, “eso” fue un accidente y no, no voy a abandonarlos a ustedes, porque me importan.

Madre e hijo arquearon una ceja de forma simultánea, ya que ninguno creía en esas palabras.

Arturo al ver eso solo sintió la ira volver a dominarlo.

- Bueno ya vi que estás bien, así que regresaré a la oficina para terminar el trabajo pendiente – declaró dando media vuelta para salir de la habitación – y Vanesa, olvida esa estúpida idea, JAMÁS te daré el divorcio, así que olvida esas ridiculeces.

Tras decir esas palabras se fue rápidamente, al mismo tiempo que sacaba su teléfono para hacer varias llamadas.

- Eso fue extraño – opinó Aarón haciendo una mueca.

- Si, a ver hijo recuéstate, aun debes descansar – Vanesa se acercó con cuidado para acomodar la almohada de su pequeño y cubrirlo con la sabana.

- Mami, perdón por preocuparte – mencionó el menor haciendo un puchero.

Ella solo negó y se acercó para darle un beso en su frente.

- Nada de esto es tu culpa.

- Entonces… ¿te vas a divorciar de él?

- Si, pero dime ¿tú qué opinas?

- Me parece bien que te separes de Arturo y de paso ya no tenemos que soportar a esa vieja odiosa y grosera.

- Jeje si hijo, ya no tendrás que soportar a tu supuesta abuela.

- Esa ignorante no es nada mío.

- Y hablando de ignorante ¿cómo te lastimaste?

- No fue mi culpa, de la nada una de las maestras practicantes me llamó al salón, pero de camino a este resbale por las escaleras…creo que ella puso el agua con jabón que me hizo caer – indicó molesto.

- ¿Estás seguro de esto?

- Si, pero lo más seguro es que ya borró las cámaras de seguridad.

- Tranquilo hijo, además del divorcio vamos a cambiarte de escuela ¿te parece?

- Si, porque odio esa escuela llena de niños bobos.

Vanesa dejó escapar una suave risa, tras eso se acomodó y busco contarle una historia para hacer que su pequeño se volviera a dormir.

- Sabes eres tan testarudo y algo engreído hijo, jeje ¿de quién heredaste ese carácter? – preguntó divertida, porque tenía la ligera sospecha de que tal vez… y solo tal vez, los del banco de esperma se confundieron y la inseminaron con la muestra equivocada.

Pero eso ya era irrelevante, porque Aarón era su pequeño y es lo único que importa.

“Tranquilo hijo, te prometo que no importa como… tú y yo vamos a ser libres y vivir felices en un nuevo y cálido hogar” – pensó mientras observaba con cariño a su hijo dormir.

Por su parte Adrián regresó a la mansión y notó los fragmentos del cuadro de su boda estaban a los pies de la chimenea la cual tenía más ceniza de lo habitual junto con algunos vidrios esparcidos.

- Tch… maldita sea, pero ni creas que me robaras a ese bastardo… NO TE LO VAS A LLEVAR – gritó tomando el cuadro con la fotografía del menor – no se alejaran de mi lado… no hasta que obtenga eso.

Tiró la foto al suelo y avanzó a la habitación del menor notando que ya habían algunas ropas guardadas en una maleta.

Eso solo le enojó más, porque esa mujer estaba preparándose para escapar.

¿Acaso descubrió la verdad?

No…

Imposible, eso es un secreto que solo él y sus padres saben.

Vanesa es una estúpida, que es imposible que descubriera esa verdad.

Pero ahora debe buscar la forma de mantenerla encerrada en casa y hacer que olvide esa estúpida idea del divorcio.

- Creo que me precipité, ya que esa estúpida no dudó en enfrentar a Vanesa para buscar robarle su título de esposa… pero bueno, buscaré calmar a ambas… al menos hasta que se cumpla ese plazo y después… je… después puedo deshacerme de los estorbos en mi vida.

“Si, tengo que ser cuidadoso porque estoy tan cerca de obtener eso y así robarte todo lo que en algún momento fue tuyo” – pensó mientras una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro.

Con su determinación renovada, salió de esa casa para ir a atender unos asuntos, porque decidió que mantendría encerrada a Vanesa y a ese mocoso para que ya no le causen problemas.

Estaba tan metido en sus pensamientos que no noto que habia una persona vestida de negro que habia estado observándolo desde que salió del hospital mientras mantenía comunicación a través de una llamada con alguien.

- Creo que va a hacer un movimiento arriesgado, ya que esa mujer le pidió el divorcio poniendo de condición que solo quiere al niño – comentó una voz grave al otro lado de la línea telefónica.

- ¿Crees que esa mujer sabe algo? – preguntó ese hombre al ver que Arturo subía a su vehículo y pisaba el acelerador.

- Ni idea.

- Descuida, ya estamos investigando el ataque al niño en la escuela.

- Si Arturo no asesina a esa maestra, secuéstrenla porque deseo tener una plática con ella.

- Okey ¿y la mujer?

- Quiere divorciarse y de cierta forma me conviene que sea libre, así que sigan observándola e igual pon a alguien a vigilar a la amante, ya que quiero tener todas las fichas posibles para el siguiente movimiento.

- Entendido – mencionó esa persona terminando la llamada para regresar al interior de su vehículo para seguir a Arturo.

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