CAPÍTULO 7: Aferrate a eso...
Gema
Bel se equivocó; la prueba no tenía límite de tiempo. Por eso, cuando el último de esos malditos lagartos cae al suelo con un rugido ahogado, levantando una nube de polvo que me hace toser, siento que he vuelto a nacer.
Mis músculos gritan de dolor, engarrotados después de tanto esfuerzo; cada movimiento es un suplicio, como si mi cuerpo pesara el doble.
Me quedo un segundo quieta, en forma de lobo, respirando con dificultad, el pecho sube y baja de manera frenética. A mi costado, Bel luce igual de maltrecha que yo, si no peor.
Hemos rozado la muerte tantas veces que ya pierdo la cuenta, pero lo logramos: superamos la primera prueba.
Me dirijo hasta donde dejé mi ropa de repuesto y adopto mi forma humana y me la pongo. Miro a mi alrededor y me permito soltar el aire contenido, noto que me tiemblan las manos y un pensamiento me invade la cabeza: he luchado muchas veces para protegerme, con garras y dientes, dando todo lo que tenía, pero siempre sola. Y ahora, por primera vez, lo h