En el distante planeta Aethelgard, una crisis silenciosa amenaza su existencia: la escasez de mujeres ha llevado a sus habitantes, seres sobrenaturales que aguardan a su lazo del alma predestinado, al borde de la desesperación. Sin nuevas uniones, la extinción es una sombra creciente. Drack Kaelen, un poderoso alfa, siente el peso de esta desesperación en cada fibra de su ser, pues su propia alma gemela nunca ha aparecido. Todo cambia cuando una interferencia espacio-temporal abre una brecha imprevista, catapultando a Lyra Everhart desde la Tierra a este mundo ancestral, donde la tecnología es un mito y la magia es la norma. Lyra, marcada por una vida de rechazo y complejos en su propia dimensión, se encuentra de pronto en un lugar donde Drack la reconoce instantáneamente como su lazo del alma. Incapaz de creer en un amor tan puro tras años de sentirse insuficiente, Lyra se resiste. Pero Drack no piensa rendirse: ella es su destino, y él le demostrará que su valor no reside en cómo luce.
Leer más"¡Sal de mi cueva si no quieres perder la cabeza!" Grito furioso al ver el cuerpo desnudo de una loba, intentando seducirme dentro de mi propio refugio.
"Alfa, solo quiero servirte, ayudar a que la tensión abandone tu cuerpo". Insinuó con una coquetería evidente. Sin embargo, ni su desnudez ni sus encantos provocaron la menor reacción en mí. "Solo advierto una vez". Fue todo lo que dije antes de arrastrar a la mujer fuera de mi cueva, sin importarme su desnudez ni las posibles miradas. "Si vuelves a intentar ocupar un lugar que no te pertenece, no habrá piedad para ti". La loba recogió su túnica y se la puso con brusquedad, antes de salir furiosa al exterior de la gran cueva. El mal rato que esa mujer me hizo pasar, al querer entrar en mi lecho y seducirme para ser mi luna, aún me irrita. No la maté, no por clemencia, sino por la alarmante escasez de hembras que hemos padecido los últimos años. Matarla significaría arrebatarle a un macho, de mi manada o de otra, la posibilidad de hallar a su alma gemela. Con la furia contenida, busqué a Lyon para intentar apaciguar mi ánimo y preguntarle, como siempre, cuándo llegará mi luna. "¿Cuánto más, Lyon? ¿Cuánto más debo esperar por mi luna? ¡La necesito, estoy al borde de la locura!". La pregunta brotó cargada de desesperación hacia el sabio de la manada. Mi bestia interior, está desesperada sin nuestra alma gemela, nuestra droga, y la espera nos está empujando al límite de la locura. La creciente escasez de hembras es un tormento adicional, alimentando la angustia de los machos que, como yo, anhelan emparejarse y formar una familia. "Alfa, quisiera decirte con exactitud cuándo llegará tu luna, pero no tengo la respuesta. Lo que sí puedo asegurarte es que está mucho más cerca de lo que crees. Hoy sentí una energía diferente; todo está a punto de cambiar, y eso bien podría significar la llegada de la luna de esta manada". Las palabras de Lyon capturaron mi atención. Es la primera vez que me da esperanzas tan concretas sobre la llegada de mi luna, pues en ocasiones anteriores, siempre respondía que "todo llega cuando debe llegar", dejándome aún más frustrado. "Tu respuesta ya es algo, me da más esperanzas para encontrarla." Un suspiro de agotamiento y frustración escapó de mí al terminar de hablar. No habiendo nada más que hacer, decidí patrullar los confines de mi manada, asegurándome de que todo este en su sitio y de que ningún intruso pueda arruinar la paz que ha costado lograr durante los últimos años. El recorrido es el de siempre, monótono y vacío, pues aún no tengo a mi compañera. Anheló aquello que pocos logran y que todos deseamos encontrar: nuestra alma gemela. De regreso, un estruendo sacudió la tierra, poniendo todos