Mundo ficciónIniciar sesiónSiete clanes dispuestos a cambiar el futuro tras un pasado que los cambio y sujetos a leyes que les ataban. Esta es la historia de Sujhan, heredera de una magia poderosa, quien huye de un matrimonio forzado y abusivo con Norberto, un hechicero que la maltrató física y emocionalmente. Cansada de la agresión y la traición de su propia familia, que la entregó a un "mal hechicero" y le arrebató su magia, Sujhan se escapa en busca de libertad, sobreviviendo al cruzar una frontera oculta con la ayuda de su amiga Kemblin. Su huida es solo el comienzo de una intriga mayor: Norberto y su calculador padre, Lessandro, la buscan implacablemente. El verdadero plan de Lessandro es asegurar la transferencia del poder de Sujhan a su linaje mediante un heredero, un complot que involucra la muerte sospechosa del patriarca principal y la manipulación de la matriarca. Sujhan encuentra un aliado inesperado en Andy, el hermano de Norberto, quien también se distanció de su familia. Andy, junto con miembros de otros clanes (como los Elfos, Duendes, Centauros, Ninfos y Hadas), se une para protegerla, ayudarla a recuperar su magia perdida y a exponer la ambición de su padre. La trama se convierte en una batalla por el poder y la verdad. Sujhan debe enfrentarse a su pasado, sanar las heridas y recuperar su fuerza. Finalmente, la unión de los clanes, forjada por el amor, la justicia y el perdón, logra romper los hechizos de manipulación y da lugar a una nueva era, permitiendo que las familias se reconcilien y que Sujhan encuentre la felicidad y el amor al lado de Andy.
Leer másEstoy cansada de huir. Pero si me detengo, temo que mi pasado me alcance.
No quiero volver. No a ese lugar. No a ese hombre que me persigue, desplegando todo su poder para encontrarme. No entiendo su motivo. ¿Por qué me quiere a su lado después de tanto daño? ¿Acaso no le bastó con todo lo que me hizo? Las agresiones, las palabras, los golpes… Hasta la basura recibía un mejor trato que yo.
Cuando me lo impusieron como esposo, traté de conocerlo. Quise cumplir mi papel, esperé amarlo o al menos que me amara. Soñaba con una relación sana, con ser su compañera de vida. Pero no me dio esa oportunidad. Se dedicó a destrozar mi autoestima, a hacerme dudar de mi belleza, mi fortaleza, mi inteligencia.
Necesito seguir mi camino, salir de este territorio como lo he planeado. Al menos me queda la pequeña satisfacción de saber que nunca me entregué a él; jamás me tocó como tocaba a sus amantes. Vivíamos en aquella mansión fría y enorme, suficiente para no vernos. Pero cuando nos cruzábamos, era como si dagas me atravesaran el cuerpo. Y no, no pienso volver a vivir esa pesadilla.
No comprendo por qué me busca, por qué no me deja en paz. Yo merezco estar con alguien que me ame de verdad, que no me encierre en un cuarto cuando hay visitas. Con las únicas dos personas con las que no lo hacía era con sus hermanos y su padre. Con ellos me obligaba a fingir la pareja perfecta, y si yo decía o hacía algo fuera de lugar, me golpeaba apenas se marchaban. Después llegaba el médico con su mentira; “Fue un accidente.”
—Estoy a unos metros de cruzar la frontera —Se dijo a sí misma, escondida entre cajas de electrodomésticos en el camión de su única amiga en aquella mansión— No sé qué haré después, pero sé que no pienso volver. De alguna manera, sobreviviré —
La idea era clara; mantenerse quieta. Pasar inadvertida en ese traslado de las cosas del hermano de aquel hombre que se hace llamar su esposo.
—Buenas tardes, necesito que abra las puertas del camión. Realizaremos una inspección de la carga y también de los documentos — Ordenó el oficial con voz firme, dejando entrever un ligero fastidio propio de la rutina, pero con la autoridad de alguien que podía arruinarlo todo con un simple gesto.
