Mi cuerpo, un malestar insoportable, arde desde las entrañas. Cada intento de abrir los ojos es una batalla contra un peso abrumador. Pero a lo lejos, una voz me atrajo como un imán: Drack. Su tono, una mezcla de desesperación, ruego, anhelo y esperanza, me llama, implora que vuelva, que no puede vivir sin mí. Con un esfuerzo sobrehumano, logré entreabrir los párpados, solo para encontrarme con la oscuridad más absoluta. El pánico me invadió, pero a los pocos segundos, la luz comenzó a filtrarse, guiada por el sonido de su voz, hasta que por fin lo encontré a mi lado, sosteniendo mi mano, con la cabeza apoyada en mi abdomen.
"Drack, amor, ¿por qué lloras?". Apenas pude articular la pregunta; mi boca y garganta estan resecas, pero la urgencia de respuestas es inmensa. Oír a un hombre tan imponente como Drack sollozar y sentir la humedad en mi abdomen, donde su rostro seguramente esta oculto, me desgarró. Lo último que recuerdo es el ataque, la sensación de que mi cuerpo fallaba mientra