Capítulo 5.

Pestañeo un par de veces, esperando que ella me diga que todo esto es una broma, pero como mantiene su silencio, me doy cuenta de que dice la verdad…

¿Es en serio?

—¿Qué? —pregunto confundida.

—No te preocupes, tu no tienes que saber nada, solo tienes que prestarme tu cuerpo por un par de meses y luego de eso toda esta pesadilla terminará.

—No, eso jamas —me niego en rotundo, dejando mi actitud pasiva—. Si usted quiere un bebé concibalo por su cuenta, las dos somos mujeres…

—No, conmigo no funcionaría para lo que necesito…

Entonces lo entiendo, esta maldita loca es una de esas niñas “ricas” que creen que pueden comprarlo todo por tener dinero, pero yo no soy algo que se pueda comprar, y absolutamente no voy a quedar embarazada por el capricho de esta tipa.

—No lo haré, punto final —me niego en rotundo.

Ya sin importarme nada, me giro en dirección a la puerta, dispuesta a marcharme, cuando uno de los aterradores guardias de Sophia me cortan el paso, y me obligan a retroceder nuevamente.

—De acuerdo, entonces despídete de tu padre —me amenaza Sophia.

—¿Qué? —pregunto aterrada.

—Tu pobre papá, tendido en una cama y con solo una pequeña máquina que lo ayuda a respirar, seguramente sería una pena que esa máquina falle esta noche, y tu tengas que despedirte de él para siempre.

Entonces siento como si un balde de agua fría me cayera encima, y observo a Sophia a los ojos nuevamente temerosa, sin poder creer en sus palabras.

—No lo harias, eso es homicidio —me niego aterrada.

—¿Homicidio? No, en absoluto, ¿Acaso no lo escuchaste? La máquina falló, nadie podría culparme por la muerte del señor Galloway —se niega ella con malicia.

—Pero… —mi voz se corta— No lo harias, no puedes…

—Si puedo, ese hospital es parte de las propiedades de mi prometido, así que yo podría hacer lo que quiera con tu querido papá, solo una llamada mía y le dirás adiós para siempre.

Dejándome llevar por el pánico, caigo de rodillas mientras lloro, pensando en mi padre.

No puedo permitir que le haga daño, él es la única familia que tengo, el único que luchó por mí y me dio la vida que tengo, no puedo dejar que una mujer tan ruin como Sophia Silverstorm le haga daño.

—¿Quieres salvarlo? —pregunta ella con malicia— Descuida, puedes hacerlo, solo debes firmar estos documentos y darme tu cuerpo por 9 meses, luego de eso yo te daré un millón de dólares y podrás terminar con todo esto.

—¿Un millon de dolares? —pregunto confundida.

—Por supuesto querida, estamos haciendo un trato, las dos obtendremos algo por tu sacrificio. Solo debes firmar estos papeles y aceptar gestar a un bebé por 9 meses, luego de eso obtendrás más dinero del que verás en toda tu vida, y tu papá estará a salvo, ¿No es un buen trato?

Aunque quiero volver a negarme, pues todo esto me parece una locura, al ver la expresión decidida de Sophia y todos esos aterradores hombres a mi alrededor, me siento obligada a volver a ponerme de pie y acercarme a ella, intentando tomar uno de esos documentos para leerlo, pero siendo detenida por Sophia que pone una de sus manos sobre los papeles y me lo impide.

—No puedes hacer eso, ¿Acaso dudas de mis palabras? —pregunta ella con malicia.

—No puedo firmar algo sin leerlo… —intento negarme.

—Por supuesto, ¿Pero acaso tienes tiempo para leer?

Sin previo aviso la televisión plasma de la sala se enciende, y en esta puedo observar la blanca habitación de hospital de mi padre, donde tres hombres vestidos de negro entran y se paran al borde de la cama, mirando hacia la camara de manera amenazante.

—¡No! ¡No pueden! —grito aterrada.

—Ya te lo dije Christina, los accidentes pasan, pero tu tienes la forma de evitarlo, solo firma los documentos y todo terminará…

Comprendiendo ahora que esto no es una broma y ella de verdad está dispuesta a dañar a mi padre, no tengo más opción que ponerme de rodillas frente a la mesa de café, y tomando una pluma, plazo mi firma temblorosa en los papeles sin leerlos, firmando varias hojas sin entender nada de lo que dicen, hasta que Sophia me los arrebata.

Tomando los papeles, Sophia se asegura de que mi firma esté clara y bien plasmada en todos los documentos, cuando ella finalmente sonríe complacida.

—Bien hecho Christina, ahora podemos continuar… —dice ella con la misma voz suave y manipuladora.

Antes de que pueda preguntar a que rayos se refiere, uno de esos hombres que la acompañan se acerca a mi y sin previo aviso cubre mi cabeza con un saco negro, mientrs otro de ellos me toma de los brazos y me obliga a ponerme de pie, arrastrandome hacia uno de los sofas.

Grito desesperada e intento luchar, pero sin poder resistirme, siento como algo frío pincha mi brazo y luego como mi mente comienza a nublarse.

—Tranquila… —dice Sophia acercándose a mí y tomando mi mano— Cuando despiertes, estarás en la habitación de tu padre, y serás una mamá…

Una vez más quiero gritar y preguntar qué rayos está pasando, ya que todo esto es una absoluta locura.

Pero con mis ojos cubiertos por ese saco negro, y siendo retenida a la fuerza por esos hombres, mis mente se nubla tanto que comienzo a quedar inconsciente.

—Llamen a la doctora —escucho que dice Sophia antes de que yo quede completamente dormida—, diganle que tenemos a la madre, que nos espere lista para la inseminación.

Entonces todo se vuelve negro en mi mente…

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
capítulo anteriorcapítulo siguiente
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP