El eco de la pregunta de Kaelan resonaba en el silencio de mi cráneo. ¿Cuánto de tu alma estás dispuesta a perder antes de que empieces a disfrutarlo? Mis rodillas amenazaban con ceder, pero un resto de orgullo, ese mismo que me había mantenido en pie frente a la enfermedad de mi madre y los cobradores de deudas, me obligó a apretar los puños hasta que las uñas se clavaron en mis palmas."No tienes mi alma", logré decir, desafiando la tormenta gris de sus ojos. "Y no disfrutaré de nada aquí."Una sonrisa lenta, casi de aprobación, se dibujó en los labios de Kaelan. El rubio, a quien el otro llamó Lysander, soltó una carcajada."¡Bravo! Al menos no será aburrido, Alfa."El tercero, el silencioso, solo observaba. Su mirada era diferente, más analítica, como si estuviera evaluando un espécimen raro. Kaelan lo llamó Cassian."Todo tiene un precio, Elara", dijo Kaelan, ignorando mi comentario. Su voz era como seda sobre acero. "Incluida la vida de tu madre."Un frío más profundo que
Leer más