Mis planes eran simples. Irme a Londres a una escuela de música y explotar al máximo mis dotes como cantante. ¿Que planes tenían mis padres? Enviarme a una escuela en los sin fines del mundo dirigida por una abuela que jamás he visto, mientras ellos se van dos años de luna de miel a viajar por el mundo. ¿Qué es lo peor? Es una escuela para príncipes y princesas. ¿Qué planes tenía mi abuela? Casarme con uno de esos niños ricos. Pero yo, antes muerta que princesa
Leer másLa mayoría de los libros que he leído inician con la típica escena donde la chica se despierta, los rayos de sol entran por la ventana, ella bosteza y abre sus ojos. Luego describe meticulosamente su perfecta habitación. Su cabello sedoso y mágico siempre se le acomoda en ondas maravillosas, su madre la llama para desayunar y menciona que tiene un hermano comprensivo y amable que la lleva a clases cada día.
¡Para nada!
Eso es meramente ficción y tampoco va con mi vida. No tengo nada que ver con un libro de los que me regala papá, en el que todo es romance y flores. Donde la chica se enamora de un desconocido que es perfecto y el amor triunfa.
Esto es la vida real, que para nada se parece a la ficción. Los cuentos con finales felices y príncipes azules solo sirven para idealizar una vida perfecta que nunca conseguiremos tener, para crearnos aspiraciones que por mucho que luchemos nunca podremos conseguir.
Mi historia no comienza con ese mágico amanecer, en absoluto, comienza con la peor borrachera de mi vida.
—¡Qué me voy a ir! —grito dramáticamente y Livia se lleva una mano a la cabeza para negar riendo, el camarero me mira como si estuviera loca y yo me levanto tambaleándome un poco—. ¡Me voy a la Conchinchina, a una escuela de pijos!
Beber whiskey me ha sentado muy mal, no controlo lo que sale por mi boca, estoy muy borracha y en este estado soy un maldito desastre. Esta es una de las peores noches de mi vida.
Mis queridos padres me han dado la que he bautizado como la peor noticia de mi vida, y he decido beber hasta perder la conciencia. Tal vez para muchos sería algo genial, pero para mí esto significa un horrible sacrificio y estaría dispuesta a todo por no tener que cumplir sus órdenes y hacer lo que quiera con mi vida.
—Estás muy borracha, Eva, mejor deja que Livia te lleve a casa. —Mi recién nombrado ex novio me toma de la mano y se la arrebato de un tirón.
Estamos en uno de los bares de la ciudad, mis amigos organizaron una pequeña reunión para despedirme puesto que mañana me marcho a ese lugar cuyo nombre no logro pronunciar en este estado de embriaguez. Livia está triste por mi partida, es mi mejor amiga desde los siete años, los demás van a olvidarse de mí en cuanto lleguen a sus casas. Sobre todo mi novio desde hace dos años, quien me acaba de dejar hace unos minutos, como si nos conociésemos desde hace tres días y no llevásemos dos años compartiendo saliva.
—Este es mi último día con mis amigos —digo alargando la "o" y tomando la botella en mis manos—, los voy a extrañar idiotas, han sido unos pésimos amigos, excepto Liv, claro, pero igual voy a extrañarlos.
Todos ríen y yo me dispongo a marcharme con la cabeza en alto. Me iré lejos, pero dejaré todo un incendio a mi paso.
No soy tonta, en esta mesa mi única amiga es Livia, los demás son un grupo de interesados que se acercan a mí por mi apellido y por pertenecer a una de las familias más influyentes de la ciudad, después de todo, los Toscano, son dueños de gran parte de los negocios de aquí.
—Nos veremos en las vacaciones Eva —añade Raisha con su mirada dulce, sin duda era buena fingiendo ser amable.
—Shh. —La mando a callar y todos se burlan—. Espero que para ese tiempo no sigas follándote a Drek porque Stella se va a enterar.
Raisha es una zorra que se acuesta con el novio de su mejor amiga, los he pillado muchísimas veces en la biblioteca de la universidad metiéndose mano. Stella es una buena chica y está demasiado enamorada del imbécil de su novio, así que mi acto de caridad antes de marcharme es sacarla de esa burbuja. Livia se pone de pie y me tapa la boca, Stella mira a Drek con cara de pocos amigos y Miss zorra pone cara de terror. Suelto un hipo y cómo puedo quito la mano de Liv de mi boca.
—Que arda Troya, bebés. —Los miro a todos riendo, al instante Stella se pone de pie para marcharse y Drek va tras ella. Creo que acabo de destruir una relación.
