Saben lo que dicen sobre el vino, ¿verdad? Exacto, mejora con la edad. Ser asistente del CEO más reconocido del país no es el trabajo más fácil, pero me fascina. Es un buen hombre y lo respeto mucho. Por supuesto, estoy siguiendo el decoro porque, Jesús, él también es caliente, aunque él es mucho mayor que yo, pero sé cómo comportarme y nuestra relación es estrictamente profesional… Eso creí hasta que, por equivocación, me cruzo con un correo electrónico privado… Entonces, de repente, todo es diferente. (…) He visto de todo a lo largo de mi vida. Viene con la responsabilidad, ser el gran hombre en la cúspide. Después de casi 12 años de estar al mando de la empresa, sinceramente creo que lo más difícil hoy día es ser tentado por mi asistente muy eficaz, bellísima y muy joven. Las cosas se tuercen un poco cuando alguien de mi pasado aparece con algún tipo de chantaje y de repente… mi asistente está a mi lado. Ahí es cuando todo cambia. (…) Una relación entre ellos es tabú, prohibida. Andrew Tanner tiene casi 45 años y es el jefe de Johari, una hermosa afroamericana de 28 años. Todo se vuelve revoltoso, pero Andrew no puede evitar sentirse atraído por Johari e intuye que ella podría sentir lo mismo por él. ¿Podrán mantener sus sentimientos en secreto, cierto? Nadie se enteraría... ¿o sí? ******* ©Obra registrada en Safe Creative.
Leer másNo soy exactamente el tipo de mujer que atraería la mirada de los hombres. No tengo el cabello largo y rubio, tampoco poseo unos llamativos ojos color azul cielo o verde, para el caso. Mi cuerpo no es como de esas modelos de pasarela, tampoco tengo “curvas” pronunciadas que destaquen mis caderas o cintura. Tampoco provengo de una familia de apellido reconocido, muchos menos de una buena posición socioeconómica.
En resumen, soy una chica ordinaria o, al menos, eso creo. No comenzaré narrando mi vida desde el primer día en este mundo, por supuesto que no. Optaré por pasar de todo esos detalles de niñez, infancia y adolescencia y me centraré en el comienzo de mi vida como persona adulta. Vivo en un departamento con mi mejor amiga: Oriana. Compartimos los gastos y la convivencia es tranquila. El resto lo resumiré diciendo que mis primeros empleos fueron un tanto complejos. Tengo un título de secretaria ejecutiva y sí, gracias a esto, tuve varios buenos empleos con un más que cuantioso sueldo, pero, lamentablemente, tuve la mala suerte de tener a los peores imbéciles como jefes. Uno peor que el otro porque no solo me han tratado de “sirvienta”, sino que algunos de ellos se han querido propasar conmigo y sí, me refiero al acoso sexual. Gracias a Dios que ninguno de esos tipos ha llegado más allá de las insinuaciones sexuales verbales, si hubiera sido más que eso, esta sería otra historia. Después de haber renunciado al último empleo, pasé varios meses buscando uno nuevo. Entonces, un día Oriana me comenta que vio un aviso en el periódico en el cual solicitaban una secretaria (un asistente personal administrativa) y sí, llamé al número de teléfono del aviso y tuve una entrevista. Posterior a dos días, me llamaron para decirme que el puesto era mío. Así que sí, desde hace dos años estoy trabajando en una empresa de renombre, una empresa dedicada al rubro de la automotriz. Me desempeño como asistente personal de uno de los CEO más importantes del país y me fascina mi trabajo. Me gusta poder hacer de la vida del CEO Tanner más fácil. Es un buen hombre y lo respeto… mucho. Por supuesto, estoy siguiendo el decoro porque, Jesús, él también es caliente, aunque él es mucho mayor que yo, pero sé cómo comportarme y nuestra relación es estrictamente profesional… Eso creí hasta que, por equivocación, me cruzo con un correo electrónico bastante privado… Entonces, de repente, todo es diferente. (…) ¿Cómo comenzar a describir mi vida? Si tuviese que entrar en cada mínimo detalle, haría un testamento y ese no es el punto. Resumiré un poco… Como dice el tan famoso dicho, algo como «nací en cuna de oro». Sí, provengo de una familia de una más que buena posición económica. Mi padre construyó, desde