Al escuchar eso, ella se quedó inmóvil, conteniendo el aliento, justo como Kemblin le había explicado; “Pase lo que pase, no te muevas ni respires fuerte”. Cada segundo parecía eterno, el corazón golpeaba tan fuerte que temía que aquel hombre pudiera escucharlo entre las cajas.
—Claro, acá están los documentos de exportación, los permisos y mi información oficial, me avisas si necesitas algo más — Respondió Kemblin con calma, aunque sus manos sudaban dentro de los guantes.
El oficial hojeó los papeles con lentitud, arrastrando la mirada como si buscara el más mínimo error.
—Aquí indica que transporta refrigeradores, cocinas, muebles de madera… — Su voz se detuvo un segundo antes de añadir— Todo esto está a nombre de Royer Zaera Alcabu. ¿Él no es hijo de uno de nuestros líderes? ¿Cierto? —
Kemblin asintió sin titubear —Así es. Y como comprenderá, necesitan que la mercadería llegue a tiempo a su nueva mansión. Son muy exigentes con los plazos —
El oficial lo observó con un destello de sospecha, pero al final su tono se suavizó.
—Entiendo. Solamente abra un momento, para dejar constancia de la revisión y descartar inconvenientes. No quiero problemas con los líderes —
Kemblin obedeció. Abrió lo suficiente para mostrar parte de las cajas bien alineadas, todas selladas como si fueran imposibles de manipular. El oficial apenas echó un vistazo, tomó unas fotos para subirlas al sistema y luego estampó su sello con un golpe seco.
—Listo. Puede continuar —
El sonido del sello fue como un trueno que, en lugar de asustarla, les devolvió el aire a los pulmones. Aún no estaba a salvo, pero había cruzado el primer umbral. Kemblin cerró las puertas, subió a la cabina y arrancó el motor. El camión retomó su recorrido, alejándose lentamente del puesto de control.
Las horas pasaron, pero ella apenas lo percibía. El traqueteo del camión se mezclaba con la vibración de su esperanza. Cada kilómetro recorrido era una cadena que se rompía, un recuerdo oscuro que quedaba atrás.
Cerró los ojos y aspiró profundamente; el aire traía consigo el aroma de lo desconocido, de una vida nueva que aguardaba más allá de la frontera. Una vida que todavía no sabía cómo sería, pero que llevaba la promesa de algo invaluable; la libertad.
—Sujhan, puedes bajar — Dijo Kemblin en voz baja, mientras miraba con cautela alrededor— Él es Maynor, te llevará a una zona montañosa donde hay un pequeño pueblo. Podrás comenzar de cero allí —
Sujhan salió despacio del escondite entre cajas. Sentía las piernas adormecidas, pero el corazón le latía con fuerza. Frente a ella, Maynor, un hombre de semblante serio, le tendió la mano para ayudarla a bajar.
—Hola… — Respondió ella con un susurro— Kemblin, no tengo dinero ni identificación. ¿Crees que me puedas ayudar a vender este anillo? Es lo único que me queda —
Le mostró la joya que brillaba bajo la tenue luz del atardecer; Un anillo imponente, con piedras de colores que parecían guardar destellos de fuego.
—Maynor, lleva este anillo con los KandiceJi —ordenó Kemblin sin dudar— Ellos lo recibirán a cambio de dinero —
—¿Y dónde estamos ahora? — Preguntó ella, observando el paisaje montañoso que se extendía alrededor como un muro protector.
—Este es el territorio del hermano que tu esposo Norberto odia — Explicó Kemblin—No lo conoces; lleva años sin acercarse a la familia. De los dos, sólo Royer mantiene contacto con él, aunque su relación es tensa —
Sujhan apretó los labios —Royer es igual que ese supuesto esposo. Mejor será como dices; Irme lo más lejos posible —
Kemblin asintió con preocupación —Sí. Y cuanto antes lo hagas, mejor. Si permaneces aquí demasiado tiempo, podrían descubrirlo. Tienen demasiado poder… En el último descanso escuché que ya pusieron a los investigadores más experimentados a buscarte—
Ella bajó la mirada, conteniendo el temblor de sus manos — Comprendo… Gracias por ayudarme, Kemblin. Espero volver a verte pronto —
Él sonrió con tristeza y Kemblin le dio una sonrisa —Yo también. Te deseo toda la suerte en tu búsqueda de la felicidad. Por favor, cuídate de ese golpe en la cara —
—Sí… nos vemos — Respondió, tratando de ocultar la mezcla de miedo y esperanza que la invadía.
