Unos años más tarde
New York
Nicky
La vida me enseñó a golpes. No con advertencias suaves, sino con lecciones crudas que me arrancaron la inocencia y me dejaron cicatrices. Aprendí que no hay peor error que alejarse de quien amamos… por orgullo, por miedo, por resentimiento. Y que el tiempo no perdona. A veces uno se convence de que habrá otra oportunidad, otro día para sanar, para hablar… pero ese día nunca llega.
Lo más triste fue aprender a perdonarme. No por haber fallado, sino por no haber hecho las paces con mi padre antes de que fuera demasiado tarde. Cargué con esa culpa como una cruz, preguntándome una y otra vez si él sabía que lo amaba, si alcanzó a ver en mí algo más que una hija rebelde. Pero el dolor, cuando no se transforma en rencor, puede convertirse en fuerza.
Quizás por eso, cuando el luto comenzó a soltarme, tomé una decisión. No bastaba con encontrar al culpable de su accidente, ni con desvanecer esa tormenta de oscuridad que se posó sobre el Grupo Collins. Tenía q