Marcada por un vampiro y condenada al rechazo, Gema vaga sin rumbo, convertida en la amenaza que nadie quiere cerca. Su exilio parece eterno… hasta que llega al territorio de la manada Sangre Carmesí, una ciudad donde la oscuridad gobierna y nada es lo que parece. Allí, entre cazadores, cambiaformas y vampiros, Gema deberá luchar para quedarse… enfrentándose no solo a criaturas oscuras, sino también a un cazador que la odia tanto como la necesita.
Leer másGemaTengo que admitir, aunque sólo sea para mí, que estar aquí en la Orden de Cazadores impresiona… Estos tipos pueden detenerte y castigarte sin que se les tiemble el pulso y, por las miradas que me lanzan…están deseándolo.Kevin me aviso que las pruebas de admisión suelen ser duras y, me dio varios consejos que debo aplicar si quiero ganar o, como segunda opción, salir con vida.Al principio me negaba a ponerlo todo en juego por entrar en la Orden, pero al final acepté, porque hay algo que tengo muy claro: no quiero seguir huyendo.Mi instinto de mujer loba detecta un olor conocido y miro en esa dirección. En mi campo de visión aparece un hombre apuesto, que por su actitud parece sacado de la alta sociedad inglesa del siglo XIX, pero con muchos músculos. Le hago un gesto militar con la mano y le lanzo una de mis sonrisas socarronas, diseñada para sacarlo de quicio… y, por supuesto, funciona a la perfección.Alguien toca mi brazo y me giro de inmediato, curiosa por ver quién es.—H
Leonardo—Las pruebas de cazador son un fastidio —murmura mi pupilo Ralik al entrar en mi despacho—. Demasiados preparativos, demasiado esfuerzo para nosotros y al final casi nadie logra entrar en la orden. Son pruebas demasiado difíciles.—Ya lo hemos discutido, Ralik —levanto la mirada en su dirección y respondo con calma—. Esas pruebas están pensadas para quienes no poseen habilidades innatas de cazador… al menos deben demostrar ciertas hailidades.—Pero podríamos aceptar a magos o brujas de bajo nivel, aunque no superen la prueba —insiste él—. Incluso a los videntes… Ellos podrían encargarse de tareas administrativas y nosotros…—Es el consejo quien toma las decisiones, no nosotros…—lo corto.—Pero tú podrías… —empieza a replicar, aunque se queda a medias; la mirada que le lanzo basta para silenciarlo.Mi pupilo suelta un suspiro sonoro y se toca el cabello.—Solo espero que este año al menos alguien destacado consiga entrar…y bueno, que no mueran muchos participantes…Es desagrada
Gema—Todos, cálmense —grita Kevin, levantando los brazos para detener a los cambiaformas que avanzan hacia mí.—Ella no es culpable de lo que se le acusa. Los centinelas apostados en el puerto, me informaron que entró en la ciudad ayer mismo…Es imposible que conociera a esos vampiros…Kevin se vuelve hacía mí y me pregunta directamente.—Si no me equivoco, vienes a pedir que te dejemos quedarte en la manada.¿no?—Sí… —respondo con un atisbo de esperanza—Tengo habilidades de combate y creo que…—Alfa, es una prófuga… ¡Una traidora! —me interrumpe un hombre lobo, gritando—. Por su culpa, muchos cambiaformas murieron en el ataque a Sombra Nocturna.No se ni porqué lo intento, la verdad. Está más que claro que nadie aquí me quiere.—Por ese crimen fue absuelta. No mató a nadie—me defiende Kevin.—Queremos que se vaya. Aquí, no es bienvenida—dice un anciano de ojos grises que mira a los ojos.—No sabía que tú fueras quien decidía eso… —la voz de Kevin suena áspera mientras su expresión se
GemaHuyo a toda velocidad, aunque la droga me entorpece. Apenas llego a una callejón sin salida cuando me alcanzan, y sin otra opción, arremeto contra el hombre de la daga con todo lo que tengo.Mi puño va directo a su mandíbula, pero lo detiene a mitad de camino, atrapando mi mano con firmeza. En el instante en que nuestras pieles se tocan, una extraña sensación me recorre, y por la expresión de sorpresa en sus ojos, sé que él también la siente.'¿Qué ha sido eso?'Con un simple movimiento me lanza a un lado con facilidad, pero vuelvo a intentarlo. Ahora con las garras extendidas. El hombre de la daga retrocede unos pasos y, con un simple gesto de la mano, ordena a su compañero que se encargue de mí.Arqueo una ceja mientras observo como se aleja.—¿Qué ocurre, brillitos? ¿No crees que yo merezca tu esfuerzo y por eso llamas a tu compañero?Si pudiera cambiar de forma, los perdería de vista… pero la droga ralentiza mi transformación, y en la ciudad, transformarse puede ser ilegal s
GemaMi vista se vuelve borrosa en los bordes y, cada paso se siente pesado, como si caminara entre agua espesa.El mundo gira a mi alrededor y los sonidos se mezclan en un zumbido constante. Detrás de mí, una voz rompe el silencio—¿Creías que te iba a dejar ir tan fácil? —dice Virlen a mi espalda.Mi corazón se dispara.Sin más dilación, giro sobre mis talones y corro en dirección contraria, buscando cualquier callejón donde pueda perderlo de vista, pero mis piernas no responden con la rapidez que deberían por el efecto de la droga y el vampiro me alcanza en unas cuantas zancadas.Agarra mi brazo con fuerza y me lanza con una fuerza brutal hacia unos trastos apilados contra la pared. Un gemido de dolor se escapa de mis labios, intenso y desgarrador.Me he clavado algo, j*der.El dolor me arranca del sopor de la droga, apenas lo suficiente para mantenerme en pie. Solo necesito resistir un poco más… y entonces podré enfrentarme a él. Mi cuerpo ya conoce este tipo de drogas. Cornelio
GemaPerdí la cuenta de los años que llevo huyendo. Desde el día en que me expulsaron del territorio de Sombra Nocturna, acusada de traición, no he hecho más que vagar de un sitio a otro, buscando un rincón donde pertenecer… y nunca encontrándolo.Estuve en diferentes ciudades—incluso en pequeños pueblos—de Akatarawa, y al principio todo parece ir bien… hasta que descubren quién soy. Y entonces...me expulsan, en el mejor de los casos. Ninguna manada quiere acoger a una loba marcada por el vampiro. Susurros. Insultos. Rechazo. Incluso me han intentado matar... Mi vida es entretenida, ¿verdad? Ni siquiera los salvajes —los pocos hombres lobo sin manada que escaparon de Seik tras aquella gran batalla— me permiten estar con ellos.Para ellos también soy una traidora. Si me atrevo a poner un pie en la zona irregular, donde se esconden, me mataran con gusto… y no rápido. Les encanta prolongar el sufrimiento de sus víctimas; es su manera de operar.Es irónico, ¿no? Para todos soy una tr
Último capítulo