Mundo ficciónIniciar sesiónSujhan retrocedió, asustada, pero respondió con firmeza —No tengo magia, así que mis deseos ya no pueden afectarte — Y retiró la mano de su boca, enojada.
—Solo respeta las leyes, preciosa, y por favor toma esto — Insistió él, con suavidad, pero con determinación.
—Está bien, lo beberé. Pero aléjate de mí — Dijo ella, mirándolo con desconfianza.
Sujhan bebió el contenido del frasco sin hacer caso al sabor, ignorando su efecto.
—Lo entiendo — Dijo Andy— No te he hecho daño. Me esforzaré para que dejes de verme como un enemigo o como ese hechicero que te lastimó —
—Debo buscar un lugar donde vivir y hacer todo lo que una ex hechicera normal haría—Replicó ella— Al no tener magia… necesito independencia —
—¿Quieres que te ayude? Hoy tengo algo de tiempo — Ofreció Andy.
—Quiero estar sola — Contestó Sujhan— Si no te molesta —
—Vamos, nada te cuesta conocerme — Insistió él— ¿Qué te incomoda de mí? ¿Mi cabello, mis ojos, mi cara, mi personalidad, el color de mi piel? —
—¿Por qué quieres ayudarme? — Preguntó ella, recelosa.
—Aquí somos pocos — Explicó él— Queremos que todos convivan bien y nadie se sienta incómodo. Eres nueva aquí —
—Comprendo… Entonces, ¿Puedes cambiar el color de tus ojos? — Preguntó ella, con un dejo de curiosidad.
—Me gustan verdes, pero si eso te hace sentir más cómoda, los pondré cafés claros. Espero que así dejes de verme con desprecio —
—No es desprecio — Dijo Sujhan— Estuve cuatro años casi encerrada, siempre vigilada. Incluso los pocos momentos fuera de mi habitación estaban llenos de miedo a cometer errores. Todo eso me hizo desconfiar de los hechiceros —
—Pero no le temes a Maynor — Comentó Andy mientras caminaban de regreso a la casa.
Ella asintió levemente, recogiendo sus pensamientos. Mientras avanzaban, los árboles susurraban, el río continuaba su canto, y la sensación de estar en un mundo seguro comenzaba a filtrarse en Sujhan, aunque su corazón aún se mantuviera a la defensiva.
— Él no tiene magia y sabía que podía confiar en él, al menos un poco. No pretendo ser capturada ni regresar a ese martirio. Si volviera, seguro me matarían — Respondió ella, apretando los labios.
— Durante esos cuatro años te golpearon — Comentó él, con el ceño fruncido.
— El primer año no — Aclaró Sujhan— Me defendía si era necesario. Pero luego, el padre de ese hombre llegó con dos agentes y me anularon la magia. A partir de ahí, alegó que debía obedecerlo por ser mi esposo. Después vinieron los enfrentamientos; Le pedí el divorcio porque era infiel y, como castigo, me encerraba y comenzó a agredirme —
— Entonces… estabas casada. ¿Y durante ese tiempo lograron al menos convivir un poco en paz? — Preguntó Andy, con un dejo de incredulidad.
— Lo era, pero no pienso regresar con ese hombre. Un papel no define mi vida. Además, el matrimonio no se consumó, así que con más razón puedo rehacer mi vida — Dijo Sujhan, con firmeza.
Andy asintió, satisfecho de que su hermano no hubiera logrado tocarla. Era buena noticia; El plan de su padre había fracasado en parte, y eso le daba tiempo para ayudarla a recuperar fuerza y, eventualmente, magia.
Sujhan, intentando cambiar de tema, miró alrededor del bosque.
— Me gusta mucho este espacio. ¿Crees que me dejarán quedarme aquí? — Preguntó con un hilo de esperanza.
— Aquí nada es de nadie — Respondió Andy— Puedes usarlo como quieras. ¿Quieres que te ayude a construir una casita? Puedo cortar unos árboles y transformarlos en un refugio —
— No es necesario — Dijo Sujhan— Los elfos y duendes se enojan cuando cortan árboles sin permiso. Basta con pedirles y ellos harán la casa —
— De acuerdo, de muéstrame cómo — Dijo Andy, sonriendo.
Se acercaron a un pino viejo. Sujhan colocó las manos sobre el tronco y recitó unas palabras. De inmediato, raíces y ramas comenzaron a entrelazarse, tomando forma de una pequeña casa. Incluso se formó una cerca alrededor de un terreno para sembrar.
— ¿Esas palabras son el idioma de ellos? — Preguntó, sorprendido.
— Sí — Dijo Sujhan— Sé todos los idiomas de los clanes, y por eso mi entrenamiento como hechicero tardó tanto —
Sujhan sonrió, satisfecha con el resultado — Iré a traer las herramientas y cosas que necesito —
— Te acompaño — Dijo Andy.
— ¿De verdad? ¿No tienes nada más que hacer? — Preguntó ella, sorprendida.
— No seas cruel. Estamos conversando. Pensé que teníamos un pequeño avance. ¿Cuántos años tienes? —
— Veintidós — Respondió Sujhan.
— ¿Quieres saber los míos? — Preguntó él con un tono juguetón.
— No — Dijo ella, cruzándose de brazos y sonriendo con ironía.
— Ja, ja, ja… eres cruel — Rió Andy— Eso explica por qué tu esposo alegó que debías obedecer. Pero bueno, tengo veinticinco, no estoy casado, no tengo hijos, me gusta ayudar y curar enfermos, y disfruto estar aquí —
— Demasiada información — Respondió Sujhan, algo herida— No fue mi intención ofenderte… al principio quería conocerlo y convivir con él, pero nunca me dio la oportunidad. Desde el primer día me agredió de palabra —
— Lo lamento mucho — Dijo Andy, serio.
— Ya no importa — Suspiró ella— Aquí tengo una nueva oportunidad de vivir y esconderme en el bosque, por lo que me quede de vida —
— Ja, ja, ja, no seas ermitaña — Dijo Andy, divertido— Déjanos ser tus amigos, al menos darnos la oportunidad —
Mientras caminaban hacia la casa, Andy comenzó a imaginar cómo ayudaría a Sujhan a recuperar su magia. Apenas sabía lo básico, pero eso tenía una ventaja; podría guiarla desde cero y hacer que su poder renaciera más fuerte que antes.
Su desconfianza era un factor importante, y acercarse a ella era completamente complicado. Estaba a la defensiva e insegura de sí misma.
Sujhan recogió lo poco que había logrado comprar y se dirigió de regreso a la cabaña.
— ¿Sujhan, qué piensas hacer? — Preguntó Andy— La cabaña quedó muy bonita; incluso le pusieron una chimenea. Pero vas a necesitar cosas para la casa; Una cama, utensilios para cocinar, sábanas, ropa para el invierno…—
— Por ahora debo preparar la tierra para sembrar y construir un desvío en el estanque—Respondió ella, cautelosa— Lo demás puede esperar. No puedo malgastar mi dinero por si debo huir de nuevo de esos hechiceros —
— Puedo ayudarte con algunas cosas, al menos con la cama y las sábanas — Insistió Andy.
— No quiero molestar. Solo quiero estar sola — Dijo ella, tajante.
— ¿Por qué insistes en estar sola? — Preguntó él, frunciendo el ceño.
— Me traicionó mi propio clan. ¿Qué te hace pensar que puedo confiar en alguien o en usted? — Respondió con frialdad.
— Pero siempre hay hechiceros que están para ayudarnos, y no todos somos malos. Me gustaría que nos des una oportunidad. ¿Qué pierdes? — Dijo Andy con paciencia.







