Mundo de ficçãoIniciar sessãoDurante años, Faddei Moretti fue el mejor amigo y socio del capo Sandro Vitale, hasta que Sandro le arrebató todo: a su futura esposa, su territorio y a su hermano, cuyo cuerpo terminó en una fosa común. Mabel Vitale, diseñadora de interiores, ha construido su vida lejos del mundo criminal de su padre, uno de los capos más temidos de Europa y cuando el contrato de su vida aparece, no duda en aceptarlo, sin imaginar que su nuevo cliente es el mismo hombre cuyo apellido su padre borró con sangre. El mundo lo creyó muerto, pero Faddei renació convertido en su peor enemigo, con un solo propósito: destruir a los Vitale; Y lo haría rompiendo las alas de su frágil mariposa. Mabel sería el centro de su plan, el arma perfecta para derrumbar los cimientos desde adentro convirtiéndola en su esposa. Un matrimonio que, ante los ojos del mundo, parece un cuento de hadas, pero a puertas cerradas, es un campo de batalla de odio y deseo. Porque cuando él la toca, la venganza se vuelve debilidad, cuando la besa, el odio se transforma en hambre y cuando ella descubra quién es realmente, ya no habrá retorno, solo una guerra donde la traición se paga con sangre.
Ler maisFaddei
Camino por los túneles llenos de moho, ratas y aguas residuales; el olor es tolerable. Llevo tanto tiempo preparándome para este momento, que ya no distingo lo que alguna vez me repugnó.
La oscuridad se ha vuelto mi hogar.
El hedor, mi aire.
La sombra, mi piel.
Avanzó con calma, no tengo prisa, la prisa es para los débiles. Construí un imperio desde aquí abajo, almacene una fortuna, tuve paciencia y llegó mi momento.
Hace años, cuando me tiraron a esta cloaca y me dieron por muerto, sí fui débil; pero ese imbécil murió aquí y en este laberinto que huele a excremento nací de nuevo entre estas sombras.
La muerte me hizo un regalo: silencio y tiempo. Silencio para pensar y tiempo para curar mis heridas, planear mi venganza y tener éxito.
Sigo caminando. —Ya casi —murmuró, dobló la última curva del túnel y subo los escalones metálicos que me sacan a la superficie, es hora de salir del subsuelo y de reclamar lo que me arrebataron.
—Mi señor, ya no es necesario que use los túneles. —La voz de Vicenzo no me sorprende. —Necesita una ducha y cenar.
—Deberías alegrarte, Vicenzo —digo mientras limpio mis manos. —Este será el último día que salgo por estos túneles, al menos no como una rata más.
Él asiente. —Me alegro señor, ya es hora, todo está listo en la villa —continúa. —Los papeles de propiedad firmados, el personal contratado, la seguridad instalada. No queda rastro del antiguo dueño, sus archivos también fueron corregidos.
Eso me gusta, la eficiencia es la clave de todo.
—¿Ya pediste la reunión con la diseñadora? —pregunto sin atreverme a decir el apellido, no por el momento.
—Ya me reuní con ella mi señor, solo espero el contrato firmado. —Asiento, satisfecho.
—Prepáralo todo, pronto empezaré a cazar.
—El nuevo informe me llegó con fotografías, lo deje en su despacho. —Asiento entrando a la ducha del sótano. Me despojo de todas las prendas de vestir y el agua fría hace lo propio.
Minutos después estaba en mi despacho, abro el sobre y la primera fotografía visible se roba mi atención; es la princesa Vitale, mis ojos recorrieron su delgado cuerpo, es bonita, pero tiene la sonrisa de ese maldito.
Mi navaja borra esa sonrisa, aunque es un simple papel fotográfico, es el ejemplo de lo que sucederá con ella, el mundo sabrá que no estoy muerto y pronto Sandro Vitale deseará que yo sí lo estuviera.
Arrojé las fotos del maldito de Sandro al fuego mientras mi sangre arde igual o más que las llamas de la chimenea. La imagen de él riéndose con esa maldita traicionera me asquea, él fue mi socio y amigo, ella la mujer que se casaría conmigo y ambos me traicionaron.