los cimientos, Chrome Machine; una empresa de prestigio y renombre en la industria automotriz. Fui ese tipo de niño aplicado en los estudios y un poco asocial. Lo fui desde muy pequeño hasta que llegué a la adultez. Cuando estaba cursando el último año en la universidad, mi padre enfermó gravemente y, desde entonces, lo ayudé con toda clase de responsabilidades en la empresa. En mi ingenuidad, creí que solo sería temporal porque el siguiente sucesor al mando era mi hermano mayor. Me equivoqué completamente. Después de año y medio luchando con una enfermedad letal, mi padre exhaló el último aliento. Mi madre quedó devastada, al igual que mi hermano y fui lo bastante sensato para mantener a flote a la familia y a la empresa. Posterior a un mes del fallecimiento de mi padre, se leyó sus últimos deseos y fue un impacto cuando me enteré de que era yo quien quedaría al mando de Chrome Machine. Por supuesto, esto fue un alivio para mi hermano porque —siendo honesto— él no es exactamente la clase de hombre que podría con tantas obligaciones y responsabilidades. Esa es la gran diferencia entre Francis y yo. Sin embargo, no es algo por lo cual nos llevemos mal, por el contrario, tenemos una relación excelente. Me llevó un año completo aprender cada nimiedad de la empresa y, durante ese tiempo, mi madre contrajo una rara enfermedad respiratoria. Lamentablemente, ella también se fue. El paso de los años trajo consigo nuevos aprendizajes, experiencias y vivencias. Me convertí en una persona completamente dedicada al trabajo, dejando de lado, incluso, mi vida personal. Pese a eso, sí he tenido varias relaciones, pero ninguna persona fue capaz de entender mi dedicación y pasión por el trabajo… He visto de todo a lo largo de mi vida. Viene con la responsabilidad, ser el gran hombre en la cúspide. Después de casi 12 años de estar al mando de la empresa, sinceramente creo que lo más difícil hoy día es ser tentado por mi asistente muy eficaz, bellísima y muy joven. Las cosas se tuercen un poco cuando alguien de mi pasado aparece con algún tipo de chantaje y de repente… mi asistente está a mi lado. Ahí es cuando todo cambia.Un sonido gutural escapó de su boca… Su poca cordura abandonándolo mientras el placer continuaba creciendo, expandiéndose por cada centímetro de su cuerpo. Por ratos, se sentía estar flotando o quizá solo eran las sensaciones que estallan dentro de sí cada que bajaba la mirada y veía esos labios llenitos y pecaminosos, esa lengua húmeda y esa boca caliente tragarse su duro pene. No sabía cuánto tiempo llevaba allí, sentado en el borde de la cama, con una mano apoyada sobre el colchón y la otra enredándose en los rizos del cabello color ébano de su esposa. Recordaba la cena, la botella con vino que bebieron después en el jacuzzi y, lo que comenzó con un casto beso, se convirtió en un frenesí de caricias y besos apasionados. Lo que comenzó como un simple baño relajante, terminó en un desenfreno de lujuria y pasión en la habitación. Había besado cada recoveco del cuerpo de su esposa. Dibujó con su húmeda lengua cada relieve del cuerpo de Johari, amando los sonidos que ella dejaba esca
Recordaba haber bailado sobre una mesa y gritar que era el hombre más feliz porque Johari había dicho «sí» a su propuesta de matrimonio (esto último había ocurrido hace dos meses atrás). —Hice un espectáculo de mi mismo, ¿cierto? —imperó, su tono lastimero y su rostro atiborrado de bochorno. —Sí, algo así. —Su hermano se encogió de hombros—. Honestamente, Andy, nunca imaginé verte tan alegre, sonriente y feliz como anoche. Por lo tanto, no quiero ni imaginar cómo estarás dentro de un par de horas cuando digas «sí, acepto». —Oh, Dios… —recitó, dejando la taza vacía sobre la barra. Miró con grandes ojos a su hermano—. Francis, me casaré… Me casaré hoy con… Oh, Dios mío. —Se puso de pie, alzó los brazos por encima de su cabeza, entendiéndolos hacia el “cielo”—. ¡Dios, me casaré con Johari! —Sí, sí, pero no grites ni actúes como un idiota —reprendió Francis, con una sonrisa en su voz. Dejó caer sus brazos a los costados de su cuerpo y miró hacia el reloj que colgaba de la pared de la
