Me enamoré del hombre equivocado

Me enamoré del hombre equivocado ES

Romance
Última actualización: 2025-12-05
dayiEscritora  Recién actualizado
goodnovel18goodnovel
0
Reseñas insuficientes
13Capítulos
12leídos
Leer
Añadido
Resumen
Índice

—¡Mi error fue aceptar venir a esa maldita boda! ¡Jamás debí complacer a Ryan, así no te hubiera conocido! —Sus palabras me duelen como no tiene idea, y decido que estoy cansada de recibir tantas ofensas y ser humillada sin razón. Me limpio las lágrimas, agarro mi bolso y voy hasta la puerta. Con la mano en el pomo trago saliva con dificultad y giro el rostro para enfrentarlo una última vez, aunque de esta confesión me arrepiente luego. —Y el mío haberme enamorado del hombre equivocado. Tienes razón, jamás debiste haber venido, y te aseguro que esta será la última vez que te cruzarás conmigo. * * * La noche antes de casarse, Isabella le confesó sus dudas a un hombre que la dejó temblando... sin saber quién era. Al día siguiente, lo ve en el altar: de padrino y tío de su futuro esposo. Él sabe su secreto. Ella sabe que cometió un error fatal. Y cuando la boda se detiene, ambos quedan atrapados en una guerra peligrosa: un padrino empeñado en impedir el matrimonio, y una novia que ya no está segura de nada, salvo de lo que siente por el hombre incorrecto.

Leer más

Capítulo 1

Capítulo 1

~24 de diciembre, un mes después de la boda fallida~

Isabella

El agua caliente cae sobre mis hombros como si intentara arrancarme el mes más agotador de mi vida. El vapor empaña los cristales y me siento pequeñita, casi igual que hace tres años atrás, cuando quería desaparecer sin dejar rastro.

No me siento así porque se haya detenido la boda, ni porque me hiciera ilusión tal cosa, sino por él: por Evans. El tipo que casi arruina  mi relación con la única persona que creyóen mí y me salvóla vida; el que se ha quedado a vivir aquí “solo por un tiempo”; el que pasa por mi lado como si yo fuera un error que su sobrino recogió del suelo.

Y aun así…

No puedo fingir que no siento cómo mis piernas tiemblan cada vez que escucho sus pasos por el pasillo. No puedo no sentirme culpable cada vez que cierro los ojos e imagino sus manos recorrer mi cuerpo y sus labios saborear mi boca. Estoy perdida; perdida en él, perdida en su presencia que solo me hostiga y discrimina; dependiente de sus constantes insultos que en lugar de odiar me impresionan porque siento que muy en el fondo, hay algo más que desprecio.  Me aferro a la posibilidad de que por dentro sepa quien soy y que todo esto ha sido un malentendido más.

Cierro los ojos y dejo que el agua me dé un segundo de paz. Un solo segundo... uno que es interrumpido cuando la puerta del baño se abre de golpe.

Me sobresalto, y abro los ojos.

—¿Qué haces aquí? —pregunto desde detrás del cristal, apretando los brazos contra mi pecho aunque sé que él puede verme igual.

Evans ni se inmuta.

—Lo mismo que tú —responde con la voz ronca, acercándose al inodoro—. Usar el baño.

—¡Estoy desnuda! —murmuro entre dientes, un poco avergonzada por su poca vergüenza.

—No me digas —contesta sin voltear, como si mi desnudez fuera la cosa menos interesante del planeta… aunque sus hombros tensos dicen lo contrario.

Se baja el cierre del pantalón y empieza a orinar, como si no hubiera una persona vulnerable a un metro de él, detrás de una puerta de cristal casi inexistente.

Me giro hacia la pared, sonrojada, y no puedo evitar deslizar la esponja  por mi cuello, bajándola hasta mi cintura para trasladarla a mis nalgas. Él cree que puede acosarme cuando le venga en gana, y yo sé que tengo el poder de enfrentarlo fingiendo ser todo lo que dice de mí: una descarada, provocadora y aprovechada mujerzuela de quinta que seduce y destruye a los hombres. 

