Las Alas Del Amor

Las Alas Del AmorES

Cristina75vera   Recién actualizado
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Resumen
Índice

Nicky Collins es hermosa, independiente y temeraria, cualidades que la llevaron a convertirse en teniente de aviación del gobierno, lejos de las sombras del imperio aeronáutico construido por su padre. Sin embargo, tras la trágica muerte de éste en un misterioso accidente aéreo, Nicky se ve obligada a asumir el control de la empresa familiar. Lo que no esperaba era enfrentarse a una madrastra ambiciosa con sus propios planes... ni cruzarse con Alan Parker, el carismático y seductor magnate de un conglomerado de aerolíneas comerciales, a quien culpa por la muerte de su padre. Ahora, entre traiciones, secretos del pasado y una atracción imposible de ignorar, Nicky deberá decidir si puede confiar en el hombre que amenaza con derribar no solo su imperio… sino también sus defensas.

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Lo que soy
ActualidadDesierto de Mojave, base aérea EdwardCerca de Los ÁngelesNickyVivir en un mundo de hombres ya es una maldita guerra perdida, pero que esa misma presión te carcoma desde tu propia familia, eso es lo que termina de volverte mierda por dentro. Puedes matarte estudiando, ser la primera en todo, sonreír como una imbécil para cumplir con el papel de hija perfecta, y aun así no alcanza. Jamás alcanza. Porque si no te acomodas al molde rancio que tu sangre te exige, entonces da igual todo lo que logres. Da igual cuánto sangres.Te hartas. Te revientas por dentro de tanta hipocresía y de tanto aplauso que nunca llega. Y un día decides que, si vas a cargar con el fracaso, al menos que sea por elegir tu propio camino. Que, si vas a ser una decepción, entonces lo serás a tu manera. Buscas tus propias metas, tus propios desafíos, construyendo algo solo para vos, como quien escupe en la cara de todos los que nunca creyeron: “No soy suficiente para ustedes, pero mírenme, carajo, miren
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Dos días despuésNew YorkNickyDicen que un segundo nos puede cambiar la vida, y no es una exageración, es una condena disfrazada de realidad. Ese segundo no avisa, no pide permiso, solo entra a tu vida como una patada directa en el estómago. Un suspiro, una palabra, una llamada, y todo lo que conocías empieza a desmoronarse. Es un minuto de absoluta brutalidad. La tierra bajo tus pies se resquebraja y, de repente, te enfrentas al abismo.¿Y qué haces? ¿Te quedas ahí, mirando como el mundo te arrastra? No, no hay tiempo para eso. El caos no espera. Lo que sí te queda es cómo manejas las ruinas después. Porque lo peor no es la caída, ni el golpe: lo peor es levantarse del suelo, poner los pies nuevamente en el suelo cuando te queman los huesos y la cabeza te da vueltas por el impacto.A veces, ni siquiera estamos listos. Nos mentimos, pensamos que somos fuertes, que hemos aprendido a manejarlo todo, pero al final, todos tenemos un límite. No lo aceptamos, porque no estamos hechos para
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Más que un encuentro (2da. Parte)
La misma nocheNew YorkAlanLa vida no es más que una sucesión de decepciones envueltas en papel de regalo. Eso lo entendí después de unos cuantos tropiezos, o como prefieren llamarlo algunos: "experiencias que te hacen madurar".Imbécil, idiota, bruto... Son solo algunos de los adjetivos que he escuchado salir de labios femeninos después de una noche juntos. Y en mi defensa, jamás les prometí amor eterno, ni juré fidelidad, ni hablé de construir castillos en el aire. No soy ese mujeriego empedernido que adora inventarse la prensa sensacionalista. La verdad es otra: son demasiadas decepciones acumuladas, una tras otra, como golpes sordos que ya ni duelen, solo adormecen.Hubo un tiempo en que pensé que lo había encontrado. Esa mujer que sería mi compañera, mi hogar, mi futuro. Me vi de rodillas, anillo en mano, con una estúpida sonrisa esperando su "sí", su abrazo, su lágrima de emoción. En su lugar, Helena me entregó las llaves de mi departamento, agarró su valija, y me soltó con un
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Más que un encuentro (3era. Parte)
El mismo díaNew YorkNickyDicen los expertos que lo peor que puede hacer un idiota es embriagarse. Pierdes el control, la razón, la dignidad… te vuelves un muñeco de trapo en manos de cualquiera. Y si eso ya suena mal, peor es tener que confiar en un desconocido. Quedas frágil, como cristal al borde de una repisa, expuesta a caer en el primer descuido. La única defensa real sería no llegar nunca a ese estado de estupidez líquida.Pero cuando uno busca consuelo en el alcohol no está pensando en consecuencias, solo quiere anestesiar el alma. Queremos olvidar, enterrar bajo litros de veneno las heridas abiertas, la rabia que no cabe en el cuerpo, los gritos que no podemos soltar. Es un alivio tan falso como un espejismo en el desierto: brilla por un instante, promete alivio, y luego desaparece dejándote más sedienta que antes.Tarde o temprano, hay que volver a la realidad. Volver a recoger los pedazos, a pelear contra esos fantasmas que no se disuelven ni con el mejor whisky. Porque l
