Mundo ficciónIniciar sesiónValeria Osorio es una mujer rellenita con cuevas anchas que no se doblega. Ama su libertad por encima de todo y se niega a vivir bajo las sombras de las expectativas sociales o familiares. Es dueña de su cuerpo, de su vida y de su intensa sensualidad. Demian Vieri, el jefe de la mafia, un hombre cuyo control es absoluto y cuyo deseo por Valeria se convierte en una obsesión oscura. Él no pide, él reclama. Para él, la pasión no es amor, es posesión
Leer másLa primera regla de la noche era el anonimato, la segunda, la absoluta libertad. Ambas ardían en el aire condensado de la suite, destrozadas bajo la presión de un deseo primario, crudo y sin ataduras
El aire escapaba de los pulmones de Valeria en un jadeo ronco. Sus uñas se aferraban a los músculos firmes de la espalda de él, trazando líneas rojas que prometían moretones, su miembro entra sin atadura, mientras que su boca posa en unos pechos de Valeria y en el otro su mano cuál majesajeba. No era una sumisión, era una igualdad feroz en él placer. Su cuerpo, desnudo ante el lejos de ser la figura que la sociedad intentaba confinar, era el centro de su propia gravedad, el motor de la pasión que lo consumía a él. Era ella quien marcaba el ritmo con una sensualidad desinhibida, impulsada por años de no querer deberle nada a nadie. Dándola vuelta la vuelve a penetrar, ella grito, pero del mismo placer que buscaba hace rato. Pues este hombre no solo se la está cojiendo, se la está comiendo. Su cuerpo tiene la marca de sus labios. Devoró cada parte de ella, puede escuchar como el jadea cuando siente que ella mueve sus caderas Él se movía con la precisión de un depredador que, por primera vez, saboreaba a una presa que no solo se resistía, si no que lo reclamaba. El estaba fascinado, su miembro y su cuerpo se movían por si, ese movimiento exquisito, lo pone más duro Valeria de imprevisto se corre para delante, se gira y empuja al monumento que tiene adelante. Ahora es su turno. Subiendo arriba y acomoda su miembro dentro de ella. Comienza a mover sus caderas mientras aprieta sus nalgas con fuerza, y por dentro rugiendo con un león enjaulado. Los movimientos comenzaron a subir con intensidad.. __ vamos papi __ le susurra cerca de su oído Sale de el y él inclina poniendo su miembro sobre sus manos comenzando a lamer de arriba hacia abajo. Él se estremece al sentir él roce de su lengua y un cosquilleo recorre su abdomen por cada lamida que da la chica. lo introduce a su boca deslizando sumamente mientras usa su lengua. El quién no aguanta, la levanta y la cuesta, se acomoda entre sus piernas empujando de una solo estocada, dejando salir un gruñido al sentirse apretado entre esas paredes suaves y húmedas que lo aprietan, ella comienza a moverse junto al el, causando una descarga de placer en ambos. Sale de ella y baja, comienza a besar hasta llegar al lugar que lo hizo perder la cordura, Usando su lengua desliza justo hasta su punto donde el placer aumenta, y notando que las piernas tiemblan mientras succiona estremeciendo el cuerpo de la chica y dejando qué deje escapar un sonido. Ella no se queda atrás y comienza a darle placer con sus manos Los ojos de Demián la buscaban sin descanso en la penumbra. Su rostro, normalmente una máscara de control inquebrantable, estaba tenso por la urgencia. No estaba acostumbrado a la sensación de perder el mando, pero con Valeria, el control no le importaba; solo le importaba la posesión. Cada roce, cada susurro áspero que le arrancaba, no era un acto de amor, sino la confirmación de que esa mujer, salvaje y desafiante, sería suya. Volviendo a entrar en ella, con rapidez y movimiento rápidos, dejando escapar gemidos de puro placer y el disfruta esa hermosa melodía de placer. La boca de Demián se encontró con la de ella en un beso que sabía a desesperación y promesa. Era la marca de la propiedad que él grababa en su alma. __ Dime tu nombre __ le exigió Demián con la voz gutural, atrapando sus manos sobre su