La General (Entre La Pasión Y El Poder)

La General (Entre La Pasión Y El Poder)ES

Romance
Última actualización: 2025-05-24
MONICAGHC  Recién actualizado
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Resumen
Índice

A Abril Ford le fue arrebatada su inocencia y su confianza en los demás de la manera más cruel; abandonada y traicionada por el amor de su vida. Las personas que debían protegerla se encargaron de llevarla al mismo infierno llenándola de rencor y un profundo deseo de venganza. Ella regresará para hacer pagar a los culpables de su dolor. Obligada a regresar al lugar que la llenó de tanto dolor y decepción se encontrará con la maldad y la ambición desmedida de su propia sangre descubriendo en el camino oscuros secretos de las personas que la rodean, incluyendo el hombre que la ha hecho tocar el cielo con las manos. Obra Registrada en fecha 22/02/2025 bajo el número 2505221820683. Todos los derechos reservados, prohibido para la reproducción total o parcial de la historia sin la autorización expresa de la autora

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Capítulo 1

Traición

Abril.-

Observo desde la ventana de mi habitación como se aleja la camioneta de Asher, mi cruel y despiadado hermano mayor, junto a nuestro otro hermano Finn, a él si lo amo con locura, pero… es una marioneta de Asher lo que no lo hace muy confiable. 

Pongo la mano en mi vientre, esta es la única oportunidad que tengo, no tendré otra como está. 

— Ya es hora hermoso bebé –le hablo a mi vientre–. vamos a encontrarnos con tu papi y nos iremos para hacer nuestras vidas, como siempre he soñado. 

De inmediato, me doblo para tomar mi pequeña maleta que escondí de bajo de mi cama, junto a unos pocos ahorros y unas joyas que mi madre me heredó, con lo que tenía Ben y yo podríamos huir y vivir nuestro amor, formar nuestra pequeña familia, lejos, de las manipulaciones de mi hermano y su constante presión por obligarme a hacer lo que él desea. 

Al salir de mi habitación observo la soledad en la mansión, mi familia ha pertenecido por generaciones al alto mando militar de los Estados Unidos, el poder y el estatus es lo que ha caracterizado a los Ford. 

Aprovecho mi oportunidad y salgo por la parte trasera del jardín antes de que los guardias a los que mi hermano les paga para vigilarme a las veinticuatro horas del día me vean. 

Camino lo más rápido que puedo, cruzando los dedos y orando a toda la corte celestial que mis hermanos no regresen, siento la esperanza invadir mi corazón, por fin tendré mi vida toda para mí y no ser controlada por mi apellido o las exigencias de Asher. 

(…) 

El frío me entumece el cuerpo, pero eso no aminora la ilusión de hacer mi vida junto al hombre que amo, Ben es un cadete de la fuerza aérea lo conocí hace un año cuando la armada le rindió un homenaje a mi padre el general Thomas Ford un hombre que solo veía por su carrera, a sus hijos como el futuro de la fuerza militar y así afianzar su poder en la milicia, el control lo dominaba, era despreciable y Asher creció a su imagen y semejanza. 

Ben es el hombre más tierno, pero a pesar de estar en la milicia, sabía que mi hermano jamás aceptaría nuestra unión. 

¿La razón? Ben es un chico de color de origen humilde, mi hermano nunca le daría el visto bueno a esta relación, por eso debemos huir, no puedo ni imaginar lo que Asher haría con mi bebé si se entera. 

— Abril, mi princesa 

— Ben –mi pecho se infla de amor al verlo, me acerco y lo abrazo con fuerza–. lo conseguí, podemos irnos lejos y ser felices, cumplir nuestros sueños.

Veo su inquietud y un destello de duda en su mirada.

— ¿Estás bien? –le pregunto temiendo que se arrepienta y me deje sola, sé que estamos muy jóvenes, un embarazo teniendo escasos diecinueve años no es lo ideal y al igual que él estoy muy asustada. 

— Sí, es solo que… –su expresión cambia, sus ojos me miraban con duda, pero había… algo diferente en él ¿un poco de indiferencia, tal vez?

Cuando vuelvo a abrazarlo, observo a lo lejos a mi hermano Finn mirándome fijamente, me alejo de Ben y los ojos se me llenan de lágrimas. 

— ¿Ben que hiciste? –un nudo se instaló en mi estómago. 

— Princesa lo siento, pero… mis padres cuentan conmigo, mi madre está enferma y tengo una carrera por delante, no puedo. 

Retrocedo unos cuantos pasos, alejándome de él, negando mientras las lágrimas humedecen mi rostro, me abrazo a mí misma sintiendo el golpe de la traición, de pronto mi espalda choca contra un cuerpo, no quería girarme porque sabía quién era, un miedo helado me recorrió la espalda erizando los vellos de mi nuca, una reacción que era conocida para mí y eso solo lo podía provocar una sola persona, mi hermano mayor. 