A mi lado mi flamante ex novio me dedica una mirada molesta con intención de intimidarme, y en respuesta, le saco la lengua y me río.
—¿Qué crees qué haces? —me pregunta enojado.
—¡Joel, tú ni me hables! —Lo señalo con el dedo—. Lis rilicionis a distincia ni fincionin —balbuceo en una mueca— ¡Me valen tres hectáreas de m****a tus excusas baratas!
Me duele bastante, llevo toda la noche con una sensación de opresión en el pecho y haciendo todo lo posible para no mirarlo, no hablarle. El alcohol fue la mejor opción para alejar las lágrimas y dejar mi lado perra afuera. Tenía la ligera esperanza de que pudiéramoscontinuar con nuestra relación a distancia y él podía ir a visitarme a la Conchinchina. No pretendía rendirme, y que haya sido él quien tomó la decisión, solo me confirmó lo que estuve pensando todo este tiempo: no me ama.
Livia me agarra del brazo y me hace caminar fuera de la mesa. Me siento como la m****a y estoy haciendo el intento de controlar mi llanto.
Tengo que irme de casa hacia un sitio desconocido, mi vida aquí no es perfecta, pero joder, soy feliz y la idea de comenzar desde cero me aterra.
—Basta Eva, estás diciendo cosas que no sientes, nos vamos.
—Que conste. —Pongo voz dramática, me seco mis lágrimas imaginarias y el hipo provoca que haga una pausa—. Que los quiero mucho a todos. —Lanzo besos al aire—. ¡Menos a ti! —recalco, enseñándole el dedo medio a mi ex.
«¡Dios! ¿Cómo pude durar tanto con alguien como él?».
—Solo quedan él y Raisha —me dice Liv riendo.
—¡Ah! Olvídenlo, no quiero a ninguno.
Dicho esto ambas caminamos fuera del bar, Livia me lleva agarrada de la cintura puesto que me voy para los lados. El bar me da vueltas y todo lo que hago es reír mientras jugueteo con las trenzas de mi mejor amiga.
—Espera aquí ¿vale? —me indica y asiento—. Voy a por un taxi.
Livia está tardando demasiado.
«¿Y si pido un taxi yo misma?».
¡Uy! Allí hay un coche.
—Hola, ¿necesitas ayuda...?
—No, no soy de aquí bonita...
—¿Segura que quieres que te lleve allí...?
Y procedo a crear una laguna mental.
Me pregunto quién fue ese chico y como llegué sana y salva a mi cama esa noche, después de haberme marchado borracha con un completo desconocido.
Mi vida no volvió a ser la misma; cambios, secretos, mentiras y un mundo completamente desconocido llegaron para enseñarme que algunas veces es necesario caer en lo profundo para volver a levantarse con mucha más fuerza.
Mi madre y yo bajamos del taxi y entramos rápidamente al hospital, la recepcionista nos envía directamente a la habitación veintitrés donde mi padre ya se encuentra estable y en recuperación. Corremos por los pasillos del hospital hasta llegar allí donde dos policías cuidan la puerta y nos impiden el paso.—Soy Lara Zchwat, su esposa y ella es mi hija —les explica mi madre para que nos permitan pasar.Uno de ellos abre la puerta y suelto el llanto cuando veo a mi padre conectado a tantos equipos y con la piel pálida. Había intentado quitarse la vida y por mucho que lo pensara no encontraba razón o explicación para aquello, porque a pesar de todo siempre ha sido un hombre capaz de enfrentar todo.—¡Dios mío! —exclama mamá llorando y toma su mano—. ¿Por qué hiciste esto Alfred? ¿Querías dejarme sola?Las lágrimas no me dejan hablar mientras los observo a ambos desde una esquina de la habitación. «¿Por qué tengo que ser tan egoísta? Mamá deja de hablar y me mira con rencor».—Si te hubie
Te va a crecer la nariz James, digo Jared. —Suelto un hipo—. ¿Nunca te hicieron el cuento de Pinocho?—Había olvidado lo mucho que hablas cuando te emborrachas.—¿Por qué me llevas a dormir? Yo quiero seguir con la fiesta.—Ya has tenido suficiente descargando tu ira con aquel hombre.Suelto una carcajada y sigo caminando mientras Jared me sostiene para que no caiga directo al suelo. De alguna manera que no consigo recordar muy bien logró convencerme de ir a descansar.Todo a mí alrededor da vueltas y vueltas.—Se merecía todo lo que le dije, vino a aguarme la fiesta.—Claro.El elevador se abre y ambos entramos. Aprovecho para recargarme de una pared y soltar todo mi peso. Jared se queda frente a la puerta y me tomo la oportunidad de mirarlo, con su traje de príncipe parece una persona totalmente distinta al chico que conocí o creí conocer, ahora no tengo idea de quién es la persona que tengo delante.—¿Estás bien? —Se gira hacia mí y asiento.Las puertas vuelven a abrirse y se acerc
