No Somos Familia

Abril.-

Había jurado no volver a esta ciudad nunca más, todos mis malos recuerdos me vienen a la mente como una avalancha que sofoca. 

Después del rescate, descubrí que mi brigada logró atrapar a dos de las mujeres de la red escarlata, al ver mis acciones heroicas con el coronel y el teniente Miller, me otorgaron el rango de general de división. 

¿Estaba orgullosa? Sí, sobretodo, porque al coronel Maxwell casi le sale espuma por la boca, no sé porque se molesta si a él también le subieron el rango, sus tácticas le salvaron la vida a la brigada omega de Pamela ahora es Mayor General. 

— General –la voz de Pamela me hace caer de nuevo a la realidad–. está todo listo, exigen tu presencia en el campo.

— Gracias Pamela –me ofrece una sonrisa tímida. 

Suelto un suspiro colocándome mi gorra, acomodando mi trenza hacia atrás. 

Camino lentamente hacía el campo, estirando mi traje formal, mi estómago estaba contraído porque sabía que allí estarían mi peor pesadilla, el producto de mi dolor. 

La brisa fresca y un poco fría me golpeó el rostro, el campo estaba decorado con una sobriedad que caracteriza a la milicia, sin embargo había arreglos de flores de cerezo, todo de manera muy elegante. 

Y de pronto el paso de aire hacia mis pulmones se cerró, mis ojos se enfocaron en el hombre que había acabado con mi vida, mi hermano Asher mirándome con ojos orgullosos lo que me producía asco, ahora era miembro del consejo de seguridad del estado, traía su traje de gala militar, a su lado se encontraba mi otro hermano traidor Finn intentó sonreírme, pero lo ignoré, desde lo que me hicieron nunca volví a hablar con él. 

(…) 

— Por sus estrategias en la operación tango realizada en Bélgica y sus acciones heroicas al salvar las vidas de sus compañeros se le otorga a la capitana Abril Ford el rango de general de división, recibe su condecoración por parte de su hermano el Mayor General y miembro del consejo del estado Asher Ford. 

Mi hermano se acerca para colocar la medalla y la nueva franja en mi uniforme, desvío la mirada, intentando tomar las fuerzas necesarias para no empuñar mis manos y escupirle la cara. 

— Felicitaciones general –su tono es de orgullo, con los ojos brillando, extiende su mano hacía mí, que observo y luego alzo la mirada a sus ojos, el brillo desaparece volviendo a esa mirada de advertencia y crueldad. 

De mala gana imito el gesto, su apretón es fuerte como si con eso intentara recordarme que es él quien tiene el poder, pero es sorprendido cuando mi apretón es más fuerte, dejándole claro que ya no soy la Abril débil de antes. 

(…) 

— Tenemos que celebrar este ascenso –miro con desaprobación a Pamela, pero la expresión me dura poco le doy una pequeña sonrisa, el susto que pasamos con ese operativo me hizo valorarla más como amiga, sigue siendo un grano en el culo, pero creo que se ha vuelto indispensable en mi vida. 

— Sin locuras ni excesos –ella se para firme, poniendo su mano sobre la cien. 

— ¡Como ordene mi general! 

Ambos nos soltamos a reír, pero todo rastro del momento se borra cuando escucho una voz que me congela. 

— Hola peque 

Pamela me mira con un atisbo de asombro al ver el cambio en mi expresión, duro, sombrío, tenso, le devuelvo la mirada y solo asiente, alejándose.

Mi giro para por fin enfrentar a uno de mis verdugos como una nueva yo. 

— ¿Qué quieres? –baja la mirada con tristeza. 

— Solo quería darle un abrazo a mi hermana, hace años que… 

— ¿Ahora si me consideras una hermana? Porque hace cinco años te olvidaste por completo de ese detalle Finn. 

— ¿Todavía sigues resentida por eso? –detrás de Finn aparece Asher–. deja el drama Abril, de no haber hecho lo que hice no estarías parada aquí, eres la general más joven de la milicia americana, todos te respetan.

