En un mundo donde los Omegas son considerados presas, Aurora ha logrado esconder su verdadera naturaleza durante toda su vida, viviendo en las sombras para evitar ser capturada. Sin embargo, su secreto es revelado por un Alfa despiadado y peligroso, quien no dudará en usar todo su poder para marcarla como suya. Mientras Aurora lucha con sus propios miedos y deseos, se ve atrapada entre su instinto de huir y la creciente atracción hacia el Alfa que ha marcado su destino. Pero la pregunta es clara: ¿debería entregarse a su destino o luchar contra la bestia que la persigue? La historia es un torbellino de emociones, donde la lealtad, el poder y el deseo se entrelazan, y donde Aurora deberá enfrentarse a sus propios demonios mientras intenta sobrevivir en un mundo que quiere destruirla.
Ler maisLa noche ha caído, y con ella, mi destino se ha sellado. El Alfa está a mi lado, y aunque mi cuerpo me grita que corra, que escape, hay algo dentro de mí que se resiste. Un nudo en el estómago, una mezcla de repulsión y... no sé cómo llamarlo. Atracción, quizás, o tal vez algo más profundo, algo que no logro entender. Porque aunque lo odio por lo que es, por lo que hace, no puedo negar lo que siento cuando me mira. Algo oscuro, algo que me consume lentamente.Nos dirigimos hacia su territorio, un lugar que desconozco pero que, a juzgar por la manera en que sus ojos recorren cada rincón, parece ser suyo por derecho. Su figura imponente a mi lado me hace sentir pequeña, insignificante, pero no soy una tonta. Lo que quiero hacer no es huir, no es resistir... sino entender. ¿Por qué siento esta conexión con él? ¿Por qué, cuando sus ojos se encuentran con los míos, mi cuerpo tiembla?—No tengo intención de hacerte daño. —Su voz, grave y profunda, llega a mis oídos como una promesa.No lo c
El aire nocturno está cargado de algo que no puedo identificar, pero que me ahoga como si fuera veneno. Cada paso que doy me acerca a un destino que no puedo ver, pero siento. Mis piernas tiemblan, mis pulmones arden por el esfuerzo de correr, y aún así, mis pies no parecen querer detenerse. No sé cuánto tiempo llevo huyendo, no sé cuántas esquinas he doblado o cuántos callejones he atravesado. Todo lo que sé es que no hay un rincón lo suficientemente oscuro donde pueda esconderme de lo que está detrás de mí.El Alfa. Él está allí, en algún lugar. Lo sé. Siento su presencia, una presión constante que me sigue hasta los rincones más recónditos de mi mente. Y lo peor es que, de alguna manera, lo deseo. La lucha interna es como una tormenta violenta, y aunque intento mantener el control, la verdad es que mi cuerpo responde a su llamado de una manera que no puedo evitar.Pero, por encima de todo, está el miedo. Ese miedo que me consume cada vez que cierro los ojos, el miedo de que, tarde
Lo peor de ser Omega no es el dolor de la transformación ni la soledad que nos arrastra. Lo peor es saber que, en cualquier momento, alguien podría descubrir lo que realmente eres, y entonces ya no habría vuelta atrás. Siempre he vivido con ese miedo latente, una sombra que me acompaña y que jamás puedo ignorar, ni por un segundo.He aprendido a ser invisible, a no destacar. La gente pasa por mí sin mirar, y ese es el único privilegio que me queda. Un simple roce con la multitud, un juego de sombras y susurros. Los Alfas, los dominantes, los cazadores, siempre a la espera de encontrarme, de marcarme, de reclamarme. Porque eso es lo que hacen con las Omegas. No somos más que objetos, propiedad, carne que ansían poseer. Y yo, durante años, he jugado a esconderme.Mi vida está hecha de escapatorias y falsas sonrisas. Vivo en una ciudad donde los Alfas gobiernan con puño de hierro, donde las leyes del respeto y el dominio no existen, solo el poder. Mi trabajo, mis días, mis rutinas, todo