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Una charla peligrosa (1era. Parte)
Dos días despuésNew YorkAlanOpciones, alternativas, encrucijadas... no importa el nombre bonito que les pongas. La verdad desnuda es que siempre se reducen a lo mismo: dos caminos opuestos. Y de esos dos, uno es el correcto. ¿Encontrarlo? Eso ya es otra historia. A veces, el universo —o el maldito destino, o quien sea que se divierta tirando los dados sobre nuestras vidas— decide ponértelo fácil. Un milagro, casi. Una casualidad escandalosamente rara. Pero la mayoría de las veces, no.La mayoría de las veces, te mete de cabeza en el peor infierno. No importa lo mucho que lo pienses, que lo analices, que lo planees. El camino que tienes que tomar es el más jodido, el más empinado, el que te rasga las rodillas y el alma a partes iguales. No sé si es un castigo, una broma de mal gusto o simplemente nuestra mala estrella. Pero hay algo que sí sé: No importa cuánto lo evites. No importa cuánto patalees. Tarde o temprano, esa puerta te encuentra a ti. Y cuando eso pasa, cuando el golpe r
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Una charla peligrosa (2da. Parte)
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Una charla peligrosa (3era. Parte)
La misma nocheNew YorkAlanAlguien dijo una vez que seducir a una mujer es como cerrar un trato importante: tienes que leer entre líneas, descifrar cada gesto, cada silencio, cada palabra que no dice. No basta con soltar promesas dulces como caramelos baratos, porque si te precipitas diciendo justo lo que esperan oír, pierdes la oportunidad de llenar tus bolsillos.Con ellas, la estrategia es la misma. Te conviertes en un cazador paciente, leyendo el lenguaje de sus cuerpos como un mapa antiguo, siguiendo la curva de una sonrisa traviesa, el parpadeo nervioso, la ligera inclinación de sus caderas. Si te lanzas de golpe, si revelas todas tus cartas sin invitar al juego, lo único que recibirás será un portazo en la cara. No habrá cama desordenada, ni piel contra piel. Solo frustración y una amarga sensación de derrota. Así que esperas que sean ellas quienes crucen la distancia. A que el trato se cierre... en sus propios términos.Esas son mis reglas de seducción, las que siempre he se
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Jugando con fuego (1era. Parte)
El mismo díaNew YorkNickyAntes de jugar, debes aprender los riesgos que conlleva la partida. No basta con tener agallas ni dejarse llevar por la adrenalina que despierta el peligro. Lo esencial es entender hasta dónde puedes tensar ese hilo delgado que separa la victoria del fiasco, sin romperlo. Porque jugar con fuego no es solo cuestión de valentía, también es cuestión de cálculo.Seducir al peligro es como bailar al filo de un risco: cada paso debe ser medido, cada movimiento pensado, porque un solo tropiezo puede costarte la caída. Y en ese tipo de juegos, no hay red que amortigüe el golpe. Por eso aprende a controlar tus impulsos, a no dejar que el corazón —ese tonto órgano traicionera— tome las riendas. Porque en cuanto él entra en escena, el juego ya está perdido… y ni siquiera te diste cuenta de cuándo.Soy amante del peligro, de la adrenalina. Mi profesión lleva el riesgo tatuado en cada vuelo; domino los cielos en aviones caza, donde un error cuesta más que una derrota. P
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Jugando con fuego (2da. Parte)
La misma nocheNew YorkAlanMiles de veces pasamos por encrucijadas en la vida, y el verdadero dilema no es simplemente elegir, sino hacerlo sin sentir que uno se está echando la soga al cuello… o que pierde una parte de sí en el proceso. Es complicado. Frustrante. A veces, francamente desesperanzador. Y sin embargo, casi siempre decidimos empujados por las circunstancias, como si la urgencia hablara más fuerte que la conciencia.Algunos lo hacen sin remordimientos, como quien prende fuego a los puentes sin mirar atrás. Otros se consuelan pensando que, si algo sale mal, habrá tiempo para arreglarlo después, como si el futuro fuera una promesa y no una apuesta. Y están los más temerarios, los que creen que pueden sostenerlo todo al mismo tiempo, caminar por dos caminos opuestos sin desgarrarse, como si no costara nada mantenerse entero mientras se desdoblan.Pero lo cierto es que nadie sale ileso. Elegir siempre implica perder algo. La diferencia está en reconocer qué estamos dispuest
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