Subió al vehículo de Maynor. El motor rugió suavemente mientras dejaban atrás el camino de tierra. Minutos después, se detuvieron en una pequeña tienda para vender el anillo.
El dependiente lo sostuvo con cautela, examinándolo bajo la luz amarillenta. Al principio dudó; aquel objeto parecía demasiado valioso para ser vendido de manera tan apresurada. Sin embargo, la intensidad de sus gemas y el diseño único lo terminaron conquistando.
El tintineo de las monedas en la bolsa fue el primer sonido de su nueva vida.
—Pensé que te daría una suma muy baja por ese anillo — Comentó Sujhan, guardando las monedas con cuidado.
—Yo también lo creí — Respondió Maynor con una leve sonrisa— Me alegra que fuera justo. Con eso podrás empezar una nueva vida —
Ella bajó la mirada, conmovida —Con estos golpes que tengo, lo único que deseo es ser feliz… y encontrar a alguien que me valore —
—Lo mereces — Dijo él con firmeza— Y puedes estar tranquila, en el lugar al que vamos nunca hemos visto llegar personas importantes —
—Ese comentario me hace muy feliz —
—Es un pueblo pequeño — Explicó Maynor— La mayoría siembra sus cultivos y viven del trueque. No hay lujos, pero hay paz —
Seina cerró la puerta y, con un gesto de su magia, hizo que Sujhan flotara nuevamente en el agua. Cambió el agua, añadió frutos frescos del bosque para aromatizarla y comenzó a bañarla con cuidado, quitando su vestido y ropa interior. Lavó su cabello y luego la secó con un paño. Al notar cabello acumulado en piernas y zona privada, lo retiró con su magia.—Seina, mi hermosa hada… ¿De verdad no necesitas ayuda? — Preguntó Andy, curioso.—No, y no entres — Respondió ella, un poco roja.—Dime… ¿Está bien? — Insistió él, divertido.Seina, ruborizada, respondió con firmeza; —Es muy hermosa y merece respeto, además, es la esposa de su hermano ——¡Ufff! Eso fue cruel — Dijo Andy entre risas.—Ja, ja, ja… te lo mereces, mujeriego. Ella vale la pena, no puede estar con otro cerdo—Replicó Seina, colocando la bata recién hecha sobre Sujhan.Seina abrió la puerta con Sujhan detrás —Andy, ¡sal de la cama! Ya no puedo mantenerla más tiempo flotando, me estoy quedando sin energía — Ordenó Seina.—Te
—Luego investigaremos eso — Dijo Andy, con un ligero asentimiento— Será un gusto ayudarte a ser hechicera. Por ahora te pondré esta pulsera; es un intercomunicador. Si te transportas a algún lugar otra vez, me avisas e iré por ti. Es importante que, en cada situación, mantengas la tranquilidad ——Está bien — Susurró Sujhan, aún con el miedo latiendo en su pecho.—Iré a preparar un baño con varias sustancias para que recuperes energía — Continuó Andy— Por hoy no podrás hacer nada más. Regresaré pronto —Sujhan lo observó salir de la habitación, su mente girando con los recuerdos de su papá y la incertidumbre de lo que le depararían los clanes, su magia y el mundo que la rodeaba. Debía descubrir qué había pasado… y qué sucedería después.Al regresar, Andy preparó la tina, mezclando cuidadosamente varias sustancias mientras pronunciaba palabras mágicas. La mezcla se espesó lentamente, brillando con un leve resplandor.Al mirar a Sujhan, Andy sintió unas cadenas invisibles rodear su cuerp