mis sentidos en alerta. Luego, un resplandor cegador me envolvió por varios segundos. Cuando la luz se disipó, una fuerza desconocida me arrastró, o más bien me obligó a ir en dirección al origen del estruendo. Llegar al lugar fue sencillo; mi forma lobuna me permitió correr con agilidad por el bosque y, de ahí, ascender la empinada montaña sin dificultad. Fue entonces cuando una voz capturó mi atención. No es una voz cualquiera; al agudizar el oído, percibí la desesperación, la preocupación y el miedo en cada palabra de una mujer. Aunque este no es mi territorio, no puedo ignorar el peligro de una hembra, especialmente con la alarmante escasez que afecta no solo a los lobos, sino a todas las razas. A medida que subo, la desesperación en la voz de la mujer se apoderó de mí, solo para transformarse en el anhelo más profundo y esperado: he encontrado a mi compañera. No lo dudé un instante y terminé de subir lo que faltaba, casi que volando. Sin embargo, al llegar, la sorpresa fue mayor: ante mí esta una hembra que luce y huele como tal, pero al percibirla mejor, supe que no es una loba, ni chupasangre, ni de ningún linaje conocido. Es como si no perteneciera a este mundo. Continué detallándola, examinando a la que es mi hembra, y al contemplarla, mi falo se endureció. Es perfecta, sin importar que no fuese loba o que no fuese de este mundo. No pude evitar imaginarme rozando su redondo y firme trasero con mi falo, simulando embestidas hasta encontrar la entrada a su paraíso y dejar mi semilla en su interior para, un día, ver crecer a nuestros cachorros dentro de ella. "¡Ahhh!". Un grito, más bien el alarido de una criatura herida de muerte, escapó de mi luna, y mi atención se clavó al instante en el origen del sonido. Siguiendo su mirada aterrorizada, descubrí un oso, sus intenciones de ataque inequívocas. En el momento en que lanzó su zarpazo letal, me lancé entre ambos, deteniendo el golpe y atrayendo su atención hacia mí. No puedo perderla ahora, no después de haber esperado años para encontrar a mi luna. Al ver mi intervención, el oso se lanzó con furia asesina hacia mi. Sin embargo, su ataque fue inútil. Mi poder como lobo alfa excede el de cualquier lobo común; en apenas minutos, lo inmovilicé, acabando con su vida de un solo mordisco en el cuello. Rara vez matamos a las especies que cohabitan nuestro mundo, buscamos siempre la paz, pero este oso había querido dañar a mi luna. Su atrevimiento le costó la vida. El oso yace muerto, pero la verdadera batalla es con mi luna, que ahora me mira con un miedo evidente. Cada paso que doy hacia ella solo acentua su miedo, sellando la verdad que había empezado a sospechar: ella no es de este mundo. ¿Cómo, si fuese de este mundo entonces no podría ignorar la mera existencia de un hombre lobo? Si no es de aquí, ¿de dónde rayos viene? La magia no es un secreto, pero jamás he oído un solo cuento sobre otros mundos. "Lobito bueno y bonito, por favor, no me comas. Soy una humana insípida que solo te traerá malestar estomacal y mala suerte si me devoras". La voz de mi luna, frágil y asustada, se quebró al verme aproximarme, y por instinto, sus pasos buscaron la huida. Pero su súplica, tan sincera y absurda a la vez, me produjo una ternura inmensa; no pude evitar que mi mente piense en devorarla. Y aunque sí quiero saborear cada parte de su cuerpo, la forma en que anheló hacerlo nos deleitará a ambos. Para no seguir asustándola, volví a mi forma humana. Sin embargo, el cambio pareció ser aún peor: un grito ahogado brotó de sus labios, su rostro se tiñó de rojo y se cubrió la cara con ambas manos. "No te haré daño, mi luna. No sabes cuánto te he esperado". Susurré, intentando que mi voz la relaje. Ella, sin embargo, negó con la