Con Hernán, las cosas no habían mejorado, estaba desecho, en los próximos días tendría un juicio que dictaminará su condena. Estaba tan preocupado por Milenne que ni siquiera había pensado en su aspecto, sin comer, sin dormir, con ojeras, no podía pensar en nadie más que su novia, ni siquiera sentía hambre o sueño.
—Buenos días muchacho, te traigo malas noticias— saludo el oficial que le había asegurado ir a visitar a su novia llevándole cena.
—¿Qué sucedió ahora?— respondió con la mirada fija en el piso, su mundo estaba tan desmoronado que no sabía ni como actuar.
—Tu pareja no estaba en el lugar que me dijiste— aviso logrando obtener la completa atención de Hernán quien ahora se había levantado del piso para sujetarse de las rejas.
Y era cierto, estaba yendo en busca de la novia del chico pero se le presentó un caso de robo, como oficial tuvo que ir y cuando terminó todo eso, decidió ir a ver a la chica, sin embargo, no había nadie, estaba vacío. Pensó lo peor, ese lugar est