A Abril Ford le fue arrebatada su inocencia y su confianza en los demás de la manera más cruel; abandonada y traicionada por el amor de su vida. Las personas que debían protegerla se encargaron de llevarla al mismo infierno llenándola de rencor y un profundo deseo de venganza. Ella regresará para hacer pagar a los culpables de su dolor. Obligada a regresar al lugar que la llenó de tanto dolor y decepción se encontrará con la maldad y la ambición desmedida de su propia sangre descubriendo en el camino oscuros secretos de las personas que la rodean, incluyendo el hombre que la ha hecho tocar el cielo con las manos. Obra Registrada en fecha 22/02/2025 bajo el número 2505221820683. Todos los derechos reservados, prohibido para la reproducción total o parcial de la historia sin la autorización expresa de la autora
Leer másAbril.-
Observo desde la ventana de mi habitación como se aleja la camioneta de Asher, mi cruel y despiadado hermano mayor, junto a nuestro otro hermano Finn, a él si lo amo con locura, pero… es una marioneta de Asher lo que no lo hace muy confiable. Pongo la mano en mi vientre, esta es la única oportunidad que tengo, no tendré otra como está. — Ya es hora hermoso bebé –le hablo a mi vientre–. vamos a encontrarnos con tu papi y nos iremos para hacer nuestras vidas, como siempre he soñado. De inmediato, me doblo para tomar mi pequeña maleta que escondí de bajo de mi cama, junto a unos pocos ahorros y unas joyas que mi madre me heredó, con lo que tenía Ben y yo podríamos huir y vivir nuestro amor, formar nuestra pequeña familia, lejos, de las manipulaciones de mi hermano y su constante presión por obligarme a hacer lo que él desea. Al salir de mi habitación observo la soledad en la mansión, mi familia ha pertenecido por generaciones al alto mando militar de los Estados Unidos, el poder y el estatus es lo que ha caracterizado a los Ford. Aprovecho mi oportunidad y salgo por la parte trasera del jardín antes de que los guardias a los que mi hermano les paga para vigilarme a las veinticuatro horas del día me vean. Camino lo más rápido que puedo, cruzando los dedos y orando a toda la corte celestial que mis hermanos no regresen, siento la esperanza invadir mi corazón, por fin tendré mi vida toda para mí y no ser controlada por mi apellido o las exigencias de Asher. (…) El frío me entumece el cuerpo, pero eso no aminora la ilusión de hacer mi vida junto al hombre que amo, Ben es un cadete de la fuerza aérea lo conocí hace un año cuando la armada le rindió un homenaje a mi padre el general Thomas Ford un hombre que solo veía por su carrera, a sus hijos como el futuro de la fuerza militar y así afianzar su poder en la milicia, el control lo dominaba, era despreciable y Asher creció a su imagen y semejanza. Ben es el hombre más tierno, pero a pesar de estar en la milicia, sabía que mi hermano jamás aceptaría nuestra unión. ¿La razón? Ben es un chico de color de origen humilde, mi hermano nunca le daría el visto bueno a esta relación, por eso debemos huir, no puedo ni imaginar lo que Asher haría con mi bebé si se entera. — Abril, mi princesa — Ben –mi pecho se infla de amor al verlo, me acerco y lo abrazo con fuerza–. lo conseguí, podemos irnos lejos y ser felices, cumplir nuestros sueños. Veo su inquietud y un destello de duda en su mirada. — ¿Estás bien? –le pregunto temiendo que se arrepienta y me deje sola, sé que estamos muy jóvenes, un embarazo teniendo escasos diecinueve años no es lo ideal y al igual que él estoy muy asustada. — Sí, es solo que… –su expresión cambia, sus ojos me miraban con duda, pero había… algo diferente en él ¿un poco de indiferencia, tal vez? Cuando vuelvo a abrazarlo, observo a lo lejos a mi hermano Finn mirándome fijamente, me alejo de Ben y los ojos se me llenan de lágrimas. — ¿Ben que hiciste? –un nudo se instaló en mi estómago. — Princesa lo siento, pero… mis padres cuentan conmigo, mi madre está enferma y tengo una carrera por delante, no puedo. Retrocedo unos cuantos pasos, alejándome de él, negando mientras las lágrimas humedecen mi rostro, me abrazo a mí misma sintiendo el golpe de la traición, de pronto mi espalda choca contra un cuerpo, no quería girarme porque sabía quién era, un miedo helado me recorrió la espalda erizando los vellos de mi nuca, una reacción que era conocida para mí y eso solo lo podía provocar una sola persona, mi hermano mayor. El cuerpo duro paso por mi lado, la mirada de Asher fría, vacía y llena de oscuridad me paralizó, quería correr, aunque no pudiera escapar al menos podría intentarlo, pero, mis pies estaban clavados en el suelo. — El dinero que te prometí y el boleto de avión, esta es la base en la que te recibirán, el Coronel Hall ya tiene mis recomendaciones y no vuelvas a acercarte a mi hermana. Ben no levantó la mirada