Mundo ficciónIniciar sesiónSINOPSIS Elise Vanderbilt ha pasado tres años en un matrimonio arreglado donde jamás recibió amor, solo indiferencia. Era bien sabido por todos que el corazón de su esposo pertenecía a otra. Cuando finalmente pide el divorcio, se libera de las cadenas que la mantenían oculta y revela la mujer brillante, fuerte y desconcertante que siempre fue: una cirujana prodigio, una mente privilegiada y una presencia imposible de ignorar. Kristian Lebedev cree tener su vida resuelta junto a Joanne Osborne, su primer amor, una mujer dulce en apariencia, pero calculadora hasta la médula. Pero todo cambia cuando Elise decide marcharse. Cada vez que la ve, Kristian descubre una faceta distinta, un misterio nuevo… y un deseo que nunca pensó que sentiría por ella. Su mundo, antes ordenado, se llena de grietas que solo se abren más cada vez que su exesposa aparece. Entre celos, orgullo y verdades no dichas, ambos se enfrentan en un tira y afloja intenso, donde la tensión crece y los límites se desdibujan. Cuando el pasado de Elise comienza a salir a la luz —y Kristian comprende lo poco que la conoció—, descubrirá que la mujer que dejó ir puede ser su mayor pérdida… o la única capaz de salvarlo del caos que lo rodea.
Leer más7 Boris RomanovEl sonido del timbre se escucha por toda la casa.—Que fastidio —murmura Elise, no le gusta que la interrumpan.Elise sigue hojeando un par de libros de medicina que le dejó su viejo mentor, estaba sentada en el suelo de su sala con rayos x, exámenes de sangre, y otros exámenes de un paciente. Está concentrada, con el ceño fruncido y un lápiz entre los dedos, haciendo pequeñas anotaciones en los márgenes. Apenas ha dormido, pero no le importa. Es su rutina y la disfrutaba.El sonido del timbre rompe de nuevo la quietud del lugar. Elise suspira de mal humor, hunde el ceño con fastidio y deja el lápiz sobre la mesa. No esperaba a nadie y está tentada a dejarlo esperar a ver si se va solo.Camina hacia la puerta y, al abrir, se encuentra con una sonrisa demasiado familiar, su amigo de la infancia Boris Romanov.—¿Qué haces aquí, Boris? —pregunta, alzando una ceja.—Candy me dijo que volviste, jefa —responde él con evidente emoción— ¿De verdad te vas a divorciar?Elise cru
6 Nadie le gana a la señora Lebedev—Señor Lebedev, la señorita Joanne Osborne esta afuera sin cita e insiste en verle —dijo Jack siempre serio, pero con un suspiro cansado solo de pensar en esa Joanne cerca de su jefe.“Nadie le gana a la señora Lebedev, no entiendo que le ve el jefe a esta ex con cara de ingenua” piensa Jack con ganas de decirle algo a su jefe, pero eligiendo ser prudente y callando.—Hazla pasar —dijo Kris, suspira pellizcando el puente de su nariz sintiendo la tensión acumulándose en sus hombros.Poco segundos después la sonrisa dulce de Joanne, el cabello negro recogido en una media coleta con un lindo lazo blanco grande, un hermoso vestido blanco luna. Se veía angelical, dulce e inocente igual como cuando eran niños.—Vine a visitarte —dijo caminando con elegancia hasta sentarse frente a él con solo el escritorio entre ellos.—Me encanta tenerte aquí —le dijo con una sonrisa que no enseñaba sus dientes, pero así era Kris.Y así era, verla le hacía sentir bien, p
