Milenne Daurella, una chica de 23 años conoce a Hernán Castillo desde los 13 años, por tanto, ambos crecen en el ceno de una familia humilde, al no tener parentesco alguno, empiezan a tener una relación romántica, sin embargo todo cambia desde el momento en el que deciden ir a la ciudad, con el objetivo de progresar a nivel económico. Pues Miles de infortunios se cruzarán en su camino a la felicidad. ¿Podrán derribar todo obstáculo para continuar y cumplir todas sus metas juntos?. Por otro lado tenemos a Gerald Moguer quien esta a cargo del conglomerado Moguer pues es el heredero, sus padres lo instruyeron desde los 8 años para poder hacerse cargo de todo, una vez ellos den un paso al costado. Actualmente tiene 26 años, ya con una amplia experiencia en el mundo de los negocios. Con su imperio creciendo cada día más, solo le falta formar una familia. La duda está en quien es la indicada.
Leer másEstá vez a Hernán le fue mejor, había visto un anuncio en busca de un mesero en un restaurante muy fino, la persona a cargo del local no se había fijado en su "facha" como los otros, le habían pedido colocarse un uniforme y así empezar a trabajar, como era su primer día iría con la clientela poco a poco, algunos compañeros habían Sido amables, así como dos en especial que lo miraban mal. Todo estaba bien, había obtenido buenas propinas, el día avanzaba y estaba feliz al fin tenía algo seguro, a pesar que esos dos compañeros le hacían el feo, los ignoraba para estar concentrado en lo suyo. Al atardecer, ingresaron una pareja bien importante, los dos chicos apáticos habían ido a atenderles sin embargo, uno de ellos llamó a hernt sin razón alguna, le pareció raro pero fue y es ahí cuando inició lo malo, uno de ellos le había dicho que atienda a la señora, mientras ellos dos estarían con el señor. No entendía porque hacian eso pero lo hizo, era su trabajo. Lo peor empezó cuando H
Al día siguiente. Cómo el día anterior tanto Hernán como Milenne habían vuelto a ir por caminos separados para conseguir trabajo. El dueño les había invitado el desayuno así que no estaban de hambre. Hernán le había prometido llevarle la cena así que solo debía esperarlo. Con un beso en los labios se separaron para seguir con la búsqueda de un trabajo estable. Milenne había decidido cantar nuevamente, las personas se acercan al escuchar su hermosa voz, le lanzaban monedas y billetes. Estaba encantada sabiendo que aunque no era mucho estaba ganando dinero, Hernán se pondría feliz. De solo pensar en él suspiraba de amor, lo amaba tanto. Había aprendido a cantar junto a Hernán, pues a él le gustaba rapear, así que cantaban canciones. Yoongi rapeaba y ella se iba por las baladas. Les encantaba. Se pregunto cómo le estaría yendo a su novio, esperaba que muy bien. Ya deseaba volver para verlo y besarlo mientras duermen. Todo estaba bien, había terminado de cantar cuando alguien
Hernán y Milenne habían llegado a la ciudad. El vuelo había sido cansado y emocionante era la primera vez que se subían a uno, bueno de Milenne no se sabe. Una vez aterrizaron se emocionaron pues desde arriba ya se veía el lugar y era hermoso. Al salir del aeropuerto se miraron para darse confianza y finalmente acercarse a algún policía para preguntar dónde había un hotel barato y luego irse en un taxi. Les habían dicho que no debían confiar en nadie, las personas podrían ser muy malas y aprovecharse de la ingenuidad que tenían. Entre preguntas y algunas miradas inquisitorias de algunas personas llegaron a un lugar donde había hostales que no se veían mal, además era para lo único que tenían. Esa noche se quedarían a dormir ahí y al día siguiente irían a conseguir trabajo a primera hora. Y así fue, Hernán salió muy temprano de ese hotel para conseguir algo y llevar el desayuno para Milenne. Cuando volvió encontró a su novia llorando, pues esta pensó que lo había a
—Está despertando, padre —avisó un adolescente de piel pálida, dirigiéndose a su padre, quien tallaba una pieza de madera. Ante la sorpresa de que la niña, que una semana atrás había sido encontrada por su hijo Hernán en estado grave, estaba reaccionando, el hombre se levantó para comprobarlo. Efectivamente, la pequeña castaña comenzaba a abrir los ojos, y sus labios se entreabrían como si intentara decir algo. —Hola, muchacha. Has despertado —saludó el hombre, pero la antes inconsciente solo pestañeó, tratando de acostumbrarse a la tenue luz de la habitación. —Creo que aún no puede hablar, papá —susurró Hernán. Su padre asintió con comprensión. Era una situación lamentable. Su esposa estaba muy mal de salud, y apenas tenían dinero suficiente para cubrir sus medicamentos. Ahora, además, estaba la niña, en un estado deplorable. Intentaron llevarla a un hospital, pero los públicos pedían cita, y los privados eran demasiado costosos. No tuvo más opción que atenderla con remedio
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