El mensaje de Demian Vieri no fue un correo electrónico ni una llamada; fue una demanda entregada por Dante, su hermano y mano derecha, a la oficina del padre de Valeria. La nota era breve: Reunión de emergencia en mi propiedad. Ahora. Vieri no tolera la falta de respeto a sus intereses.
El padre de Valeria, un hombre acostumbrado a la diplomacia de los negocios, sintió un frío en el estómago. La única vez que Demian usaba ese tono era cuando la amenaza era real.
Minutos después, el padre, Victoria, y una Claudia visiblemente nerviosa se encontraban en el salón de la mansión de Demian. Valeria no estaba presente; su padre había insistido en dejarla fuera de este "asunto de hombres", sin saber que ella era el centro de todo.
Demian entró en la sala, y el silencio se hizo absoluto. No había sonrisas, solo un aire de peligro palpable. Se sentó en un sillón de cuero oscuro, con Dante de pie como un ejecutor silencioso a su lado.
Padre(Federico): (Intentando sonar formal)__Demian, ¿cuál es