mientras mi hermano le hablaba, como un sumiso obedeciendo las ordenes de su amo. — ¿Y el bebé? –dijo en apenas un susurro lleno de temor. — Te hice una promesa, apenas nazca se lo entregaré a tu madre, pero ese bebé no obtendrá nada de los Ford. Mis manos cubrieron mi vientre de la traición del hombre al que amo, pretendía abandonarme y quitarme a mi bebé, me vendió por dinero y estatus, todo lo que se suponía que él odiaba ahora lo recibía en bandeja de plata solo por acostarse con una niña rica blanca y además quedare con mi hijo. Ben, el hombre al que le entregué mi amor, mis ilusiones, mis sueños, mi cuerpo, se marchaba como si yo no fuera nada, abandonándome a mi suerte en manos de mi cruel hermano. — ¡BEN! –grité con un sollozo dolorido, pero él no se dio la vuelta, al contrario se alejaba sin mirar atrás. Mi hermano se giró hacia mí, sus ojos verdes, profundos, pero maliciosos, oscuros. — ¡Asher, por favor! –le supliqué en medio del llanto abrazando mi vientre, como si con eso pudiera proteger a mi bebé de las intenciones mal intencionadas de mi hermano–.no lo hagas, no me lo quites. — ¡¿Cómo te atreviste a manchar el linaje de nuestra familia?! El aire se espesó de repente, justo antes de que la sombra de su mano se cerniera sobre mí, no tuve tiempo de reaccionar, solo de ver el movimiento rápido e inesperado y luego… el impacto. Al principio fue solo una presión sorda contra mi mejilla, inmediatamente después el calor se extendió desde mi mandíbula hasta mi oreja, mis ojos se cerraron involuntariamente ante la fuerza del golpe. Luego sentí dos manos que me sujetaron con fuerza. — ¡De ahora en adelante, yo tomaré el control de tu vida hermanita! Porque tú solo eres una deshonra para los Ford y no permitiré que nos siga dejando en vergüenza. Después de sus palabras sentí solo un pinchazo en mi brazo y todo se desvaneció. (…) Una luz blanquecina y difusa se filtró a través de mis parpados, obligándome lentamente a regresar de un sueño profundo y sin sueños. Al principio no reconocía nada solo estaba esa luz suave y una sensación extraña, como si estuviera flotando en un limbo silencioso. Intenté moverme, pero mi cuerpo se sintió pesado, entumecido, una punzada me recorrió el brazo al intentar levantarlo, abrí los ojos con esfuerzo, mis pestañas pegajosas, el techo blanco y liso sobre mí era desconocido, parpadee varias veces, vi una bolsa de plástico colgando de un soporte metálico y un olor peculiar invadió mis fosas nasales, limpio, antiséptico con un ligero toque medicinal. “Estoy en un hospital” mi mente dedujo rápidamente y una inquietud se instaló en mi pecho. ¿Por qué estaba en un hospital? Y entonces vi a mi hermano Finn en un rincón de mi habitación con la mirada triste y una expresión que podría definirse como vergüenza o arrepentimiento. — ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy en el hospital Finn? El tragó grueso antes de hablar. — Peque… lo siento… espero que algún día me perdones –su voz se entrecorta. Lo miré confundida, sin entender sus palabras. — ¿Qué hicieron? ¡¿Qué me hicieron?! –pregunté con el miedo retumbado en cada uno de mis latidos y… entonces caí en cuenta, mis ojos se desviaron hacía mi vientre– ¡No! –el llanto descendía por mis mejillas–. ¡dime que no es cierto! — ¡Perdóname, no pude hacer nada! — ¡NO! ¡MI BEBÉ! ¡DIME QUE NO LO MATARON! ¡¿POR QUÉ?! El dolor se esparció rasgando mi interior lentamente, lo único que me importaba lo había perdido. No, no lo había perdido, me lo habían arrebatado, mi propia sangre me lo había arrebatado.Elijah.-Muevo mis pies rápidamente hacia la sala de control de vigilancia de la base, abro con la llave que me entregaron, el lugar se encuentra vacío, es hora de almuerzo y pues con unos besos por aquí y unas caricias por allá conseguí que me dieran el acceso, cierro detrás de mí y enfocó mis ojos en las enormes pantallas buscando a una sola persona, y la encuentro. Mi Barbie se reencuentra con sus hermanos, maximizo la imagen, ¿Qué es lo que veo?Esto no es un encuentro amoroso fraternal, conozco esa mirada en mi Barbie, furia…no sé qué le estará diciendo Asher Ford que la tiene tan encolerizada a punto de estallar, pero rápidamente me pongo de pie cuando el maldito alza su mano para golpearla. Pero, la respuesta de ella me deja boquiabierto, dejó escapar una pequeña carcajada cuando veo a ese grandulón estamparse contra la pared por el golpe que le propina Abril. Detallo bien la situación esto es un enfrentamiento, estos no se comportan como hermanos. Lo que me genera curiosida
