Abril.-
Mi mirada esta fija en el techo, de solo pensar que Elijah se encuentra en la habitación de arriba, sobre sabanas de algodón egipcio, durmiendo, seguramente semidesnudo, me hace apretar los muslos.
Estoy comenzando a preocuparme por esta obsesión ninfómana, bueno si somos justas desde que él y yo llegamos a Seattle no… solo ese mínimo encuentro en el que me provocó en aquella limosina.
— Necesito algo que me haga olvidarme de ese hombre –salto de la cama, camino de puntillas para no despertarlo, mis ojos se desvían hacia la escalera de escalones iluminados con luces LED, me siento tentada a subir y meterme en su cama–. no puedes caer tan bajo –susurro para mí misma –se acostó con tu amiga, bueno tu ex amiga.
Acabo con él monologo interno, voy de regreso a la cocina, abro la puerta de la nevera, buscando algo que me quite la tentación, que calme esta libido y mis ojos dan con lo que es perfecto.
Estiro mi mano y tomo el envase muy mal oculto de Nutella.
— ¡Bingo! –al quitar