—Podrías esperar a que yo salga…

—Podrías haberle dicho la verdad a mi sobrino desde el principio.

Me muerdo el labio. Ahí está, otra vez: la acusación, el veneno, las mismas palabras de siempre.

—¿Sigues creyendo que soy una oportunista? —cuestiono, harta, vomteándome para que vea como me acaricio el cuerpo enfrente suyo.

—Claro que lo eres —responde sin levantar la voz, pero con esa frialdad que corta, ocultando que me desea tanto como yo a él, por más que lo niegue—. Se nota en la forma en que caminas por esta casa. Como si ya te perteneciera.

—No me pertenece nada —respondo, sin interés.

—Exacto. Y nunca te va a pertenecer.

Cruza los brazos, apoyándose contra el lavabo, mirándome como si pudiera atravesar el cristal, la piel y todos mis secretos a la vez.

—Tú no me conoces como piensas —susurro.

—Te conozco suficiente —contesta, haciendo referencia a la unica vez que me abrí a alguien, aquel día en que confié a un extraño mis problemas dando paso a que se convirtiera en mi enemigo—. Lo que no entiendo es cómo puedes dormir tranquila sabiendo que juegas con él.

—¡No juego con nadie! —exploto, empapada, con el corazón latiéndome en el cuello.

Evans aprieta los dientes. Algo en él se rompe, o se libera, no sé muy bien.

—Dilo sin temblar —me desafía.

Me acerco un paso hacia la puerta de cristal, sin pensar.

—No. Jugué. Con. Nadie.

—Mentira —responde él, abriendo la puerta de golpe.

El vapor se escapa y el aire frío me golpea la piel. Me cubro instintivamente, pero él entra igual. Entra conmigo, bajo el agua, bajo el vapor, bajo todo. Y recorre mi cuerpo descaradamente. No puedo evitar fijarme en su erección, y comienzo a enloquecer por dentro.

La puerta se cierra detrás de él con un golpe seco, me sobresalto, pero no me rindo. Levanto la cabeza y trato de igualar su altura, lo cual es imposible, pero lo intento.

—Sal —murmuro, retrocediendo hasta que mi espalda toca la pared húmeda.

—No hasta que termines de hablarme como si fueras inocente, me encanta tu jueguito —dice, pegándose a mí sin tocarme, pero muy cerca.

Demasiado cerca.

El agua cae sobre su camisa, empapándola al instante, pero él ni parpadea.

—Estás cruzando un límite —le digo con la voz temblando.

—Y tú llevas un mes cruzando el mío —susurra, clavándome la mirada—. Caminas por esta casa como si fueras inocente, queriendo arruinarle el futuro a Ryan.

—Yo no pienso arruinar nada —respondo—. Tú apareciste y me quieres destruir la vida.

Él respira hondo, fuerte, y su mandíbula se tensa.

—Ojalá fuera tan fácil destruir algo que no existe —dice—. Porque tú… tú no lo amas.

Le doy un empujón en el pecho, pero él apenas se mueve.

—¡Cállate!

Sus manos me atrapan la muñeca antes de que pueda volver a empujarlo. No fuerte, no dañando… solo deteniéndome. Como si necesitara callarme y al mismo tiempo no pudiera dejar de escucharme.

—No te soporto —susurro.

—Yo tampoco te soporto —responde.

Y el silencio se vuelve insoportable. Sus ojos bajan a mi boca, los míos a la suya, y siento que en cualquier momento va a perder los papeles, y yo estoy muriendo porque los pierda y se le olvide dónde.

—Esto que quiero hacer, no debería pasar —dice bajito, con rabia, y me vuelve loca.

—Yo quiero que pase.

Desplegar
Siguiente Capítulo
Descargar

Último capítulo

Más Capítulos

También te gustarán

Romances Relacionados

Novos lançamentos de romances

Último capítulo

No hay comentarios
13 chapters
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP