Mundo ficciónIniciar sesiónSavannah Lewis es la mejor terapeuta del momento, se ha forjado un nicho que hoy la tiene ad portas de empezar un programa de televisión para ayudar a quién lo necesite. En el día es una perfecta profesional. Con su bata blanca y su cabello estrambótico se pasea por los pasillos del hospital general como la puta diosa del departamento de psiquiatría, lo que le trae más de una mirada de desprecio y envidia, pero muchas más de admiración. De noche, nuestra linda terapeuta tiene una afición que ni sus mejores amigos saben… Su traje de cuero negro y el antifaz que cubre sus hermosos rasgos la transforman en The Queen y el club Shine es la manera que tiene para soltar todo el peso de su trabajo. Ella, es el pecado hecho mujer y lo sabe… James O’Connor Jr. Es un maldito controlador en todos los aspectos de su vida. Un arquitecto que vive cada día como el perfecto hijo mayor de la familia O’Connor y que le gusta vivir su vida en absoluta soledad. Un tipo que no cree en el amor y que odia a las mujeres… Ese hombre serio y “virgen” que a sus 30 años solo desea dos cosa en la vida, poder y estabilidad, una que se cae como castillo de naipes al conocer a The Queen… ¿Qué pasará cuando James sepa quién es realmente su musa inspiradora y la que le quita hasta el aliento? ¿Existirá el amor o solo será un juego sexual que los dominará hasta que uno de los dos caiga? Seducción, traiciones, secretos, intrigas, mentiras y sospechas, es lo que puedes esperar de una original, divertida y un poquito, solo un poquito oscura historia de amor en la que nada es lo que parece.
Leer másSeis meses en el futuro…
¿Qué dirías si tu cuerpo es golpeado solo para sentir placer?
¿Qué pensarías si maltratar a alguien es una necesidad para mantener tu adrenalina a tope y llegar a un orgasmo satisfactorio?
¿Cómo haces que esto pare si necesitas con urgencia descargar tus instintos animales más primitivos para ser feliz?
¿Cuál es la manera de actuar frente a todos esto, doctora? Dígame, ¿Usted tiene una respuesta a todo esto? Me gustaría saber que piensa— respira hondo y luego de darme una mirada lasciva continúa.
Todo eso es lo que siento aquí dentro—el hombre tras el cristal se golpea el pecho una y otra vez, como si eso lo liberara de toda la m****a que lo tiene tras las rejas—, no pude dejar de inflingir dolor a mis parejas para sentir mi propia felicidad, no quise dejar de hacerlo, era mi placer culpable y aquí estamos, doctora…
Estoy en la cárcel de máxima seguridad del estado de Nueva York, el Metropolitan Correctional Center, New York o MCC New York como le dicen, sentada frente a frente con uno de los más desquiciados asesinos en serie de los últimos tiempos.
¿Qué hago aquí frente a este loco desalmado?
¿Cómo es que lo estoy escuchando tan tranquila después de toda esta m****a que me está lanzando?
¿Debo de estar más loca que él para seguir aquí sin un ápice de sentimientos por lo que escucho?
Preguntas que suelto en mi cabeza y apunto en mi libreta que, por ahora, no tienen respuesta.
Ah, sí ya lo recordé. Estoy sentada aquí frente a este tipo por el maldito editor del programa de televisión en el cual me he metido debido al éxito de mi podcast, maldita la hora en que le hice caso a Val.
Anoto en mi libreta “recordar matar al imbécil que me metió en esto”
Pero bueno, volviendo al punto el tipo pidió verme antes de ser llevado a la silla eléctrica, cuestión hasta tragicómica, porque en Nueva York no se ha aplicado la pena capital y no han ejecutado a nadie desde 1963. La última vez que se ejecutó a una persona por un delito federal en Nueva York fue en 1954 o hasta que este tipo termine con los sesos fritos en veinticuatro horas más…(sic. Sí, lo busqué en Wikipedia)
—Doctora… ¿Me está escuchando? — me pregunta Ariel Cisco, un empresario de metro noventa, pelo rubio hasta los hombros, cuerpo de dios infernal, forrado en billetes, de baja California que fue condenado a muerte por matar a sus parejas en el acto sexual.
—Oh, si. Claro que lo estoy escuchando fuerte y claro, señor Cisco. Continúe, por favor— digo para sacarme del paso, es que estar en este lugar me tiene un tantito mal.
—Siempre me he preguntado ¿cómo lo hacen los psiquiatras para liberar toda la tensión acumulada con sus pacientes? Escuchar a cada loco como yo debe ser un poco— meditó unos segundos—. Agotador.
