Te deseo.

—No seas aguafiestas, angelito. No pensaba que aún había hombres que vinieran acá sin siquiera disfrutar de la vista—lo pico, mientras él se suelta del agarre del Cuervo y enfila hacia la salida.

—No es eso, señorita…

—Queen, solo dime Queen— me acerco a él y siento que es como un imán que me atrae a ese cuerpecito delicioso que dios le dio y que quiero dominar. Quedamos frente a frente, a pocos pasos de poder tocarlo, él está tenso y eso me prende más. Se nota que es dominante y mis actos lo complican, pero de solo pensarlo bajo de mí agarrando mis nalgas, mientras lo monto como una loca, me provoca seguir acechándolo.

—Pues, como le digo, señorita Queen, aunque usted no lo crea, esto no es lo mío. Vine aquí por mi amigo Ru, perdón Cuervo a tomarme unos tragos y ya lo hice. Mañana tengo trabajo temprano y no quiero trasnochar.

—¡Qué pena! Me habría gustado mostrarle algo más, pero veo que no lo lograré — digo en tono sumiso y entristecida. Sus ojos cambian y ese azul que parecía un mar en calma, ahora son dos mares en caos, su respiración se aceleró y creo que ya he ganado la partida, pero al parecer canté victoria antes, porque niega con la cabeza.

—Buenas noches, señorita Queen. Amigo, nos vemos en la semana, mi viaje se ha pospuesto y ya sabes dónde encontrarme.

—Está bien, mi ángel, vete y déjame con estos aburridos, te llamaré — chilla molesto el Cuervo, dando patadas de ahogado a ver si así se queda, pero el ángel no lo toma en cuenta y vuelve a moverse, pasa por mi lado y ese olor a madera y humo que exuda de su cuerpo me deja con las hormonas revolucionadas.

—Te deseo...—digo para que solo él me escuche, su rostro se mantuvo inmutable y no volvió a mirar atrás.

—Déjalo, mi querida Queen, ya verás que pronto volverá.

—Lo dudo, se nota que es un acomplejado, pero bueno, sigamos con lo nuestro. Dame una copa de champagne y Luz, tu deja esa polla y ven a mí.

El tipo al que le había prestado la sumisa del Cuervo me miró con rabia, pero aquí yo era la puta ama y señora del lugar, me senté cómodamente en el sofá y dejé que Luz hiciera su magia.

Comenzó moverse como gatita en cuatro patas y al llegar frente a mí levantó sus manos del suelo para apoyarse en mis rodillas, con su cabeza comenzó a acariciar mis muslos, la atraje hacia mi y le comí la boca, mientras sus manos bajaron hasta mi coño y comenzó a frotar por sobre el body, abrí más mis piernas para darle acceso y le solté la boca para obligarla a bajar ahí, necesitaba desfogarme, ese ángel me había dejado demasiado caliente.

Coloqué su cabeza entre medio de mis pierna y ella con gusto movió mi body y comenzó a lamer mi coño, los movimientos de su lengua fueron acompañados por su mano que comenzó a introducirse en él y los movimientos de mi pelvis al chocar con su cara me auguraban un momento de total satisfacción, cuando llegué al orgasmo esos ojos azules volvieron a aparecer en mi mente y deseé que fuera él quien me estuviera comiendo.

La noche pasó entre una y que otra copa de champagne, pero ya no quise seguir jugando con las mascotas de otros. Alrededor de las dos de la mañana me aburrí y tomé mis pertenencias, me despedí de mi amigo y salí de Shine con un mal sabor de boca, debería hablar con mi amigo y averiguar quién era ese ángel endemoniado.

Dormí todo el maldito sábado, me sentía desganada y caliente a la vez, así que ni siquiera vi mis películas. El domingo, me desperté con una resaca nivel dios, busqué mis pastillas y me las tomé con un vaso de agua. Ya estaba comprometida con mi amiga y no podía negarme ante esa invitación.

Me duché y nuevamente esos ojos despertaron esas ganas locas de tenerlo entre mis piernas, me acaricié los pechos y bajé a mi entre pierna, con dos dedos dentro de mí y el pulgar haciendo magia en mi clítoris tuve un orgasmo estrepitoso que me hizo colapsar bajo la ducha. Definitivamente debería buscar un pene para satisfacerme porque a pesar de haber llegado al orgasmo, aún tenía ganas de él.