Sandro me lo arrebató todo; mi territorio, mi orgullo, a mi hermano, cuyo cuerpo terminó en una fosa común como si no valiera nada.
Arrojó cinco fotografías más al fuego, y mis ojos se detienen en una más antigua; donde el muy cabrón tiene la mano sobre mi hombro, sonriendo como si de verdad hubiera sido mi aliado.
Miserable.
Pero la fotografía que realmente me quebró fue la última: mi hermano muerto, tendido en el suelo, con los ojos aún abiertos, como si esperara que yo llegara a rescatarlo.
Nunca llegué.
Bebo un trago mientras todo se consume, llegó la hora de destruirlo, arrodillar al capo y hacerle pagar por la muerte de mi hermano.
Apreté la copa entre mis dedos hasta que el cristal crujió, quedó hecho añicos y mi mano terminó sangrando, veo las gotas carmesíes caer como una lluvia roja y sonrío porque mi sangre no me asusta igual que no me asusta matar.
Este dolor físico no es nada comparado con el infierno que pienso desatar, porque descubrí su secreto, encontré su tesoro escondido, ese que Sandro mantuvo fuera del alcance de todos y estoy seguro de que es su única debilidad humana.
Su frágil mariposa; esa que huyó de la mafia, del mundo asqueroso de su padre y se convirtió en la diseñadora más aclamada por la alta sociedad, camina con la frente en alto, pero no está limpia, lleva la sangre de un asesino, lo quiera o no está ligada a la mafia.
La puerta se abrió detrás de mí y de inmediato escucho los pasos lentos de Vicenzo.
—Señor… —llamó mi atención sin acercarse demasiado. —La señorita Vitale firmó el contrato.
Mis hombros se tensaron y mi respiración se volvió profunda, porque si Dios no me dio justicia, yo tomaría la mía, por un segundo, todo se detuvo incluso mi corazón, porque después de tantos años al fin tenía a la presa bajo mis fauces.
—¿Estás seguro? —pregunté asegurándome que no hubiera ningún error, lo mire a los ojos y asintió tragando saliva.
—Sí, señor, acaba de enviar la firma electrónica, aceptó encargarse del diseño completo de la villa. Mañana a primera hora vendrá a conocer el lugar.
Ella aceptó, viene hacia mí, la hija del hombre que destruyó mi vida caminará directo a la boca del lobo. Es la pieza central encajándose en un rompecabezas bañado en sangre.
Me acerqué a Vicenzo y lo tomé del hombro llenando su ropa de mi sangre. —Buen trabajo, la mariposa ya es mía.
Vincenzo bajó la mirada. —Señor debe detener el sangrado. —Golpeó su mejilla.
—Vete —dije, volviendo a mi escritorio. —Cuando crucé mi puerta, quiero que todo esté listo.
—Si señor, todo quedará listo.
—La hija de Sandro, será quien derrumbe su imperio.
Ella no será una simple víctima; no. Eso sería demasiado fácil, demasiado insignificante para lo que él me hizo, la convertiré en mi esposa.
No para amarla, ni protegerla hasta que la muerte nos separe, la haré mía para destruir a su padre desde adentro, para arrancarle lo único puro e inocente que aún tiene.
Cuando el apellido Vitale esté arrodillado, cuando Sandro esté hundido, humillado y roto decidiré qué hacer con ella.
Me lamí la sangre que corría por mis nudillos, el hombre que salió arrastrándose de ese agujero esa noche no tiene corazón, piedad o límites. No necesito más aliados, ni más balas, solo necesito que ella cruce mi puerta. y entonces el castillo Vitale se destruirá.