cabeza. Valeria arqueó la espalda, riendo con un desafío eléctrico. __No__ murmuró, mordiendo su oreja __ Los nombres tienen dueños. Y yo no tengo dueño __ Esa negativa, esa pequeña muestra de rebeldía, solo sirvió para encender el infierno en los ojos de él. El deseó que sentía no era un capricho; era una necesidad vital que amenazaba con desbordarlo. En ese momento de éxtasis descontrolado, la única cosa que le importaba era la mujer bajo él. Estaba dispuesto a quemar el hotel, la ciudad o el mundo si era necesario, solo para asegurarse de que ese fuego, esa pasión que lo devoraba, fuera solo suya. Y cuando todo se calmó, cuando solo se escuchaba el ritmo agitado de sus corazones, Demián la sostuvo con una fuerza que no era amorosa, sino de toma de rehenes. Valeria se acurrucó, exhausta, con una sonrisa de victoria en los labios. Había ganado esa batalla de intensidad. Él la miró fijamente en la oscuridad, trazando la curva de su cadera con un dedo posesivo. Y fue en ese silencio, en la más profunda intimidad de la noche, donde Demian tomó su primera decisión fría y despiadada sobre ella: no la dejaría ir jamás. ...Y cuando todo se calmó, cuando solo se escuchaba el ritmo agitado de sus corazones, Demian la sostuvo con una fuerza que no era amorosa, sino de toma de rehenes. Su brazo cruzaba su cintura como una barra de hierro, anclándola a la cama, un ancla pesada dictada no por el miedo a que ella desapareciera, no por la ternura, si no por su posesión. El la quiere solo para Valeria se acurrucó, exhausta, con una sonrisa de victoria en los labios. Había ganado esa batalla de intensidad. Había dictado los términos, había mantenido su autonomía incluso en el clímax de la posesión. Ella solo quería una noche caliente donde le hagan olvidar quien era y donde era. Sin saber que se metió en el infierno y con el mismo díablo. ¿Que pasara cuando ella se enteré quién es él hombre con quién paso la noche? ¿Que hará demian ahora? ¿ la podra acorralarSeis años habían transcurrido desde el nacimiento de los gemelos, Valentina y Alessandro. La mansión Vieri era un hogar bullicioso, vibrante con la energía de dos niños inteligentes y curiosos, y el amor inquebrantable de sus padres. Valeria, la Matriarca consolidada, dirigía los negocios del imperio con una eficiencia silenciosa, equilibrando la fuerza del apellido con la calidez de la familia.Demian era la imagen de un hombre transformado. Su posesión se había convertido en una devoción inquebrantable, su furia en una protección serena. Era un padre dedicado, un esposo cariñoso y el Guardián de un legado que ahora se construía sobre el respeto y el consentimiento, no el control.El día de su boda, pospuesta por el caos inicial y la llegada de los gemelos, finalmente había llegado. Una gran celebración que era tanto una boda como un triunfo. Cientos de invitados llenaban los exuberantes jardines de la mansión, el ambiente festivo, pero con un respeto palpable por la pareja que había
Han pasado los meses. La mansión, reconstruida y más segura que nunca, se preparaba para la llegada de los gemelos. Valeria, con nueve meses de embarazo, era un monumento a la Emperatriz: firme, tranquila y completamente poderosa.Una madrugada, en la suite, Valeria despertó a Demian.Valeria: (Con serenidad absoluta) "Demian, creo que es hora. Siento algo, pero es muy sutil. De hecho, no duele para nada. No te asustes, Demonio."Demian, que había pasado nueve meses en un estado de paranoia y sobreprotección, se levantó en pánico.Demian: (Gritando órdenes mientras se ponía el traje) "¡Alarma roja! ¡Código PISTACHO! ¡Dante, a seguridad máxima! ¡Leo, llama al jet para el médico! ¡Elena Vieri, necesito el analgésico más fuerte del planeta! ¡Valeria, tú no te muevas! ¡No respires! ¡No te rías! ¡Consentimiento para moverte, Emperatriz!"Valeria se rió de la histeria de su esposo. Se sentía tranquila, lista, y orgullosa de sus curvas rellenitas.Pero justo cuando Demian intentó levantarla