«si supieras como lo hago, cariño»
—Puede que sí como puede que no, solo es un trabajo— respondo encogiéndome de hombros y siendo lo más políticamente correcta.
—Esquivas bien mis preguntas, preciosa…— y ahora me tutea el muy imbécil, mientras sisea como una víbora las palabras que me dice.
«Tranquila, Vannah, cuenta hasta un millón »
—Señor Cisco, solo he venido aquí porque usted me mandó a llamar para una consulta, no para hablar de mí y mi desfogue.
—Eres dura de roer, mujer. Cómo me gustaría enterrar mis dientes en es cuello divino que tienes…
Seguía contando hasta... creo que ya voy en mil internamente, aunque quería mandar al tipo a la m****a, había algo en su forma de pensar que me mantenía sentada frente a él en esta celda de vidrio. Ese algo oscuro que se hacía entre ver en sus ojos negros como su alma podrida y que lograban llamar mi atención, más de lo debido y quería averiguarlo.
No me dejaría embaucar por este ser despreciable, llevaba años instruyendo a mi cuerpo y a mi mente para no flaquear así. Además, el vidrio que dividía nuestra extraña conexión me hacía sentir segura y poderosa.
Eran las palabras del tipo las que me lograban desestabilizar, se sentía tan parecido a… mí, pero no se lo demostraría. Yo era mejor que él, yo era más fuerte que él, yo no era una asesina como él…
Veintidós mujeres debieron sufrir antes, bajo su dominio. Veintidós almas que se perdieron en esos ojos cubierto de una maldad angelical. Veintidós latidos que pararon ante sus palabras y sus actos.
Veintidós… Un número interesante…Un número que me recuerda a alguien...
—¿Doctora? Nuevamente se ha perdido, ¿A dónde se fue? — a mi palacio mental, estúpido, pero eso no era lo que iba a decir. No por ahora…
—Estaba aquí, señor Cisco, sólo escuchándole, pero me atrevería a decir que su petición va más allá de que sea su última terapia antes de la silla.
—Oh, no, no, no, por el contrario hermosa, tú eres el bálsamo para aplacar mi deseo, ya tengo claro que dejaré este mundo, pero necesitaba alguien, que no fuera un cura, para expresarle mis más íntimos pensamientos antes de partir, mi alma ya está podrida y no le tengo miedo a morir.
—¿Y eso para qué?— pregunto de la nada, estoy a un tris de levantarme de mi silla cuando…
—Porque tú eres igual que yo mi, querida Queen…
Trato, por dios que trato de mantenerme tranquila e inmutable, pero esas dos palabras me desestabilizan ¿Cómo lo sabe? ¿De dónde lo supo? O peor aún ¿Qué es lo que verdaderamente sabe de mí?
Perdona nuestros pecados.Y por fin empezamos con esta historia. Espero y les guste y disfruten tanto como yo al hacerla.Sinopsis Él, un hombre entregado a su familia. Que se ha levantado varias veces y ha sabido aprender de los errores.Ella, una mujer fuerte y decidida que entregó su vida y su amor a una vocación.Ellos, dos niños que no tienen nada, Pero entregan todo.Separados no son nada, juntos lo son todo.Porque todo comenzó con una visita inesperada .Un trabajo en común.FamiliaDolorRedención.¿Qué hará la hermana Ángeles al sentir que está cometiendo el pecado original?Cómo les había dicho, por fin sale a la luz la historia de la hermana Ángeles y nuestro Higlander maduro.Las espero en este mismo libro y solo les daré un bocadito.Actualizaciones, ya veremos. Todo depende de mi locura.Prefacio.Estaba sentada junto a mi amiga frente al mejor de los abogados de la ciudad, su hijo, que, de manera muy profesional sacaba sus apuntes y nos miraba de reojo.—Ya, Thomas. N
El despertar de la Bella durmiente.Prólogo.Oxford, en los dormitorios de la escuela de medicina, hace siete años atrás...—¿Piensas vestirte así para tu cumpleaños Daria? —le pregunta Cat, su mejor amiga con la que está hablando por videollamada.—No haré nada del otro mundo, Cat. Solo leeré un rato mi novela y luego me iré a dormir.—Pero mujer, estás cumpliendo veintidós, eso pasa una sola vez en la vida.—Nunca te he entendido, la gran Daria Lewis, la mejor de la clase y el objeto de deseo sexual de media facultad ¿no quiere celebrar su cumpleaños?—No es que no quiera, amiga. Es solo que esperaré al fin de semana que Vannah esté libre de su guardia en el hospital y viajaremos juntas para celebrar con mi papá.—Pero vamos, aguafiestas. Disfruta de la vida que es corta—dice en tono dramático su amiga y Daria suelta una carcajada al verla como coloca sus manos en las caderas.—Está bien, está bien, pero volveré temprano, no pienso descuidar mi descanso diario y mi tratamiento de be