—Nos parece que su espíritu se aferró a su hija — Respondió, casi con reverencia.—Maldición… aún me da problemas y no logro encontrarla — Murmuró Lessandro, mientras su mente corría entre planes y estrategias fallidas.Con determinación, salió del sitio, ocultando cuidadosamente la vasija, y se dirigió a la mansión de Norberto, con la intención de investigar si había alguna noticia sobre Sujhan o indicios de su paradero.Por otra parte, Seina voló lo más rápido que pudo hasta la mansión de Andy.—¡Andy! Debes ir a ver a Sujhan de inmediato, será mejor que la revises — Advirtió, con voz urgente.—Seina, déjame dormir… — Contestó él, somnoliento, dándose media vuelta y espantándola con la mano.—¡Andy! Sujhan está enferma o algo sucedió. Una luz salió de su habitación — Insistió Seina, su voz cargada de preocupación.Andy abrió los ojos de golpe y se incorporó, serio —¿Qué clase de luz? — Preguntó, su tono cambiando al instante.—Era blanca, cálida… y lo malo es que Sujhan está sin ene
Caminaba sin rumbo hasta que, de repente, se encontró en un campo abierto lleno de flores brillantes. Al fondo, un hombre esperaba, con la mano extendida hacia ella, invitándola a acercarse.El aire estaba impregnado de un extraño aroma a tierra húmeda y flores silvestres. Cada paso hacia él la llenaba de una mezcla de miedo y curiosidad, y un escalofrío recorrió su espalda mientras sentía que algo importante estaba a punto de revelarse.Al caminar hacia ese hombre, Sujhan se detuvo y lo reconoció de inmediato; Era su padre. Las lágrimas comenzaron a deslizarse por sus mejillas.—Te he estado esperando… —Dijo él con voz cálida— ¿Y dime, hija, has terminado tus estudios? ——Papá… no —Sollozó Sujhan— Desde que falleció usted, me han casado con el hijo del segundo al mando. Me han quitado todo… incluso mi magia ——Hija, eso tiene solución —Respondió él con firmeza, aunque con un dejo de tristeza— Debo irme, mi tiempo se agota. No temas y sé valiente, mi princesa ——¡Papá, no te vayas! —G
Al volver a entrar, encontró a Andy cerrando el libro. Él se levantó con calma, y con un suave gesto de su mano hizo que una luz flotante iluminara el centro de la casa. Se acercó a ella con esa sonrisa maliciosa que la ponía nerviosa.—¿Ya analizó mi propuesta? — Preguntó, con voz suave pero firme— Quiero irme a descansar, pero no lo haré hasta que me dé una respuesta positiva ——Es perder mi tiempo — Respondió ella, sin levantar la vista— Y la verdad no quiero saber nada del clan.Sujhan sacó el caldo de verduras y se sirvió en un plato. Se sentó a comer despacio, intentando ignorar su presencia.—Entonces me quedaré — Dijo Andy con naturalidad.Sin esperar invitación, tomó un plato, se sirvió comida y se sentó frente a ella, como si fuera su casa.—¡Oye! — Exclamó Sujhan, levantando la mirada con molestia— No tengo muchas verduras y gracias a usted debo esperar a que lo sembrado crezca naturalmente ——Ya eso te lo resolví — Replicó Andy con calma, apoyando los codos en la mesa— Ent
Andy se sorprendió de sus palabras y se dio cuenta de que debía ser extremadamente cuidadoso.— Lo lamento mucho. Nunca haría algo así. Vi cómo mi padre agredía a mamá, y cuando la mataron, abandoné todo para buscar paz — Explicó él.— ¿Por eso vives aquí? — Preguntó Sujhan.— Sí, me gusta la tranquilidad y la paz de este lugar — Contestó Andy.— Pensé que eras hijo único — Comentó ella.— Tengo dos hermanos más. Al mayor no lo soporto; peleamos desde jóvenes. Al otro apenas nos hablamos. Como tú, solo busco paz — Respondió él.— Entiendo, iré a botar el agua sucia— Sujhan desechó el agua usada lejos de la casa, observó la casita, el granero y los cultivos. Notó que sería perfecto tener árboles frutales alrededor de la cerca.Colocó sus manos sobre el árbol más viejo y habló en su idioma; pronto surgieron tres árboles; manzana, cas y limón, estratégicamente ubicados.— Bueno… el manzano no lo esperaba, pero estoy agradecida. Creo que esperan que socialice — Murmuró, mirando los frutos
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