cabeza, los ojos todavía tapados con sus manos temblorosas. Balbuceó, como un lamento ahogado, que es imposible; ¿cómo un lobo gigantesco puede volverse humano en un instante? Seguro esta delirando. "Primero, ponte algo encima. Estás desnudo". La voz de mi luna se arrastró por el aire, apenas un murmullo que solo mi aguda audición pudo captar: murmuró y espió entre sus dedos, como si necesitara confirmar que mi presencia no es un espejismo. Su petición me sorprendió; para nosotros, quedar sin nada después de la transformación es lo habitual. Aun así, para no incomodarla, extraje una túnica de mi pequeño bolso, ese que siempre llevo previendo las transformaciones, y me cubrí de la cintura para abajo. "Listo, mi luna, ya puedes abrir los ojos". Le dije de nuevo. Ella se quitó las manos del rostro y abrió un ojo lentamente, como si temiera encontrarme aún desnudo y quisiera evitar la imagen. Su cautela me sorprendió, aunque, por su peculiar aroma y vestimenta, supe que para ella no es común ver hombres así. La idea me alegró, pensando que quizás soy el primero. Pero incluso si no lo soy, ella ya es mía. Su pasado o su origen no me importan; es mi lazo de alma y no voy a perderla, después de tanto esperar por ella. "Un taparrabos no es ropa, pero al menos no tienes tus genitales colgando al aire libre". Dijo mi luna al confirmar que no estoy completamente desnudo, aunque yo no comprendí muchas de sus palabras.Mi cuerpo, un malestar insoportable, arde desde las entrañas. Cada intento de abrir los ojos es una batalla contra un peso abrumador. Pero a lo lejos, una voz me atrajo como un imán: Drack. Su tono, una mezcla de desesperación, ruego, anhelo y esperanza, me llama, implora que vuelva, que no puede vivir sin mí. Con un esfuerzo sobrehumano, logré entreabrir los párpados, solo para encontrarme con la oscuridad más absoluta. El pánico me invadió, pero a los pocos segundos, la luz comenzó a filtrarse, guiada por el sonido de su voz, hasta que por fin lo encontré a mi lado, sosteniendo mi mano, con la cabeza apoyada en mi abdomen."Drack, amor, ¿por qué lloras?". Apenas pude articular la pregunta; mi boca y garganta estan resecas, pero la urgencia de respuestas es inmensa. Oír a un hombre tan imponente como Drack sollozar y sentir la humedad en mi abdomen, donde su rostro seguramente esta oculto, me desgarró. Lo último que recuerdo es el ataque, la sensación de que mi cuerpo fallaba mientra
Observar el cuerpo de mi luna retorcerse, víctima del veneno de la bestia que la hirió, me destroza el alma. Pero el golpe más cruel es la sentencia de Doreck: mi luna, al no ser sobrenatural, se apaga lentamente. Me niego a aceptar este destino, ¿porque debo perderla ahora, justo cuando apenas la encontré?."¡No! ¡Me niego a ver cómo la vida de mi luna se consume, lenta, dolorosa, cruel! Siempre tiene que haber algo, ¡siempre! No puedo, no quiero, no me da la gana resignarme a perderla. Ella es mi ancla, mi aire, mi puto todo. Una existencia sin ella no es vida; es una condena vacía, un volcán helado. ¡Haré lo que sea, lo que sea, para arrancarla de las garras de esta puta oscuridad!". La sentencia me golpeó, un nudo se aferró a mi garganta, silenciándome por completo. Las lágrimas, traidoras, se abrieron paso sin permiso, un torrente que refleja la agonía pura de enfrentar la horrenda perspectiva de perder a mi lazo del alma."Alfa". Empezó a hablar Doreck, la incertidumbre pesando