Después de caminar varios minutos Kylliam abre una puerta y ambos entramos. Me suelta y me quedo de pie con las manos cubriendo mi rostro mientras lloro. Él se mantiene en silencio caminando de un lado a otro. Mi cabeza no puede terminar de creer lo que ha pasado, James es Jared.¿Por qué me ha mentido? ¿Por qué se ha hecho pasar por otra persona y qué buscaba con eso?—Le dije que esto iba a pasar —susurra Kylliam, eso hace que cese mi llanto y lleve mi mirada a él.—¿Lo sabías? —Mi voz es casi un susurro porque me siento débil y rota.Él asiente y me dan ganas de gritarle pero no tengo fuerzas para ello.—¿Qué soy? ¿Su nuevo juguetito? —le pregunto mientras me acerco a él y lo miro con furia—, ¿todo esto era parte de su pequeño juego?, ¿ambos planearon joder mi vida más de lo que ya está?—¿Puedes dejar de decir estupideces? —Se acerca y me toma de la mano cuando intento alejarme—. Le repetí a Jared un montón de veces que te contase la verdad, para evitar esto. —Señala mi rostro.—¿
Kylliam y yo permanecemos en silencio después de que esas palabras abandonasen sus labios. Mis manos seguían tomando las suyas y lo miré a los ojos intentando entender un poco esa personalidad tan confusa que tiene.¿Quién era verdaderamente el chico que tenía en frente? Todos dicen que es una persona sin corazón pero aquí frente a mi tenía a una persona totalmente distinta, con una mirada cálida y agradable.De repente se removió incómodo y se aclaró la garganta, apartó sus manos de las mías y desvió la mirada hacia la derecha del parque como si allí hubiese algo muy interesante, estaba huyendo de mi mirada.—Creo que debemos irnos, ¿no? —me pregunta nervioso y no puedo evitar reírme porque he logrado que Kylliam Wesh se ponga nervioso—, está haciendo algo de frío.Asiento y me pongo de pie dándole la espalda y dispuesta a marcharme, pero cuando doy dos pasos su mano toma mi brazo y me hace girarme, dibuja una sonrisa en su rostro antes de hablar.—Ten —me dice pero no entiendo a qué
—Cinco, seis...cinco, seis, siete ocho. —La banda comenzó a tocar y las parejas en el salón de baile a moverse al ritmo de la música en una danza lenta y llena de elegancia.Odio el vals, bailar y todo lo que tenga que ver con moverse o hacer algún tipo de esfuerzo físico, si lo sé, soy vaga, aún me pregunto cómo corrí lejos de Kylliam hace unos días. Kylliam, el chico que fue seleccionado como mi compañero de baile y el que no se ha dignado en aparecer en ninguna de las clases del día de hoy, algo que le agradezco porque me ahorró la vergüenza de bailar junto a las demás parejas del salón y mostrar lo buena que soy dando pisotones.Adele se mueve de un lado a otro junto a Thomas mientras conversan y ríen, creo que esos dos tienen química pero mi amiga sigue con Dave al que no ha podido ver desde hace cuatro días cuando huimos del bar. Dalton por su parte se mantiene bailando con Gretchen y cada dos segundos le lastima los pies, mi amigo y yo compartimos el amor por el baile. —Nótese
Miro tranquilamente como Korra camina de un lado a otro por el pasillo de su oficina mientras Angie y yo la seguimos con la vista. Llevamos toda la mañana reunidas con ella, los demás estudiantes se encuentran en el gran salón en un debate con todos los profesores, algunos con Celia en su oficina firmando la expulsión de la escuela. Han descubierto las salidas clandestinas y todo era un gran caos de regaños, expulsiones y castigos.—Entonces nunca salieron a escondidas —vuelve a cuestionar y Angie asiente.Mi hermana está algo rara, no ha hablado mucho desde que llegamos, ni ha intentado defenderse, se limita a responder lo que maléfica pregunta y bajar la mirada a cada rato, le pasaba algo y estaba totalmente segura de que no iba a quedarme con la curiosidad.—¿Tú tampoco Evangeline?—Ya te he dicho cuatro veces que no, Korra —me mira molesta por haberla llamado por su nombre—. ¿Puedes liberarnos, por favor?Estoy segura de que no tiene pruebas de mí salida anoche, sobre todo porque
Último capítulo