Mundo ficciónIniciar sesiónCuando Aileen despierta después de su muerte, lo último que espera es abrir los ojos en un mundo que solo conocía entre las páginas de un libro... y menos aún, en el cuerpo de lLady Margareth, la villana. Con apenas diez años y el futuro condenado, descubre que está destinada a morir traicionada por el mismo príncipe que alguna vez amó. Pero esta vez no piensa repetir la historia. Si no puede evitar ser la villana, será la mejor villana que el reino haya visto: inteligente, poderosa y dueña de su propio destino. Decide reescribir su papel, construir alianzas donde antes había enemistad y forjar su magia hasta dominarla por completo. Sin embargo, cambiar el destino no es tan sencillo cuando el corazón comienza a confundirse entre el príncipe ... y el villano final del libro. Magia, intrigas y un triángulo amoroso que desafiará el destino - bienvenidos a un cuento donde la villana podría ser la verdadera heroína.
Leer másMe empino con dificultad para alcanzar los oxidados barrotes de la estrecha ventana de mi celda. Aprieto el rostro entre los hierros mugrientos y, desde ahí veo la plaza llena y la tarima desde la cual se llevará a cabo el espectáculo principal: Mi ejecución.
Está abarrotada de gente y voces que se pelean por conseguir un mejor lugar. Escucho su algarabía, contentos porque la villana de la historia pronto desaparecerá y después de eso por fin llegará el tan anhelado: y vivieron felices para siempre.
Todos desconocen mi verdad. No les interesa conocerla. Yo debería ser reina, fui educada para ello. Trabajé muy duro buscando ser digna, apoyar a mi rey y obviamente ayudar a mi pueblo, pero eso nadie lo ve. Supongo que el villano en una historia depende de quien la cuente, pues en mi mente, los villanos siempre fueron ellos.
Se escucha el eco de los pasos de los guardias y el tintineo de las llaves intensificarse a medida que se acercan.
—Lady Margareth, es hora —dice en tono burlón el soldado que abre la reja.
Hago lo posible por no llorar. Estoy erguida mientras ellos amarran mis manos a mi espalda. De pronto una fuerte nalgada me sorprende.
—Una lástima que no hubiéramos tenido la oportunidad de divertirnos un poco contigo. Nunca me he tirado a una dama de sociedad.
Un escalofrío me recorre al escuchar eso. Soy virgen, aunque nadie lo crea, realmente me había guardado para el príncipe heredero en nuestra noche de bodas.
Los tres hombres ríen de manera estridente y me sacan de la celda. El frío del pasillo muerde mis pies descalzos. Al menos, no fui mancillada.
El sol brilla con intensidad, como debe hacerlo siempre que se acerca un final feliz. Por un momento ese resplandor no me permite levantar la vista, pero cuando lo hago logro verlos a lo lejos.
A un costado de la tarima, hay un espacio de honor desde donde el hombre que un día amé y la mujer que alguna vez llamé hermana, me observan. El rostro de Liam es duro, sin rastro de piedad como si tantos años a su lado no significaran nada. Por su parte, Lizzy seca sus lágrimas con un pañuelo y me mira como si de verdad sufriera.
La mano de Liam aprieta la suya para infundirle fuerza a esa pobre alma que le vendó los ojos para apartarlo de mi lado y hacerle romper nuestro compromiso. La maldita aparenta hasta el minuto final que es buena.
Poco después estoy arrodillada en medio de aquella tarima, recibiendo sin poder defenderme los frutos podridos y piedras que la gente me lanza. Mi cabeza sangra ligeramente debido a esos golpes, pero ese no es el dolor que realmente me importa.
—Lady Margareth Nolan. Se le ha juzgado y encontrado culpable de difamación e intentó de asesinato a miembros de la familia real. En unos minutos será decapitada y sus restos...
No sé qué más dice el hombre, pues mi total atención está en una de las parejas que se encuentran en primera fila para observar el espectáculo: mis padres.
Marcus Nolan y Marian de Nolan. Me miran con desaprobación aun cuando yo esperaba que al menos ellos sintieran el dolor de mi partida.
Partiré de este mundo sin haber sido amada por alguien... Ni mis padres, pues ellos siempre prefirieron a mi hermana menor y ahora no puedo seguir justificando su actitud hacia mí.
Me levantan entre dos hombres y uno de ellos me pregunta si quiero una venda en mis ojos.
—No la quiero —respondo sin dudar apretando los puños.
Acomodo la cabeza en un tronco de madera mugriento. Contengo las arcadas que el olor a sangre seca y la viscosidad de aquel contacto me genera. Todo por mirarlo en mi momento final.
