Ojo por ojo (3era. Parte)
La misma noche
New York
Alan
Supongo que, en el fondo, supe lo que iba a pasar en cuanto Nicky apareció. No hizo falta mucho para que el pánico me trepara como una garra por la garganta. Pero no hubo tiempo para procesar nada. Todo ocurrió demasiado rápido, como en una pesadilla a cámara rápida. Cuando me quise dar cuenta, Scott ya la había apresado. Mi mujer. Sus manos en ella como una maldición, y yo… yo clavado en el suelo como un imbécil, viendo cómo la arrastraba por la pista en dirección a una avioneta.
Verla en sus brazos fue un golpe. Pero lo catastrófico fue no moverme a tiempo. No impedirlo. El metal del fuselaje brilló bajo las luces mientras Scott abría la escotilla, me lanzaba una última mirada de victoria podrida y la cerraba justo en mi cara.
Sentí el golpe de la impotencia en los puños. Literalmente. Golpeé el avión con tanta furia que la piel se me rompió. La sangre me chorreaba por los dedos mientras pensaba en una sola cosa: aún había una entrada. Una única oportuni