Los días se convirtieron en semanas, y las semanas, en cinco meses de intensa, aunque controlada, actividad. Valeria había asumido su rol de Matriarca con fervor.Por las mañanas, hacía ejercicios ligeros supervisados por Sara, enfocándose en la resistencia y la defensa personal sin riesgo para los bebés.Por las tardes, se sentaba con Claudia y Elena Vieri en el despacho, diseccionando las finanzas y las estrategias del imperio. La Matriarca le enseñó a "leer entre líneas" de los hombres Vieri, y Claudia le mostró cómo mover el dinero de manera invisible.Demian cumplía su parte del trato: no interfería con su entrenamiento ni con su autonomía. Pero su posesión había mutado en una vigilancia constante.Desde su despacho, sus ojos seguían a Valeria a través de los monitores de seguridad, o simplemente se quedaba parado en la puerta del gimnasio, bebiendo café, asegurándose de que su Luz y el futuro de su imperio estuvieran intactos.La barriga de Valeria ya era notable. El cambio era
A la mañana siguiente, la amenaza de Elias era solo un recuerdo sangriento. Valeria se levantó temprano, sintiendo la adrenalina de la noche anterior. Vestida con ropa deportiva, se dirigió al gimnasio improvisado en el refugio, lista para iniciar su entrenamiento con Sara. Demian la interceptó en el pasillo. Estaba impecable, pero sus ojos estaban inyectados de sueño y una nueva y peligrosa posesión: la paternal. Demian: (Con voz grave y absoluta) "¿A dónde vas, Luz? No irás al gimnasio. No tocarás pesas ni armas. Estás embarazada. Eres la portadora de mi futuro, la madre de mis dos hijos. Tu única tarea es sentarte, comer ese maldito helado de pistacho y ser un templo seguro." Valeria: (Se detuvo, respirando profundamente. Sabía que esta lucha llegaría) "No, Demian. Acabo de probarte que soy la persona más apta para proteger este futuro. Elías está muerto porque fui lo suficientemente fuerte para tomar una decisión. Soy la Matriarca; no voy a ser una incubadora asustada." Demian
La noche después de la visita al médico, Demian convocó una cena de emergencia. En la mesa, en el refugio de Elena Vieri, estaban Valeria, Sara, Dante y Claudia. Y, en una aparición inusual, Marco Vieri, el patriarca, el hombre que solo se movía por estrategia y poder.El ambiente era eléctrico. Demian, a pesar de estar limpio y vestido con su impecable traje, irradiaba una tensión controlada. No era la furia de la guerra, sino el nerviosismo del futuro. Tenía a Valeria sentada a su lado, sus manos entrelazadas sobre la mesa.Demian: (Aclarando la garganta, su voz extrañamente formal) "He convocado a esta cena no por la guerra, sino por una noticia personal. Valeria y yo... tenemos algo que anunciar.Valeria, ahora calmada, miró a su alrededor. Sara la miraba con ojos expectantes. Marco Vieri mantenía una expresión fría.Valeria: (Tomando la palabra con una sonrisa de calidez pura) "Hemos tenido un chequeo médico, y... mi Emperador y yo estamos esperando nuestro primer hijo."Hubo una
La clínica privada de Elena Vieri era más segura que cualquier bunker. Demian acompañó a Valeria y a su madre, su rostro una mezcla de ansiedad por la salud de su Emperatriz y la furia contenida por la absurda situación. Él no entendía los cambios de humor y el llanto; solo sabía que debía protegerla.El médico, un hombre de confianza y reservado, examinó a Valeria. Demian esperaba un diagnóstico de agotamiento o estrés extremo.Al regresar a la sala de espera, el médico sonrió a Demian y Elena.Doctor: "No se preocupe, Señor Vieri. Su prometida está en excelente estado de salud, considerando el estrés que ha pasado. La única razón de los antojos y los cambios de humor repentinos es que... bueno, va hacer madre (mira con miedo a Dante ) Serán dosLa palabra cayó como una bomba.Elena Vieri sonrió con orgullo, mirando a su hijo. Valeria se quedó boquiabierta, las manos temblándole.Demian se quedó helado, la furia de la guerra, la posesión del control y toda la calidez que había sentid
Último capítulo