Mundo ficciónIniciar sesión—Claro. Tengo un paño nuevo, te lo regalo —Sonrió Emili.
—No quisiera incomodar — Musitó Sujhan.
—No molestas para nada. Vengá, por acá; yo iré a preparar la cena y el cuarto —dijo Emili, guiándola.
Sujhan no recordaba cuántos días habían pasado desde la última vez que se había bañado. No olía mal, había esencias en su ropa, pero el agua caliente y la privacidad le supieron a lujo imposible. Frente al espejo notó un cuerpo cambiado; más delgado, la piel marcada por los golpes, el cabello pesado que le provocaba dolores de cabeza. No era la misma mujer que había sido.
—Señora Emili, ¿Me puede prestar una tijera, por favor? — Pidió, con decisión.
—Claro — Respondió Emili, ofreciéndola con una sonrisa comprensiva.
Sujhan se sentó, dobló la cabeza sobre el regazo y, con manos temblorosas, comenzó a cortar. Cada mechón que caía sobre el suelo era un pedazo de la vida que dejaba atrás; Menos peso, menos recuerdos pegados al cabello. Trató de dejarlo parejo; su respiración se hizo más lenta cuando terminó.
Mientras tanto, en el bosque y en otros rincones del mundo, el corte parecía vibrar como una campana; Los líderes de los clanes percibieron un cambio sutil, un viento que anunciaba tiempos difíciles.
Andy, por su parte, se acercó al lago y comprobó una vez más el escudo que protegía la aldea. No era el único sello que tenía pensado tejer. Sabía que había más defensas por levantar y más hilos por unir.
—Andy, ¿Estás seguro de lo que haces? — Preguntó Anfu, un elfo de mirada antigua que se había quedado a vigilar— Mi padre se enfurecerá si cuidas de una hechicera en nuestro territorio —
—Anfu, tus bosques son lo más seguro para ella ahora — Respondió Andy— No sé exactamente qué quiere mi padre, pero si lo logra será lo más peligroso que enfrentemos—
Gusto, la voz grave de un duende, intervino con preocupación palpable; —¿Crees que intentarán despertar a los siete antiguos ancestros oscuros? Si ese fuera el objetivo, ella sería la única salvación de todos. Posee el poder espiritual de los siete clanes; Hadas, Elfos, Ninfas, Centauros, Sirenas, Duendes y Hechiceros —Su rostro se cerró— Me preocupa que algo grave esté comenzando —
—Por eso estamos aquí — Replicó Andy— Ya hubo dos movimientos; el asesinato del patriarca y el matrimonio forzado con mi hermano para la transferencia de poder. Si obtienen su fuerza, podrían abrir la vasija donde yacen los antiguos —
—Pero ahora mismo ella no tiene magia — Objetó Melany, una sirena— Y la vi en la tienda; Te tiene miedo —
—Lo sé — Dijo Andy— Por eso necesito algo de sus… representantes. Seina, si me prestas polvo estelar de hada; Ninf, un mechón de tu cabello de ninfa; Melany, una escama tuya de sirena; y Gusto, algo de tu trebol—miró a cada uno con sinceridad— Con esos elementos podré tejer un hechizo de protección sutil; No le devolverá la memoria entera, pero le dará luz cuando intenten lanzarle un olvido o una anulación. También añadiremos un toque de confianza —Se volvió hacia el duende— Un poco de tu trébol ayudará a que recupere seguridad —
—No confío en nada, confío en que los duendes odian los engaños — Respondió el duende, sonriendo con ironía— Lo haré —
—Gracias a todos — Dijo Andy— No pensé que vendría —
—Yo lo convencí — Aclaró Milor un centauro, con calma— Esto nos compete a todos. Si se abre la vasija, no habrá clan que quede intacto —
El grupo se despidió; Los centauros volvieron a su manada, las sirenas regresaron al río, las hadas al claro y los duendes se perdieron entre las raíces. Quedó Milor caminando junto a Andy un momento más.
