«Me darás cachorros, tantos como puedas. Quiero un sucesor digno; y los parirás como mi Luna, una falsa, claro está.» Prisionera por 13 años, Adalet ha sufrido en un laboratorio, sometida a crueles experimentos y atrapada en la amnesia. Todo cambia cuando el maldito Rey Alfa, Zefor, quema el lugar y la lleva con él, revelando sus oscuros planes: quiere que Adalet le dé tantos cachorros como pueda. ¡Pero ella no es el juguete de un hombre-lobo desquiciado! Con astucia, Adalet finge su muerte y la de los gemelos que lleva en su vientre para escapar de las garras de Zefor. Su huida la lleva a la manada de otro Alfa, quien tiene vínculos con su pasado y la ayuda a reencontrarse con su padre. Con su ayuda, Adalet planea su venganza. Sin embargo, a medida que ella se adentra en su misión, comienzan a surgir secretos que desafían todo lo que creía saber. ¿Logrará cumplir su venganza o descubrirá que el amor puede cambiar su destino?
Leer másKorina lo miró con desdén, acercándose un paso más. —¿Adalet? —replicó, levantando una ceja—. Ella ya no está aquí. Tal vez deberías dejar de amar a una mujer que ya no pertenece. Malcon se acercó, su voz más intensa. —No deberías hablar así de Adalet —dijo, frunciendo el ceño—. Ella es especial para mí. Necesito encontrar la manera de comunicarme con ella. Korina sonrió. —¿Por qué no simplemente dejas de amar a Adalet? —se burló—. A mí no me molestaría ser tu Luna. Eres un Alfa apuesto, y probablemente ella ya se acostó con Zefor, ¿no crees? Conociendo lo fogoso que es, seguro que lo hizo. A él le encanta un buen sexo seguido, es un Alfa muy activo~ lo sé, porque fuí su amante por años, su primera hembra, yo le enseñé lo que sabe. Malcon sintió que la ira crecía en su interior. Se acercó más, su mirada gélida. —No hables así de ella —le dijo, su voz baja y amenazadora—. No la trates como si fuera una cualquiera. Ella no es así, me ama. No se acostaría con otro lobo, porque
Una vez quedaron entre el bosque, a pocos metros de distancia de donde estaban los gemelos. —Como Alfa, deberías aprender a ser un poco más flexible —dijo Luna Adalet, disfrutando de la forma en que su provocación lo afectaba—. Pero claro, siempre prefieres ser un tirano. Conmigo, con tus bebés, al parecer con todo el mundo. Alfa Zefor la miró con ojos llenos de furia, pero a la vez una chispa de atracción por el carácter de ella crecía en su interior, su ira y deseo mezclándose de una manera peligrosa. —No me subestimes, Luna. Estás cruzando límites peligrosos, recuerda que no eres nadie para hablarme en ese tono —advirtió ese macho, dando un paso más cerca—. Esto no es solo una cuestión de orgullo. Luna Adalet sonrió, sintiéndose poderosa ante su rabia. —¿Y qué si lo es?, te cuesta dejar tu fachada de perfeccionista tratando de imponer a todos tu pensar, y exageras, fue un pequeño accidente, no volverá a pasar, no tienes que humillarme o gritarme —le dijo con firmeza l
La corriente del río rugía con fuerza, arrastrando a Alaric como una hoja llevada por el viento. —¡¡MAMIIII, MAMITAAA!! —gritaba el pequeño cachorro, aterrorizado. Luna Adalet sintió que su corazón se detenía al verlo ser tragado por el agua. —¡Alaric! —gritó la hembra, su voz resonando sobre el estruendo del agua. El sonido de la corriente era ensordecedor, un siseo constante que la llenaba de pánico. El cachorro, con su aura dorada de protección que normalmente brillaba en momentos de peligro, parecía estar atrapado en la desesperación. —¡¡AAAAHHH!! —gritaba el niño, cada vez más débil. Luna Adalet comenzó a nadar contra corriente, sin pensarlo dos veces, sintiendo el frío que la envolvía. Cada golpe de agua era como un latigazo, pero su determinación era más fuerte que cualquier corriente. ¡Protegería a su bebé a cualquier costo! —¡Concentra tu poder! —le gritó a Alaric, su voz apenas alcanzando su pequeño oído. El agua lo arrastraba, y el miedo en su rostro
Adalet llegó al pueblo con el corazón un poco más ligero, aunque la tensión de su situación con Alfa Zefor aún pesaba en su mente. La hembra caminó por las calles empedradas, observando a la gente que pasaba. Al llegar cerca de una enorme fuente en el centro, vio a sus gemelos, Draven y Alaric, jugando alegremente con el agua, y rodeados de dos omegas niñeras que los cuidaban. Sonrió al ver a sus amados bebitos. —¡Hola, mis amores!~ —gritó la hembra, acercándose a ellos rápidamente. Los gemelos levantaron la vista y sonrieron con alegría. —¡¡¡Mamá!!! —gritaron al unísono, corriendo hacia ella. Adalet se agachó y los abrazó con fuerza, sintiendo el calor de sus cuerpos pequeños, y besando sus rubias cabecitas. —¿Estuvieron bien? —preguntó ella recordando el caos de la noche. —¡Sí! —dijo Draven, moviendo los brazos de manera exagerada—. Jugamos a ser guerreros, pero queríamos verte, mami. Alaric, más reflexivo, añadió: —Pero nos dijeron que teníamos que esper