Abril.-Había jurado no volver a esta ciudad nunca más, todos mis malos recuerdos me vienen a la mente como una avalancha que sofoca. Después del rescate, descubrí que mi brigada logró atrapar a dos de las mujeres de la red escarlata, al ver mis acciones heroicas con el coronel y el teniente Miller, me otorgaron el rango de general de división. ¿Estaba orgullosa? Sí, sobretodo, porque al coronel Maxwell casi le sale espuma por la boca, no sé porque se molesta si a él también le subieron el rango, sus tácticas le salvaron la vida a la brigada omega de Pamela ahora es Mayor General. — General –la voz de Pamela me hace caer de nuevo a la realidad–. está todo listo, exigen tu presencia en el campo.— Gracias Pamela –me ofrece una sonrisa tímida. Suelto un suspiro colocándome mi gorra, acomodando mi trenza hacia atrás. Camino lentamente hacía el campo, estirando mi traje formal, mi estómago estaba contraído porque sabía que allí estarían mi peor pesadilla, el producto de mi dolor. La
Abril.-El aire huele a tierra húmeda y a tensión palpable, desde mi posición estratégica en la cima de esta colina boscosa que marca la difusa línea entre Bélgica y Alemania, el silencio de la noche oscura es engañoso. Mis dedos se aferran al visor térmico de mi rifle, abajo la brigada omega se mueve como una sombra entre los abetos. — Brigada Omega ¿posición confirmada? –Mi voz, aunque susurrada al micrófono de mi intercomunicador resuena con la autoridad que años de mando me han inculcado cuando empecé a ascender. Un breve silencio, luego la voz firme de la Capitana Hernández (Pamela) regresa amortiguada por la distancia. — Brigada Omega en posición, aguardando su señal, capitana.Mi mirada escanea el mapa digital proyectado en mis gafas tácticas, los puntos azules de mis dos equipos contrastan con el punto rojo, “el objetivo”— Brigada Alfa, comenzamos con el flanqueo, recuerden, debemos conseguir pruebas, algo que nos lleve a los líderes de la red escarlata, mercancía y armas
Abril.-Lo veo alejarse ¿creyó que lloraría? ¡Imbécil! Definitivamente todos son cortados con la misma hojilla, lo único que me lamenta es que sin él, debo enfocar mi ansiedad de otra forma. Me apresuro a volver a mi habitación, “el grupo, de fiesteros” no tardarían en llegar, solo tenía tres horas para dormir. Elijah esperaba que yo le hiciera un dramita patético, de esos que le han hecho sus putas, él cree que no estoy enterada, no he sido la única que ha pasado por sus sabanas. Pero, me juré a mí misma nunca volver a caer ante un hombre. Aunque una parte de mí se siente decepcionada, por el corte de patas tan feo, una parte de mi orgullo quedó herido. — No puedes permitirte sentir nada por él, definitivamente ¡NO! –me abofeteo mentalmente, si quiera por pensarlo. Cierro mis ojos, esperando que el sueño me invada, pero solo los recuerdos de mi pasado doloroso se repiten como un eco frecuente, insistente. Mi mano se posa en mi vientre, mi bebito, nunca supe si tendría niña o ni
Elijah.-Observo a la brigada Alfa, a pesar de la experiencia que tienen y los años de entrenamientos, algunos siguen sin aguantar mis circuitos. Los veo con los brazos temblorosos y aunque hace frío puedo ver a tres o cuatro con el sudor goteando por su frente y la punta de su nariz. Camino lentamente por las filas, escucho las respiraciones entre cortadas, de a uno van cayendo sin poder soportar más el frío y la posición de plancha, miro mi reloj han pasado ocho minutos y ya varios se han rendido.Y luego está ella, “Mi Barbie” su cabello rubio resalta entre los demás, siento que por ella me saldrán canas antes de lo esperado.Me coloco en cuclillas frente a ella, su mirada está al frente, a un punto muerto, no me mira, es rebelde, altiva, arrogante lo que me excita cada vez que la veo. — ¿Qué pasa capitana Ford? Por fin te vas a rendir, por fin aceptarás que este no es un lugar para una Barbie como usted.Me gustaba irritarla, esto era parte de nuestro juego, sin embargo no debo
Cinco Años Después.-Bélgica.-Abril.-Podía sentir mis músculos entumecidos, el frío calando en mis huesos, mientras el coronel Elijah Maxwell me observaba con ojos inquisitivos, ese brillo queriendo verme fracasar, él es mi pesadilla, desde mi llegada a la brigada de operaciones y fuerzas especiales de Bélgica. Solo por ser la típica rubia americana, me etiquetó de manera insultante, todos estos años se ha esforzado por convencer a todos incluyéndome, que este no es lugar para mí, que no tengo lo que se necesita para ser militar y a pesar de que le he callado la boca un sinfín de veces, sigue intentando romperme. — ¿Qué pasa capitana Ford? Por fin te vas a rendir, por fin aceptarás que este no es un lugar para un Barbie como usted. “Barbie” desde que me enlisté no ha hecho otra cosa que ponerme apodos, “Barbie, Barbie Ford, rubia flácida” este ultimo tuvo que abandonarlo seis meses después de entrenar. Pero, no iba a permitir que me afectara, al principio lo hacía, mas no se lo
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