—Muy buenos días, Norteamérica, y todo aquél que nos quiera escuchar a través de nuestras redes sociales, comenzamos con otra semana y nuevos temas sobre salud mental y otras hierbas— dice mi amiga al micrófono, si bien es cierto que el programa de televisión es un éxito y estábamos ad portas de obtener nuestro primer Globo de oro, no dejábamos de hacer, por lo menos una vez a la semana nuestro podcast, era como nuestro bebé y gracias a ambos programas éramos la nueva sensación en el ámbito de la salud— Les saludamos desde nuestro querido Hospital General, que hoy cumple cien años desde su fundación. Soy Val Scott.—Y Savannah Lewis, es un placer estar nuevamente frente al micrófono para poder acompañarlos y ser una herramienta para que ustedes puedan sentirse más apoyados y acompañados.—Esta semana, como estamos de celebraciones queremos hacer la siguiente solicitud a nuestra audiencia.—Así es Val, hoy queremos que ustedes nos cuenten ¿Cuál ha sido su mayor celebración? Puede ser u
Siempre que veía a mis amigas y me contaban sus historias de amor con sus parejas yo pensaba en que eso para mí sería absolutamente un imposible.Vivir a través del sexo sin compromiso, con solo un contrato de dominador/sumiso era mi forma de expresar y saciar mis necesidades, unas que en mi campo yo delimitaba como fisiológicas , pues eliminaba el factor emocional y cuán equivocada estaba de todo eso, pues mucho, más cuando todo aquello que pensaba se fue al tacho de la basura con la aparición de él frente a mí. Ese niño bonito con carita de Ángel que me hizo replantear todo cuánto había menospreciado en mi vida. Nuestros encuentros y desencuentros, la forma en que no nos soportábamos como Vannah y James que quedaban absolutamente olvidados cuándo éramos Queen y Ángel en esa habitación dorada, eran tantas las cosas que me hacían sentir distinta y un tanto preocupada.No negaré que enamorarme de él ha sido un desafío a diario, pero es tan maravilloso todo lo que él me da que no pude r
—¡Yo me opongo!—¡¿Qué?!Nos volteamos con Savannah para ver al imbécil que se está ganando el gran detalle de que lo mate, lo corte en pedacitos y lo lance al río Hudson, es que ¿cómo mierda se le ocurría entrar así?—¡Lo mato!— ¡James!— Me doy la vuelta y aunque mi Moritas intenta sostenerme me suelto de su agarre y camino hecho una furia en contra de ese idiota que tengo por hermano que está parado en medio del salón con los brazos abiertos y una sonrisa ladina que estoy a punto de desencajar.—Hermani—No lo dejo terminar, cuando mi puño choca contra su mandíbula y lo lanzo al suelo sin importarme nada, estaba tan molesto con él porque se había ido y me dijo que no le importaba que me casara que era una pérdida de su preciado tiempo el venir aquí que tenerlo ahora era distinto a lo que imaginé pues ya me había hecho a la idea de que no estuviera aunque me doliera en el alma.—¡James O’Connor, Basta! —mi Moritas se acerca a paso raudo y trata de detenerme, pero estoy tan enojado co
—Deja de pasearte como un león enjaulado, James y disfruta de este día — me dice entre risitas Russell, mientras arregla mi corbata.—Se ven tan bellos así, me estoy poniendo celoso.—Aaron…Exclamamos los dos y yo lo miro furioso, mientras Ethan, Jex y Thomas se ríen del desubicado de mi amigo.Y, por fin, ha llegado el día más esperado. Hoy, es el día de nuestra boda.Estamos en la habitación que el hotel preparó para “el novio” y sus padrinos, porque sí, a falta del idiota de mi hermano que aún no ha dado luces me he llenado de padrinos junto a estos locos deschavetados.Lo peor es que ya llevo veinticuatro horas sin ver a mi Moritas ni a mis bebés, pues las mujeres de la familia se la llevaron para que cumpliéramos la tradición como dijo mi padre…“A la usanza antigua, como lo hicimos con tu madre” me dijo el día que me entregó el traje y el anillo que él le dio a ella en su matrimonio.Así que aquí me tienen con las bolas al aire, como todos los varones en esta habitación, vestid
Último capítulo