Me miro al espejo y tomo mis cremas, comienzo a aplicarlas y veo como él se acerca a mí y abraza por detrás, se siente tan bien su miembro rozarme las nalgas que cierro los ojos y dejo que me manosee, apriete, lama y chupe todo mi cuerpo. La toalla cae al suelo y me voltea para verme y empezar a bajar hasta mi zona íntima que está desesperada por tenerlo.

—Eres perfecta…

Estiro mis manos para quitarle el antifaz que aún cubre esa carita y ahí se me acaba la visión.

—¡Mierda, Savannah Lewis ¿Te dormiste en la ducha?

Salgo a duras penas del baño, caliente, suspirando y enojada conmigo. Abro mi closet y busco qué ponerme. Saco unos jeans, una playera y ropa interior cómoda, debería llevar un par de recambio, por si acaso. Me siento en la cama y comienzo a vestirme, refunfuñando.

—Definitivamente tengo que ir al centro comercial, no tengo qué ponerme.

Bufé molesta ¿cómo un cuerpo cubierto en un traje a la medida, zapatos de diseñador y un antifaz blanco que cubría la mitad de la cara me puede producir tantas sensaciones y ganas de poseerlo? Esto no era por la ropa, era ¿Qué m****a era? Necesitaba darle un sentido, así que busqué celular y vi mi calendario.

—Hormonas, así que eso era. Bueno, Savannah Lewis ahí tienes tu respuesta, simplemente hormonas— mi estado de ánimo cambió de inmediato y tomé algunas cosas, por si acaso, y las eché a mi bolso, recogí mis llaves y salí de mi departamento rumbo a la casa de los Scott.

La llegada a esa casa como siempre es un caos, los autos desperdigados por el porche, los empleados corriendo detrás de los niños y la familia que adornaba este humilde hogar disfrutando de la barbacoa familiar.

—¡Ha llegado el alma de la fiesta, sírvanme!— todos se dan la vuelta para verme y Val con Hanna se acercan a mí para abrazarme.

—Llegaste, Bruja— me dice Val, apretando mis cachetes.

—No, sigo dormida en mi cama, junto al Adonis que…

—¿Te llevaste a un Adonis a la cama?— me pregunta Hanna y creo que la he cagado.

—Para nada, no tengo tiempo para esa vida mujer, fue un maldito sueño, pero diablos que lo gocé.

—Creo que debemos buscarte novio, amiga o por lo menos un andante o un saliente, estás tan inmersa en el trabajo que ese cuerpo debe tener telarañas.

—Idiota, eso no es así. Mi última relación fue— me pongo a pensar y m****a, no tengo una desde ¡hace más de cinco años! Todos han sido mis sumisos.

—El silencio otorga, amiga, pero bueno vamos con las chicas.

Antes de llegar donde las chicas, saludé a Blue y a Adam primero, luego me senté con las chicas a beber unas mimosas.

La mañana pasa y mientras Adam, Ethan y Bruno preparan la carne nosotras tenemos una grata conversación.

—Es una bendición que estemos con este clima tan refrescante.

—Dilo por ti, Val este embarazo me tiene tan molesta que con solo una pequeña brisa sería feliz, el calor me asfixia.

—Dímelo a mí, querida Dana. Este bebé me tiene la presión por los aires y vivo con calor—dice Hanna, bebiendo su jugo de fresa.

Val y Alma se jactan de lo maravillosos que son sus hijos y yo coloco cara de asco.

—Por eso prefiero ser soltera y no tener hijos.

—Salud por eso Savannah, me has caído muy bien chica lista—dice Alma empinando su copa para hacer un salud.

—Por eso es una excelente terapeuta mi amiga y tiene a todos sus pacientes enrielados.

—Salvo a uno, mi querida amiga, salvo a uno.

Nos reímos de Nathan que está ausente, pues se toma cuanto turno hay en el hospital para estar con el pequeño Nicco y seguimos la conversación, hasta que todos se callan como en automático y luego miran hacia la entrada.

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