En cuatro años pueden pasar muchas cosas. En cuatro años pueden ocurrir centenares de situaciones de las que jamás se hubiera imaginado. En cuatro años el destino puede variar, a veces para bien y otras no tanto. Y él lo sabía. Ahora lo sabía porque lo había vivido.Echar una mirada hacia atrás era… nostálgico, en el mejor de los casos. Sin embargo, después de cuatro años, por fin podía sentirse completamente feliz. No había sido nada fácil llegar a donde estaba ahora. Los obstáculos fueron muchos y el camino empinado y rocoso. Pero, al final, logró establecer un equilibrio. Logró tener esa estabilidad que siempre quiso y que tanto le costó. Ahora podía disfrutar de todo lo que la vida le ofrecía cada día, sin rendirles cuentas a nadie y, lo mejor, sin tener que ocultar nada a nadie.Era, en cierto sentido y medida, libre.Pese a todo, sabía, en el fondo, que siempre habría algo o alguien que intentará importunar su vida. Lamentablemente, el prejuicio seguía existiendo y era algo con
«Después de más de 14 años de estar al mando de la vicepresidencia de Chrome Machine, Delclaux Luciano decidió retirarse de la empresa…». «Gran y emotiva despedida al ingeniero Delclaux Luciano…». «Delclaux Luciano menciona, en su discurso de despedida, a Christopher Tanner, quien fue no solo su mejor amigo, también la persona que le dio la oportunidad de crecer como persona y profesional. “Christopher, que en paz descanse, fue la única persona que me dio la oportunidad de demostrar mis capacidades. Yo era un simple mecánico cuando comencé a trabajar en Chrome Machine. Todo lo que soy hoy día, se lo debo a mi mejor amigo”, dijo Delclaux». «Chrome Machine se queda sin vicepresidente. Tras el retiro y jubilación de Delclaux Luciano, la empresa automotriz se queda sin un miembro importante dentro de la Junta Directiva...». «Chrome Machine anunció a su nuevo vicepresidente corporativo. A solo un mes del retiro del ingeniero Delclaux Luciano, Tanner Andrew, CEO de Chrome Machine, da la
Su pene palpitó con necesidad cuando ella se quitó la falda, deslizándose por sus caderas y muslos. Inclinándose hacia delante, ella terminó por hacerla a un lado y, Dios lo ayude, su corazón latió con brío, entre otras cosas, cuando todo lo que podía ver era a Johari solo en ropa interior de encaje rojo. —Estás… matándome —espetó, ahogando un jadeo mientras le daba otro apretón a su pene. —Daddy, estoy mojada con solo mirarte. —Su respiración se atascó cuando la vio tocándose a sí misma, acariciándose la vagina por encima del encaje—. Mhm, se siente tan bien, Daddy. —Abrió las piernas y se frotó, con una mano, la vagina mientras, con la otra, se tocaba los senos. Los labios entreabiertos, soltando suspiros por lo bajo y mirándolo con un deseo ardiente. —Johari —gruñó, haciendo todo lo posible para no saltar sobre ella. Ella dejó de tocarse, sonrió y se llevó un dedo a la boca, simulando una felación. Dios, lo estaba volviendo loco y el poco autocontrol estaba al límite. —Daddy,
Hace poco más de un año y medio atrás nunca se le cruzó por la mente que podría vivir a flor de piel todo el deseo y atracción que despertó su asistente. Hace unos meses atrás nunca se le cruzó por la mente que todo ese deseo y atracción podría evolucionar en sentimientos. Hace unas semanas atrás nunca se le cruzó por la mente que podría afrontar el prejuicio que arraigaba por tener una relación estable y seria con su asistente. Pero, a pesar de todos los contratiempos, los altibajos, los obstáculos, el prejuicio, entre otros, hoy día estaba viviendo y experimentando una vida llena de amor al lado de una persona que vio en él mucho más que una imagen de renombre. Una persona que realmente vio lo que se escondía detrás de su máscara de profesionalismo. Una persona que fue capaz de ver al hombre detrás del CEO. Johari había logrado lo que nadie antes logró… Ella lo enamoró. Ella logró, sin ser consciente, que él se enamore por primera vez en su vida. Johari Woods era, hoy día, la muje
Último capítulo