—Los centauros cuidan de su manada — Dijo Milor— Si tenías dudas sobre por qué es crucial protegerla, ahora ya no deberían existir —
—No dudo del porqué — Contestó Andy— Me pregunto solo si ella podrá dejarse amar. En la tienda la vi con el corazón encadenado; teme abrir el cerrojo al afecto —
—Eso se logra con tiempo y cariño —Milor abrió la boca para añadir algo más, pero el crepúsculo reclamaba su regreso al bosque— Cuidado con enamorarte, Andy. Sabes cuál será su destino —
—Lo sé — Contestó Andy en voz baja.
Antes de marcharse, Andy abrió un portal con su magia y regresó a su hogar. Las palabras de Milor resonaron en su mente mientras entraba a su laboratorio; “Cuidado con enamorarte.”
Sin detenerse demasiado en la reflexión, se puso manos a la obra. Preparó ungüentos, midió polvos, mezcló escamas y pétalos en frascos de vidrio. Pensó en lo que Sujhan sabía de la magia; Si recordaba el arte antiguo, podría acelerar su entrenamiento; si no, tendría que empezar desde lo más básico, reconstruyendo la confianza y la potencia desde el cuerpo, los sentidos y los pequeños gestos.
Mientras removía con cuidado una mezcla que olía a tierra y mar, se preguntó cuánto quería y podía recuperar ella. Y, sin darse cuenta, anotó en su libreta una lista; Ejercicios para la respiración, pequeños rituales de luz. Luego cerró la libreta y dejó que la idea de protegerla se mezclara con la posibilidad de que esa protección le enseñara también a él a no perderse.
Al día siguiente, Sujhan despertó y salió de la casa de Maynor. Caminó despacio alrededor del lugar, absorbiendo la frescura del aire y dejando que sus pasos la llevaran hacia el bosque. Buscaba un sitio donde la tierra fuera fértil, donde pudiera sembrar y comenzar de nuevo. A lo lejos, el sonido de una cascada de agua acompañaba sus pasos.
Al llegar al río, se quitó los zapatos y se adentró un poco en el agua, lo suficiente para mojar sus pies. Pequeños peces nadaban entre ellos, y por un instante, el mundo parecía tranquilo.
—Buenos días — Dijo una voz detrás de ella.
Andy apareció sin hacer ruido, y Sujhan se sobresaltó. Al girarse, resbaló y cayó al suelo, golpeando su cadera y empapando su vestido.
—Lo siento, no quería asustarte — Dijo él con rapidez— Solo quería entregarte esto, un medicamento para que te sientas mejor y puedas empezar a ocuparte de tus necesidades… bueno, teniendo en cuenta que antes eras hechicera —
—Gracias… — Contestó ella, todavía con el corazón acelerado— La verdad es que no sé mucho de magia. Mi padre apenas comenzaba a entrenarme cuando lo asesinaron; solo sabía lo básico —
—Comprendo. Aún así, te pido que te tomes esto — Insistió Andy, ofreciendo el frasco con firmeza.
—No estoy segura — Replicó Sujhan— Prefiero sanar de manera natural si es posible, pero gracias por el ofrecimiento —
Andy frunció el ceño, frustrado por su obstinación; La joven estaba gobernada por su orgullo, y él solo quería ayudarla.
—No soy él — Dijo con firmeza— He sido muy claro. Estás desnutrida, y si empiezas a trabajar la tierra así, no sobrevivirás ni media mañana. Por favor, tómalo —
—Está bien… —Sujhan suspiró— Me lo llevaré y lo beberé si es necesario, gracias —
—Eso es algo — Murmuró Andy, con una mezcla de alivio y exasperación— Eres difícil, lo admito —
—Si no te agrada, simplemente aléjate — Replicó ella, comenzando a caminar de regreso a la casa de Maynor, recogiendo sus zapatillas.
—¡Oye! ¿Qué te he hecho? —dijo Andy, elevando la voz un poco— Solo te ofrezco algo para que mejores y así desprecias mi ayuda —
—No te he pedido nada — Respondió Sujhan, enfadada— Solo quiero…—
—No lo digas — Interrumpió Andy, tapándole la boca— Estamos en luna llena, y tus deseos podrían ser peligrosos —







