7. EVOLUCIONAR LA RELACIÓN
MARGARETH
Hoy cumplo quince años. Bueno, Margareth los cumple... pero, para el caso, es lo mismo.
Me miro en el espejo y sonrío: lo que veo me gusta. Este cuerpo pertenece a una villana, y todas las villanas son hermosas. Casi diosas en sus mundos... hasta que la protagonista comienza a moverse y a halar los hilos.
Mis dedos juegan con la gargantilla ajustada a mi cuello. Es incómoda, pero al mismo tiempo siento que me da poder. La antigua Margareth tal vez no sospechaba lo que poseía, pero yo sí lo sé: esta belleza no es un adorno, es un arma.
Ensayo una sonrisa frente al espejo. Se ve perfecta, delicada... vacía. Una muñeca de exhibición. Y eso es lo que soy en esta corte: un rostro para agradar, un vientre para heredar, y nada más. Por dentro me arde la rabia.
La criada que termina de trenzar mi cabello baja la vista con reverencia. Me pregunto si nota que la niña de hace cinco años ya no existe. En su lugar queda esta joven que aprendió a ocultar los sueños detrás de una sonrisa c