Zefor se acercó a la ventana, observando el hermoso paisaje del territorio de su manada, como si le diera la espalda a ella. —Hoy pasarás el día con los cachorros —dijo Zefor sin girarse—. No te dejé salir anoche, así que lo voy a compensar, como di mi palabra. Adalet apretó las manos contra la sábana, sintiéndose como un objeto sexual, como alguien que solo se había vendido esa noche por algo más. Aunque ese "algo" eran sus cachorros, y eso le ofrecía un consuelo. —Está bien —respondió la hembra, su voz apenas un susurro—. Pero… Necesito que me liberes de estos brazaletes, debo prepararme una medicina, no voy a quedarme embarazada otra vez… Al menos, no lo quiero contigo. Zefor se volvió hacia ella, frunciendo el ceño… ¡ELLA ESTABA CRUZANDO LÍMITES!, una clara ofensa para ese macho Alfa. —No —dijo él fríamente—. No necesitas que te libere de esos brazaletes mágicos. No hace falta. Mis médicos te darán algo para evitar que quedes preñada. Ahora, vístete y sal de mi habitación
Korina miró fijamente a Malcon, sus ojos dorados reflejando la luz de la chimenea. Había un fuego en su mirada que no podía ignorar. —No hay engaño aquí —afirmó esa hembra—. Estoy dispuesta a arriesgarlo todo. Lo he perdido todo, y no puedo quedarme de brazos cruzados mientras Zefor se mete con otra hembra, tiene otros cachorros, y mi hijo… Es lanzado a la basura. Malcon sintió la sinceridad en su voz. Había algo en su determinación que lo conmovía. Se acercó un poco más, sintiendo la tensión en el aire. —Está bien —dijo el Alfa, por fin aceptando—. Te daré la oportunidad de probar tu lealtad. Pero si siento que me has engañado… no habrá lugar donde esconderte. —Lo entiendo —respondió Korina, su voz serena—. Y recuerda, esta es una alianza. No una relación romántica. Malcon sonrió, aunque no estaba seguro de cómo se sentía al respecto. Había algo excitante en la idea de trabajar con ella, pero también había un riesgo enorme… ¡ÉL YA ESTABA ENAMORADO! —Vamos a hacer esto —dijo e
>>> Narrador: ✧✧✧ Esa misma noche, horas atrás en la manada "Susurros Nocturnos". ✧✧✧ En el salón anexo al principal del Alfa Malcon, la chimenea crepitaba suavemente, iluminando las paredes de madera oscura con su luz dorada. Las largas ventanas ofrecían una vista del cielo estrellado, donde la luna llena iluminaba el paisaje. Alfa Malcon, se encontraba sentado en un sillón de cuero, su expresión pensativa mientras miraba las llamas. Korina, también en el salón, se acercó a Malcon y, sin rodeos, lo sorprendió con su declaración: —Cásate conmigo, Alfa Malcon —le dijo la hembra, su voz seductora y llena de malicia. Malcon arqueó las cejas, sorprendido. En ese momento, estalló en carcajadas. —¿Estás mal de la cabeza? —exclamó ese macho entre risas—. ¿Crees que tomaré a una loba cualquiera como mi Luna?, ya tuve una… Murió. Nunca nadie va a… —él hizo una pausa, recordando a Adalet. No pudo continuar, su corazón lo impidió. Korina se mantuvo seria, y su expresión se tornó má
>>> Adalet: Lo besé. ¡Maldición, lo besé! No podía creerlo, no era algo que quisiera… Estaba acorralada, amaba a Malcon, sí… Cuatro años a su lado, cientos de recuerdos, y estos fuertes sentimientos no se van a borrar por un acostón, dos… Diez… No sé… Pero es solo sexo. Solo es sexo, ¿qué puede salir mal? Malcon entenderá que no tuve opción. Mis labios se movían a un ritmo lento y pausado, trataba de ocultar mi falta de experiencia… ¿Cuántas veces besé a alguien?, no lo sé, mi amnesia me impide aún recordar todo, solo sé que Zefor es el primero que recuerdo. Besos vacíos, sin sentimientos, todos con un simple fin sexual y reproductivos hace cuatro años. Cerré mis ojos, quizá un intento de no ver al macho que estaba besando pero… ¡Demonios! ¡En mi mente pasaban por recuerdos con Malcon! ¡Su rostro!… Me sentí asqueada de mí misma. Le dije "te amo" a ese macho incontables veces, y… ¿Qué estoy haciendo?, yo debería… —¡AAAH! —grité, mis palabras fueron interrumpidas, cuando
>>> Adalet: «¡No, Adalet!» Resonaba la voz de mi loba, Lala. Una y otra vez me decía que no lo hiciera, pero… ¿Qué otra opción tenía?, este tiránico Rey Alfa me dejaba claro que no mentía, que tenía mucho poder y no dudaría en utilizarlo para obtener lo que quisiera. Sí. Estaba harta de que busque todo a las malas, pero… —¡AAY! —mis pensamientos fueron abruptamente interrumpidos, cuando él se levantó y me cargó con una facilidad absurda. —¡Nos vamos a divertir un rato, Luna! —sonó con arrogancia su maldita voz gruesa, poderosa… Pícara. Pof~ Un sonido se produjo cuando me hizo lanzada a la cama. Caí boca arriba y de inmediato me senté… Tragué saliva mientras lo veía deshaciéndose de su pantalón. Estaba nerviosa, mi cuerpo temblando ligeramente… Apreté mis manos contra las sábanas de seda rojas, traté de verme fuerte, seria, imposible de afectar. No quería titubear ante un macho como él. Entonces… Pensé en él… En Alfa Malcon. En lo bueno que fue conmigo, en los moment