Mundo ficciónIniciar sesiónElara, una joven humana que lucha por salvar a su madre enferma, es secuestrada por Kaelan, un poderoso vampiero Alfa que descubre que su sangre es esencial para su especie. Atrapada en un mundo de lujo y oscuridad, descubre que es la "Vara de Perséfone", una figura legendaria que puede ser tanto un arma como una cura para la maldición vampírica. Mientras lucha por entender sus nuevos poderes y proteger a su madre, una atracción peligrosa crece entre ella y su captor. Con múltiples facciones buscando controlarla -el Concilio tradicionalista, el misterioso Archimago, y el traicionero Alistair- Elara debe decidir si confiar en Kaelan o escapar. Pero cuando su madre es amenazada, ambos descubrirán que sus destinos están más entrelazados de lo que imaginaban, forjando una alianza que podría cambiar el balance de poder en el mundo sobrenatural para siempre.
Leer másLa noche llegó con una lentitud agonizante. Cada hora que pasaba era un recordatorio de lo que se acercaba. La palabra "donación" resonaba en mi mente como un eufemismo cruel. No era una donación; era una extracción. Un sacrificio.Cassian fue quien vino a buscarme. Me entregó un sencillo vestido de lino blanco, sin mangas. "Es práctico", dijo, sin más explicaciones. Al cambiarme, sentí la tela áspera contra mi piel, como el uniforme de un condenado.No me llevó a una clínica o un laboratorio, sino a una estancia que no había visto antes. Era circular, con el suelo de piedra negra pulida. En el centro, sobre una plataforma baja, había una especie de diván alto, acolchado con terciopelo del mismo color oscuro. Las paredes estaban desnudas, salvo por unas antorchas que proyectaban sombras danzantes y alargadas. El aire olía a hierbas secas y a tierra, un aroma antiguo y ritualístico.Kaelan ya estaba allí. Vestía de negro, como siempre, pero se había despojado de la chaqueta. La cami
El brazo de Kaelan bajo mi mano era una barra de acero viviente, inmóvil y frío. Cada paso que dábamos por el pasillo, iluminado por antorchas que proyectaban sombras danzantes, resonaba en el silencio sepulcral de la mansión. Yo me aferraba a él, no por elección, sino porque mis piernas temblaban tanto que era la única forma de mantenerme en pie. La seda negra del vestido, que antes me había parecido una armadura, ahora era una piel demasiado delgada que no lograba protegerme del frío que emanaba de él."Recuerda", murmuró su voz junto a mi oído, un susurro que helaba la sangre, "sonríe. Asiente. Diles que estás agradecida por esta... oportunidad. Si dudan, si sospechan aunque sea un instante, cuelgo. Y mi oferta muere con esa llamada."Asentí, incapaz de hablar. La garganta me ardía, seca por el miedo.Entramos a un comedor que parecía sacado de un palacio renacentista. Una mesa de roble pulido, tan larga que el otro extremo se perdía en la penumbra, estaba puesta con vajilla de
El eco de la pregunta de Kaelan resonaba en el silencio de mi cráneo. ¿Cuánto de tu alma estás dispuesta a perder antes de que empieces a disfrutarlo? Mis rodillas amenazaban con ceder, pero un resto de orgullo, ese mismo que me había mantenido en pie frente a la enfermedad de mi madre y los cobradores de deudas, me obligó a apretar los puños hasta que las uñas se clavaron en mis palmas."No tienes mi alma", logré decir, desafiando la tormenta gris de sus ojos. "Y no disfrutaré de nada aquí."Una sonrisa lenta, casi de aprobación, se dibujó en los labios de Kaelan. El rubio, a quien el otro llamó Lysander, soltó una carcajada."¡Bravo! Al menos no será aburrido, Alfa."El tercero, el silencioso, solo observaba. Su mirada era diferente, más analítica, como si estuviera evaluando un espécimen raro. Kaelan lo llamó Cassian."Todo tiene un precio, Elara", dijo Kaelan, ignorando mi comentario. Su voz era como seda sobre acero. "Incluida la vida de tu madre."Un frío más profundo que
Mi nombre es Elara, y mi vida huele a desinfectante y a sueños rotos. A los veintidós años, ya he aprendido que la bondad es un lujo que pocos pueden permitirse. Trabajo como sirvienta en "La Cripta", el club nocturno más exclusivo y sombrío de la ciudad, un lugar donde la opulencia esconde podredumbre y donde personas como yo somos invisibles. O eso creía.Esta noche, el aire está cargado de una energía extraña, más densa de lo habitual. Mientras paso el trapo sobre la barra de ébano, puliendo las cicatrices de la noche anterior, siento mi propio reflejo en el espejo: una chica delgada, con el cabello castaño recogido en un moño desaliñado y ojos que han visto demasiado para su edad. Lucho por pagar los tratamientos de mi madre, una batalla perdida contra una enfermedad implacable. Cada moneda que gano aquí es un pequeño triunfo sobre la desesperanza."Elara, a la suite Élite. Ahora." La voz de Bruno, el gerente, es áspera. Sus dedos se clavan en mi brazo con una urgencia que no ad
Último capítulo