El cuerpo duro paso por mi lado, la mirada de Asher fría, vacía y llena de oscuridad me paralizó, quería correr, aunque no pudiera escapar al menos podría intentarlo, pero, mis pies estaban clavados en el suelo. 

— El dinero que te prometí y el boleto de avión, esta es la base en la que te recibirán, el Coronel Hall ya tiene mis recomendaciones y no vuelvas a acercarte a mi hermana. 

Ben no levantó la mirada mientras mi hermano le hablaba, como un sumiso obedeciendo las ordenes de su amo. 

— ¿Y el bebé? –dijo en apenas un susurro lleno de temor. 

— Te hice una promesa, apenas nazca se lo entregaré a tu madre, pero ese bebé no obtendrá nada de los Ford. 

Mis manos cubrieron mi vientre de la traición del hombre al que amo, pretendía abandonarme y quitarme a mi bebé, me vendió por dinero y estatus, todo lo que se suponía que él odiaba ahora lo recibía en bandeja de plata solo por acostarse con una niña rica blanca y además quedare con mi hijo. 

Ben, el hombre al que le entregué mi amor, mis ilusiones, mis sueños, mi cuerpo, se marchaba como si yo no fuera nada, abandonándome a mi suerte en manos de mi cruel hermano. 

— ¡BEN! –grité con un sollozo dolorido, pero él no se dio la vuelta, al contrario se alejaba sin mirar atrás. 

Mi hermano se giró hacia mí, sus ojos verdes, profundos, pero maliciosos, oscuros. 

— ¡Asher, por favor! –le supliqué en medio del llanto abrazando mi vientre, como si con eso pudiera proteger a mi bebé de las intenciones mal intencionadas de mi hermano–.no lo hagas, no me lo quites. 

— ¡¿Cómo te atreviste a manchar el linaje de nuestra familia?! 

El aire se espesó de repente, justo antes de que la sombra de su mano se cerniera sobre mí, no tuve tiempo de reaccionar, solo de ver el movimiento rápido e inesperado y luego… el impacto. 

Al principio fue solo una presión sorda contra mi mejilla, inmediatamente después el calor se extendió desde mi mandíbula hasta mi oreja, mis ojos se cerraron involuntariamente ante la fuerza del golpe. 

Luego sentí dos manos que me sujetaron con fuerza. 

— ¡De ahora en adelante, yo tomaré el control de tu vida hermanita! Porque tú solo eres una deshonra para los Ford y no permitiré que nos siga dejando en vergüenza.

Después de sus palabras sentí solo un pinchazo en mi brazo y todo se desvaneció. 

(…) 

Una luz blanquecina y difusa se filtró a través de mis parpados, obligándome lentamente a regresar de un sueño profundo y sin sueños. Al principio no reconocía nada solo estaba esa luz suave y una sensación extraña, como si estuviera flotando en un limbo silencioso. 

Intenté moverme, pero mi cuerpo se sintió pesado, entumecido, una punzada me recorrió el brazo al intentar levantarlo, abrí los ojos con esfuerzo, mis pestañas pegajosas, el techo blanco y liso sobre mí era desconocido, parpadee varias veces, vi una bolsa de plástico colgando de un soporte metálico y un olor peculiar invadió mis fosas nasales, limpio, antiséptico con un ligero toque medicinal. 

“Estoy en un hospital” mi mente dedujo rápidamente y una inquietud se instaló en mi pecho. 

¿Por qué estaba en un hospital? 

Y entonces vi a mi hermano Finn en un rincón de mi habitación con la mirada triste y una expresión que podría definirse como vergüenza o arrepentimiento. 

— ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy en el hospital Finn? 

El tragó grueso antes de hablar. 

— Peque… lo siento… espero que algún día me perdones –su voz se entrecorta. 

Lo miré confundida, sin entender sus palabras. 

— ¿Qué hicieron? ¡¿Qué me hicieron?! –pregunté con el miedo retumbado en cada uno de mis latidos y… entonces caí en cuenta, mis ojos se desviaron hacía mi vientre– ¡No! –el llanto descendía por mis mejillas–. ¡dime que no es cierto! 

— ¡Perdóname, no pude hacer nada! 

— ¡NO! ¡MI BEBÉ! ¡DIME QUE NO LO MATARON! ¡¿POR QUÉ?!

El dolor se esparció rasgando mi interior lentamente, lo único que me importaba lo había perdido. 

No, no lo había perdido, me lo habían arrebatado, mi propia sangre me lo había arrebatado.    

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