"Príncipe heredero Liam Sareth de Noxmar, no sabes cuánto te odio. Si tuviera la oportunidad de volver a empezar, te juro que encontraría la forma de vengarme".
Luego miro a mi hermana sentada al lado de los reyes y de todos, ella es definitivamente la peor.
"y tú nunca serías reina".
La tierra se mueve, pero nadie se inmuta por eso. ¿tan interesante es mi ejecución o mi miedo me hizo imaginarlo?
Una sombra pasa con rapidez por un costado y entonces el mundo da vueltas de manera descontrolada antes de volverse negro.
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Me incorporo de golpe en la cama, con la respiración agitada. El sudor me corre por la sien mientras mis manos tiemblan.
La penumbra lo cubre todo. Me dejo caer otra vez en la cama, el antebrazo sobre los ojos, y el aire escapa de mí en un suspiro áspero.
Soñé con la escena final de la villana de "Un amor real", la última novela que leí en alguna de las tantas apps de lectura que se han vuelto populares en los últimos años.
Amo las historias de romance, magia y aventuras. Pero nunca había soñado con algo que leyera. Debo admitir que disfruté mucho esa historia. La prota fue algo mojigata para mi gusto, pero supongo que eso es normal en mí. Siempre me han parecido más interesantes las villanas y obvio, los villanos.
No hay villano principal feo en un libro, sobre todo en uno de romance y por lo que describían en este... O la la, yo me habría quedado con el duque. Sonrió tontamente pensando en eso.
¿Por qué soñé que era Lady Margareth? ¿Y por qué su final me salió tan cruel, tan detallado? Las imágenes me arden en la memoria, como si no fueran invento mío. No sé cuándo tejí esa historia ni por qué habita en mí.
Retiro el brazo de mi rostro y vuelvo a sentarme. Ya no tengo sueño. Salgo de la cama para encender la luz y ponerme a leer. Tengo mucho que estudiar y trabajos que terminar de la universidad.
Algo se siente diferente, la pijama es demasiado larga y el interruptor no estaba donde lo recordaba. Por fin logro encenderla y el aliento me abandona... estoy en el cuerpo de una niña.
¿Sigo durmiendo? ¿Un sueño dentro de otro sueño como en aquella película de Leonardo DiCaprio?
Miro mis manos con nerviosismo.
¿Qué es lo último que recuerdo? Y entonces una teoría tonta llega a mí... Morí.
Fue una muerte tonta. No respeté el semáforo y creí ganarle a aquel vehículo. Todo por no llegar tarde a una clase que ni me gustaba, ahora... nunca llegaré.
—Lady Margareth —dice en voz baja y llena de asombro una mujer a mi espalda — ¡Lady Margareth, despertó! —grita de pronto —¡Excelencia! ¡Excelencia! —y sale corriendo por el pasillo.
¿Me acaba de llamar Lady Margareth?
MARGARETHUna vez estuve de pie ante el rey, ya había olvidado lo sucedido con mi padre y su esposa.El eco del gran salón me mantenía en esta nueva realidad. El aire olía a incienso y a poder, y las paredes doradas me hacían pensar en la solemnidad e importancia del momento..Sabía que los rumores sobre el "incidente" con mi padre ya habrían volado por medio palacio, pero confiaba en que la amenaza implícita que dejé a los testigos fuera suficiente para que nadie mencionara mis habilidades.El control de la información es la primera forma de poder.—Esta ha sido una interesante sorpresa —afirmó el rey finalmente, una vez concluido el protocolo burocrático que me convertía oficialmente en la nueva condesa de Nolan—. Aunque es una lástima que las cosas se estén dando en estas condiciones.Incliné la cabeza en señal de respeto.Era verdad.Daría el título sin pensarlo si eso me devolviera a mi abuela.—Sé que su alteza tiene equipos de magos trabajando para descubrir qué sucedió realme
MARCUS NOLANAún puedo sentir la humillación en el cuerpo, como una marca invisible que no se borra.El rey me dejó en ridículo frente a toda la corte.Mi propia madre me negó lo que me correspondía por derecho, y ahora el título de Conde de Nolan pertenece a una muchacha que apenas ha dejado de ser una niña.Margareth.Mi hija.O eso me esfuerzo en recordarme, aunque a veces su tono, su forma de mirar, incluso su manera de pensar, me resulta irritante... es como si no pensara en mí como su padre.Cuando regresé a casa, Marian me esperaba en el salón, como si hubiera presentido mi furia antes de verme cruzar la puerta.Su mirada inquisitiva me obligó a sentarme, pero no podía quedarme quieto.—¿Qué dijo el rey? —preguntó con voz dulce.—Que el título es de Margareth —respondí con amargura—. Madre se lo dejó todo. La casa, las tierras... incluso los servidores.Marian entreabrió los labios, sorprendida al principio, pero luego una sonrisa se dibujó lentamente en su rostro.—Entonces to