MabelNo me tope con mi nuevo jefe, el resto de la tarde y eso me irritó más de lo que debería. Tiene un aura oscura que lo rodea y estúpidamente lo hace magnético. Cierro los ojos recordando la habitación prohibida, fue más desequilibrante de lo que me atrevo a confesar en voz alta. Suspiré, cerré la carpeta y me dirigí a la salida, Vincenzo me acompañó hasta mi auto.—El señor la verá mañana a primera hora. —dijo elegancia, los tatuajes de sus dedos llamaron mi atención y en el fondo mi instinto me dice que corra, que decline el contrato. Alzó la mirada hasta el ventanal. —Mañana hablaré con él. —El pensamiento me apretó el pecho. —Dígale que pienso declinar, el proyecto es ambicioso incluso para mi experiencia, pero más ambicioso es su jefe pensando que me quedaré a dormir aquí. —Dije, aunque sabía que no “daría mi mensaje”. Solo asintió por cortesía.¿Dormir aquí? Es imposibleCuando salí de la propiedad, respiré como si hubiera estado sosteniendo el aire todo el día, pero tam
FaddeiLa aceché cada segundo desde que salió de su hogar, ella cree que está sola, que vive una vida normal y que el peligro es algo que solo conoce de lejos. Ridículo.Para ser hija de un capo, está casi desprotegida, es eso o confía ciegamente en sus supuestas habilidades, en cualquier caso, me irrita.La vi llegar desde las cámaras exteriores, pero nada se compara con verla en persona, no dormí esperando este momento y comencé a temblar cuando cruzó el umbral de mi residencia. La observó bajar del coche, alisar su vestido con un gesto nervioso y sofisticado a la vez. Es inevitable que mis ojos recorran sus piernas: largas, tersas, blancas bajo la tela, su nariz respingada y su porte de reina cubierta con la fachada de diseñadora. Camina hacia mi puerta como si no estuviera entrando directamente a la boca del lobo, una mariposa acercándose a las llamas del infierno.Apretó los dedos y trató de contener lo que quiero hacerle.Quiero quebrarla.Quiero consumirla.Quiero ver cuánt
MabelDesperté antes de que sonara la alarma, no suelo hacerlo, de hecho, vivo pegada al botón de cinco minutos más, hasta que se hace una hora más tarde, ese es mi único defecto; Soy impuntual, pero hoy sucedió algo distinto, sentí la necesidad de levantarme antes de la hora correspondiente. Es el trabajo que espere en toda mi carrera, este nuevo proyecto marcará un antes y un después en mi vida, lo sé. Han sido años de trabajo duro, inicie como todos con proyectos pequeños, donde siempre regalaba mi trabajo para darme a conocer como diseñadora de interiores. El sueño de ser la mejor está casi por concretarse. ¡Qué nervios! Me observo al espejo y me veo deslumbrante, mi celular timbra y es él; Papá. —Estoy bien, eso ya lo sabes. Envíe el mensaje, intenté no pensar en él, hoy no. Mi mayor deseo es sentirme normal, una diseñadora más con un trabajo importante, una mujer con sueños y talento. No la hija del hombre más temido de Europa. —Bueno, Mabel —me dije a mí misma. —Es ho
FaddeiCamino por los túneles llenos de moho, ratas y aguas residuales; el olor es tolerable. Llevo tanto tiempo preparándome para este momento, que ya no distingo lo que alguna vez me repugnó.La oscuridad se ha vuelto mi hogar.El hedor, mi aire. La sombra, mi piel.Avanzó con calma, no tengo prisa, la prisa es para los débiles. Construí un imperio desde aquí abajo, almacene una fortuna, tuve paciencia y llegó mi momento. Hace años, cuando me tiraron a esta cloaca y me dieron por muerto, sí fui débil; pero ese imbécil murió aquí y en este laberinto que huele a excremento nací de nuevo entre estas sombras.La muerte me hizo un regalo: silencio y tiempo. Silencio para pensar y tiempo para curar mis heridas, planear mi venganza y tener éxito. Sigo caminando. —Ya casi —murmuró, dobló la última curva del túnel y subo los escalones metálicos que me sacan a la superficie, es hora de salir del subsuelo y de reclamar lo que me arrebataron.—Mi señor, ya no es necesario que use los túneles
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