Capitulo 22: La Marca

Observar el cuerpo de mi luna retorcerse, víctima del veneno de la bestia que la hirió, me destroza el alma. Pero el golpe más cruel es la sentencia de Doreck: mi luna, al no ser sobrenatural, se apaga lentamente. Me niego a aceptar este destino, ¿porque debo perderla ahora, justo cuando apenas la encontré?.

"¡No! ¡Me niego a ver cómo la vida de mi luna se consume, lenta, dolorosa, cruel! Siempre tiene que haber algo, ¡siempre! No puedo, no quiero, no me da la gana resignarme a perderla. Ella es mi ancla, mi aire, mi puto todo. Una existencia sin ella no es vida; es una condena vacía, un volcán helado. ¡Haré lo que sea, lo que sea, para arrancarla de las garras de esta puta oscuridad!". La sentencia me golpeó, un nudo se aferró a mi garganta, silenciándome por completo. Las lágrimas, traidoras, se abrieron paso sin permiso, un torrente que refleja la agonía pura de enfrentar la horrenda perspectiva de perder a mi lazo del alma.

"Alfa". Empezó a hablar Doreck, la incertidumbre pesando
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