La ira al escuchar sus palabras con tanto cinismo, me recorre como un fuego vano que se expande por todo mi cuerpo hasta llegar a mis mejillas, siento la sangre latir con fuerza en mis sienes, un tambor furioso que me nubla el oído. 

— ¿Piensas que debo agradecértelo? Porque no te debo nada –mis dientes apretados en una mordida contenida y mis manos cerrándose en puños, las uñas clavándose en mis palmas con tanta fuerza que siento el pinchazo desgarrando mi carne. 

— Baja tu tono Abril, recuerdas con quien estás hablando –endurece el tono, con una advertencia que suena a amenaza. 

— Con un maldito miserable –en sus ojos se despertó la furia, alzó la mano para abofetearme, pero no dude en demostrar mis habilidades, lo esquive y lo golpee con fuerza sobre el pecho estampándolo contra la pared. 

Su mirada al igual que la de Finn mostraba asombro. 

— Ya no soy la niña asustadiza de hace cinco años, no permitiré que vuelvas a ponerme una mano encima. 

— ¿Cómo te atreves? 

— Me atrevo y si vuelves a acercarte a mí, te juro que te hundo, los tiempos han cambiado y para tu carrera política sería un error muy grave, que yo diga que abusaste del cuerpo de tu hermana practicándole un aborto que yo no consentí, solo porque mi bebe sería un niño de color.

— ¡CIERRA LA BOCA! –se pone a pocos centímetros de cara, con la ira reflejándose en sus ojos, su respiración pesada que hace mover sus hombros de arriba hacia abajo con pesadez, ya no le temo a su tamaño o a su contextura. 

— ¿O qué? anda, golpéame –lo incito, porque eso es lo que quiero que cometa un error para terminar de destruirlo, como él lo hizo conmigo. 

— Asher, contrólate, no cometas un error –cuando Finn le habla, la expresión en nuestro hermano cambia y se aleja sin decir nada más – ¿por qué lo provocas? ¿Qué te pasa? 

— ¡¿Cómo te atreves a preguntarme eso?! 

— Abril, te dimos un futuro, mira hasta dónde has llegado y… 

— ¡He llegado hasta aquí por mí! –espeto furiosa–. mi esfuerzo ¿y sabes que más me motivó? El odio y el desprecio que siento hacia ustedes.

Los ojos de Finn se cristalizan y es el momento perfecto para soltar todo el veneno que cargo por dentro, sobre todo hacía él. 

— Estoy sola en este mundo, no tengo a nadie, para mi ustedes no son nada y si por mi fuera me drenaría toda la sangre para no tener que ver nada con ninguno. 

— Estás loca –suelta con un ligero tono entristecido–. somos tu familia, te guste o no.  

— Que no se te olvide que ahora soy tu superior y me debes respeto, no somos familia, dejarte de serlo cuando apoyaste la idea de matar a mi bebé, en lo que a mí respecta no tengo nada que ver con ustedes dos, pueden irse al mismísimo infierno, en ese al que ambos decidieron enviarme sin ponerse la mano en el corazón.

Mi pecho subía y bajaba por la agitación, la rabia se había convertido en mi motor, en lo único que me mantenía viva si es que se puede decir así. 

— No vuelvas a dirigirme la palabra y cuando lo hagas te refieres a mi como general Ford, porque Abril, tu peque, murió hace cinco años. 

Me di media vuelta, conteniendo el llanto ¿me dolía? Por supuesto que sí, no se puede olvidar los momentos que tuvimos en la infancia y la adolescencia, pero, esos recuerdos son como una tatuaje permanente que aunque quisiera no puedo borrarlos. 

Sin embargo Finn no me apoyó cuando yo estaba más vulnerable, debió protegerme y eligió hacerlo ¿por qué? ¿Miedo? ¿Estatus? ¿Poder?  

Esto último no del todo, porque sigue siendo capitán y mi nuevo rango es una bofetada, que le demuestra que estar al lado de Asher no conseguirá todo lo que quisiera, pero eso ya a mí no me importa.

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