Mi Luna terminó sus anotaciones en la libreta y me hizo una seña para que me acercara. Acudí sin vacilar, dejando a Ralf atrás, con el semblante malhumorado. Mi comentario respecto a la ausencia de la amiga de Luna lo han irritado visiblemente. Pero, ¿quién puede predecir el rumbo de la vida? Uno solo sabe adónde va cuando ya ha llegado."¿Tienes ya lo esencial anotado en la libreta para iniciar los cambios en la tribu?". Le hable a mi luna mientras rodeó su cintura con mis brazos y uniendo nuestras frentes. Sentí sus brazos ceñirse a la mía en respuesta."Si todo listo, mi alfa". Mi luna respondió, y mi corazón se desbocó al oír el reclamo. Que me llame suyo por primera vez llenó mi pecho de un orgullo arrollador, el cual ya estaba perdiendo la esperanza de oír antes de que nuestros caminos se encontraran."Nuestra prioridad es preservar el equilibrio del bosque. Por ello, construiremos nuestras nuevas viviendas empleando únicamente los recursos que la propia naturaleza nos ofrece,
La ausencia de la amiga de mi Luna dejó su espíritu en una montaña rusa de emociones. Aunque la alegría por el reencuentro de su amiga con sus padres y su verdadero origen es inmensa, una punzada de tristeza por la inevitable separación le oprimio el pecho; son inseparables, al fin y al cabo. Aun así, tanto ella como yo nos esforzábamos en mantener su ánimo, recordándole la promesa de que, una vez su amiga domine sus poderes, los portales se abrirán para reunirlas cuantas veces quisiera.La mano de mi luna trazó un sendero de caricias ardientes por mi pecho. Su simple toque, mezclado con su aroma embriagador, fue suficiente para encenderme por completo. Deseando tenerla de nuevo, escucharla gemir mi nombre, pedir más con cada embestida, y hacerla gritar de placer."Mi hermosa luna, no juegues con el lobo, porque te puede devorar". Gruñí en su oído, mi voz endurecida por el deseo. Sus caricias bajan sin prisa, encendiendo cada fibra de mi cuerpo. La cordura se desvanece a medida que s
Sostengo con fuerza la mano de Naty, mientras Drack se aferra a la mía. El momento se acerca: los reyes del linaje de brujos están a punto de confirmar, frente a toda la tribu Colmillos de Sangre, que Naty es su hija, la princesa perdida. Aquí, el aroma no solo revela los lazos del alma, sino que también funciona como un ADN olfativo, una huella innegable para reconocer a los hijos. Es algo asombroso; si en la tierra existiera esta técnica, ¡cuántos problemas de paternidad y maternidad se evitarían!.Una luz tenue destelló, expandiéndose en un círculo grande. De su interior emergieron varias figuras con armaduras, claramente la guardia real, cuyo porte imponente anuncia su propósito. Detrás de ellos, hicieron su aparición dos siluetas, una masculina y otra femenina, que irradian una poderosa aura de realeza. Sus rasgos, inconfundibles, revelan a los padres de Naty sin lugar a dudas.Un temblor recorrió el cuerpo de Naty en el instante en que los reyes hicieron su aparición. No hizo fa
"¿Así que eres una princesa? Con razón eres tan molesta." La voz del troglodita me sacó de golpe de mi ensimismamiento. Salté, con el corazón en un puño, interrumpiendo mi valioso momento de relajación y meditación en el río. Necesitaba un espacio privado para asimilar todo lo que el sabio de la tribu me reveló, pero su presencia, como la de tantos otros, solo busca romper la calma que no poseen."¿No tienes nada mejor que hacer que destrozar mi baño y mi jodida meditación?". Suelto las palabras con furia, clavándole la mirada. Bajarla significa volver a verlo desnudo, y ni siquiera eso valdría la pena con un patán tan grosero y maleducado como él."He venido a evitar que tu sola presencia vuelva el agua del río imposible de usar". Dijo el troglodita con una expresión imperturbable."Eres tan insoportable que, por tu culpa, el agua podría volverse amarga." Lo mire moleste y se que, aunque lo oculte, se está divirtiendo al sacarme de mis casillas."¡Eres un bruto, un salvaje! Pobre de
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