5Su porte sigue siendo imponente, con ese tipo de presencia que impone respeto solo con mirarlo. Pero lo que más la sacude no es verlo a él, sino a la mujer que lo acompaña: una morena de cabello negro como el azabache, piel clara y ojos oscuros que brillan con un resplandor especial cuando se posan sobre Kris.Por un momento, Elise no puede moverse. Lo mira, y siente cómo una punzada de tristeza le atraviesa el pecho. Tres años de matrimonio que al final terminan reducidos a ese instante incómodo, con los dos fingiendo que son simples conocidos.Kris da un paso hacia ella.—¿Qué haces aquí? —pregunta, con la voz más tensa de lo que quisiera.—De compras —responde Elise, manteniendo el tono neutral, intentando disimular el temblor que amenaza con traicionarla.Kris desvía la mirada hacia el hombre que la acompaña.—¿Y él es?Antes de que Elise diga algo, el doctor Spencer extiende una mano cordial.—El doctor Spencer River, colega de Elise.Kris ni siquiera la toma. Solo a
4—¿Te parece que juego? —responde con voz dura con el acero con una mirada afilada que hizo que Monet diera un paso atrás.Los familiares se miran entre sí, incrédulos. ¿Ella? ¿La esposa callada, discreta, la joven que siempre parecía invisible en las reuniones respondía de esa manera? Lo que ellos no sabían es que ella no era así de sumisa, porque ese era su papel, le gustaba su esposo y los trataba bien, pero si ya estaban a punto de divorciarse ¿para qué molestarse?—¿Qué dijiste? —Pregunta Monet respirando entrecortadamente. Yelena aprieta los labios, indignada. —Esto es una locura. No confiaré en… —Hazlo —Kristian interrumpe con voz seca y tranquila, sin alzar la mirada de su padre.—¡Kristian! —gritan madre e hija al mismo tiempo.—Los doctores no nos mentirían, si dicen que ella puede operar es porque puede.—Esto es absurdo —resopla su hermanita, Monet no podía creer que su hermano dejara que esa mujer inútil entrara en el quirófano, que pusiera las manos en s
3El asistente se queda con el sobre en la mano, sintiéndose helado. Sabe que esa firma puede cambiarlo todo.—¿Cómo le digo eso a mi jefe?Al mismo tiempo, en la oficina privada de la empresa, el teléfono de Kristian suena. En la pantalla aparece un nombre que lo hace fruncir el ceño: mamá. Contesta con un suspiro pensando que solo quiere más dinero.—¿Madre?La voz de Yelena suena alterada, quebrada.—Kristian… hijo, tienes que venir al hospital ahora mismo. Tu padre… tu padre sufrió un atentado —los sollozos y múltiples ruidos se escuchaban del otro lado.Él se queda congelado en su silla, el corazón le golpea el pecho.—¿Qué dices? ¿Cómo que un atentado? —cuestiona las palabras de su madre.—Le dispararon, Kris. Está grave. No sé si resistirá. Necesitas venir ya tus hermanos están de camino —habla la mujer con urgencia.—¿A quién le dispararon, madre? —pregunta Kris hundiendo el ceño, su cerebro tratando de comprender.—¡A tu padre! Apresúrate, estamos en el hospital de
2. Compite—Abuela, él no dijo nada. Pero puedo notarlo —dijo ella evadiendo su mirada, no quería que la vieran de una forma tan vulnerable— no quiero estar con alguien que no me ama… —los ojos de Elise se enrojecieron, pero las lágrimas no las deja caer. Había intentado llegar al corazón de Kristian, pero al parecer nunca se acercó ni siquiera un roce.—Sé que algo hizo —dijo la abuela.—Eso no es lo importante, necesito esto y por eso vine con ustedes —les habla de modo suave y calmante sirviéndoles el té que la abuela Larisa trajo.Elise sale de la mansión de los abuelos Lebedev con el corazón más ligero. La conversación había sido dura y larga, pero finalmente logró tranquilizarlos. —Ve con cuidado, y visítanos pronto —dijo Nelia, despidiéndose ella misma de Elise en la puerta.Sergei y Larisa, aunque enojados al principio con su nieto, terminaron aceptando su decisión. Prometieron no armarle problemas a Kristian y, sobre todo, entendieron que ella no quería quedarse con alg
Último capítulo