MARGARETHDebe ser algo importante lo que guardaba este baúl, de otro modo no tendría sentido que además de un candado tuviera una protección mágica.Una protección de sangre.Cuando la llave giró, un pequeño chuzo emergió del metal y se hundió con precisión en mi dedo pulgar.El ardor fue inmediato, pero lo más sorprendente vino después: mi sangre comenzó a recorrer las líneas talladas en la llave, iluminándolas con un resplandor rojizo que se extendió hasta el grabado del baúl.El sonido del cerrojo liberándose resonó en la habitación como un suspiro antiguo.Por instinto solté la llave y me llevé el dedo a los labios, limpiando la gota escarlata que aún asomaba.El olor a hierro y magia se mezcló en el aire.Y entonces, lentamente, levanté la tapa.Dentro había una carta, cuidadosamente doblada y con una cinta azul.Reconocí de inmediato la caligrafía elegante, firme y un poco inclinada hacia la derecha.La letra de mi abuela.Mis dedos temblaron al abrirla.Solo la primera línea b
LIAMHoy asistir a la cena era obligatorio.No tenía ánimos, pero mis padres habían sido claros: debía presentarme impecable, comportarme a la altura de mi rango y mantener la compostura.Otra noche más de sonrisas falsas, conversaciones huecas y halagos ensayados.El gran salón estaba iluminado con candelabros de cristal que reflejaban en cada rincón la magnificencia del palacio.Los músicos tocaban discretamente, lo suficiente para llenar el ambiente sin entorpecer la conversación.Todo era exactamente como siempre, y sin embargo... me sentía fuera de lugar.—Su alteza —la voz dulce de Lady Fionna interrumpió mis pensamientos.Una de las hijas del duque de Harrow. Rubia, de ojos claros, siempre supo cómo captar la atención en una sala.Se acercó más de lo prudente, inclinándose apenas, dejando que su perfume floral llenara el aire entre nosotros.—Hace tiempo no coincidíamos en una cena, ¿o acaso su alteza ha estado demasiado ocupado para recordar los buenos momentos? —su sonrisa er
MARIAN DE NOLANLa música volvió a filtrarse por la ventana del salón y, aunque es hermosa no podía permitirme apreciarla: El conde había vuelto y está muy decidido en llamar la atención de mi hija. Ya no puedo permitirlo, no cuando Lizzy acaba de comprometerse con un príncipe. Todo este trago amargo pasará muy pronto. La gente se aburre rápido de los rumores y pronto aparece el siguiente, por eso no puedo permitir que el siguiente sea que Lizzy prefiere a otro hombre que al príncipe. Aunque no quiera, ella tendrá todo con lo que sueña una joven en estos días: ser una princesa, vivir en un sustuoso castillo y gener a un hermoso príncipe a su lado.Sabía que mi marido lo sacaría nuevamente de la propiedad, por eso no me había preocupado por el conde, pero cuando Adeline cruza la estancia tan rápida como si la persiguiera un depredador, algo en mi cabeza gritó peligro.Un pensamiento se coló en mi cabeza y casi estaba segura de ello: ¿y si ese conde es la razón del cambio en mi hi
LIZZYApenas crucé la puerta de mi habitación, la cerré con fuerza y apoyé mi espalda contra ella para no caer.Adeline llegó detrás de mí casi de inmediato, con el ceño fruncido y preocupación en los ojos.—No la entiendo, señorita... —dijo con cautela—. Hasta hace poco, el príncipe era su sueño.La miré, sintiendo cómo mi corazón se estrujaba ante sus palabras.Tiene razón.Ese fue mi sueño... pero ya no lo es.—Creo que desperté... y dejé de soñar —susurré.Al cerrar los ojos, las lágrimas escaparon sin que pudiera detenerlas, bajando por mis mejillas como si quisieran exhibir mi vergüenza ante el mundo.Adeline se apresuró a rodearme con sus brazos.—Ay, señorita... no se ponga así —murmuró, intentando reconfortarme.Pero el nudo que llevaba en el pecho explotó en un sollozo ahogado.—Él ya no debe querer verme... —mi voz se quebró—. Luis, me odia. —El conde Renard no la odia —me interrumpió enseguida—. Si de verdad estaba interesado en usted... si de verdad la ama... debe estar





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