Al día siguiente.
Cómo el día anterior tanto Hernán como Milenne habían vuelto a ir por caminos separados para conseguir trabajo. El dueño les había invitado el desayuno así que no estaban de hambre. Hernán le había prometido llevarle la cena así que solo debía esperarlo. Con un beso en los labios se separaron para seguir con la búsqueda de un trabajo estable. Milenne había decidido cantar nuevamente, las personas se acercan al escuchar su hermosa voz, le lanzaban monedas y billetes. Estaba encantada sabiendo que aunque no era mucho estaba ganando dinero, Hernán se pondría feliz. De solo pensar en él suspiraba de amor, lo amaba tanto. Había aprendido a cantar junto a Hernán, pues a él le gustaba rapear, así que cantaban canciones. Yoongi rapeaba y ella se iba por las baladas. Les encantaba. Se pregunto cómo le estaría yendo a su novio, esperaba que muy bien. Ya deseaba volver para verlo y besarlo mientras duermen. Todo estaba bien, había terminado de cantar cuando alguien se le acercó con una sonrisa, no entendía porque la chica bien vestida de ahí le miraba raro. —Te me haces conocida, ¿Cómo te llamas?— Milenne no sabía cómo reaccionar así que optó por estar a la defensiva. —¿Quien eres y por qué quieres saber mi nombre?— cuestionó con miedo pero fingiendo estar muy envalentonada. —Tranquila chica, solo te me hiciste conocida, pensé que podría hablar contigo— al notar que la contraria le seguia mirando con el ceño fruncido volvió a hablar —soy Karina Fuster, seguro si me conoces, soy una empresaria muy famosa— se presentó muy engreída. —No te conozco— Milenne dijo tajante para voltearse e intentar irse pero Karina la detuvo. —Milenne, ¿Así te llamas cierto?— al escuchar eso quedó aún con más miedo, como es que esa chica sabía su nombre. Será que ella ya lo conocía antes de no recordar, no entendía como podía saber su nombre. —¿Porque me llamaste con ese nombre?— pregunto, no debía admitir aún que se llamaba así, aunque la contraria probablemente ya se había dado cuenta que si era su nombre —¿Me conoces de algún lado?— debía preguntar, de repente ella le podría llevar a su pasado olvidado. —Ya te lo dije, me recordaste a alguien y esa persona se llamaba así, Milenne— Karina explicó —aunque probablemente me esté equivocando, hay muchas personas parecidas y con el mismo nombre — volvió a hablar para no intimidar a Milenne. —Ohh, bueno, entiendo, ya debo irme— Milenne quiso irse pero nuevamente la detuvo. —No me dijiste tu nombre y escuché tu voz cuando cantaste, por si te interesa por aquí cerca hay un teatro donde muchas personas presentan diferentes tipos de actividades relacionadas al arte, actuación, bailes, ya sabes "arte"— lo último llamó la atención de Taehyung así que a regaña dientes habló con ella. —Si, me llamó Milenne— dijo para luego preguntar sobre ese teatro —y dónde está exactamente ese teatro?— Karina solo rió, sabía que esa chica se llamaba Milenne, era bonita, no entendía porque estaba tan sola y vestida tristemente en la calle. —Puedo acompañarte si quieres, de hecho iba para allá— al notar la mirada desconfiada de Milenne volvió a hablar —también soy una chica sabes— dijo riéndose. —Esta bien, te sigo— Milenne empezó a caminar una vez que Karina lo hizo, al verla notó que la chica era muy bonita, su traje era muy pulcro, su cabello rubio se veía tan bien cuidado. En cambio ella era muy desarregalada. —Llegamos— Karina la sacó de sus pensamientos haciéndolo reaccionar y quedar anonadada al ver el gran teatro, estuvo por ahí varias veces como esque no se fijó en ese gran lugar, se veía muy elegante y muy pero muy grande. Ambas ingresaron al lugar, Milenne quedó embobada al ver muchas personas cantar, por otro lado chicas y chicos bailando por grupos, todo era hermoso. No supo en qué parte se quedó tan embobado que no se dió cuenta que Karina no estaba cerca, intentó buscarla con la mirada pero no la halló. Empezó a buscarla yendo por varios caminos, era grande el lugar, seguramente se perdería. Sin embargo una melodía de piano fue lo que capturo su atención, dejándose guiar por ese bello sonido. Pensó que antes de encontrar a Karina podía deleitarse escuchando el sonido del piano. Entonces lo encontró. El origen de la melodía y quién la tocaba. Era un chico bien vestido como Karina, él estaba tocando el piano, no le veía bien la cara pero su cabello era de color azabache, su piel se miraba bien pálida aunque no tanto como el de Hernán. Se veía tan concentrado tocando, la melodía era muy bonita y melancólica. Sin embargo algo más paso en su interior, no entendía porque sentía una opresión en el pecho y dolía algo que no sabría explicar. No tenía que ser su fruta favorita o su platillo favorito, simplemente sus ojos no podían desviarse para dejar de ver a aquel chico tocando el piano de manera tan nostálgica. No porque le llamaste la atención sino que la melodía era muy nostálgica. —¿Quién eres y porque estás mirándome tanto? — de repente la melodía había dejado de sonar, sin siquiera notarlo ahora el chico del piano lo miraba con unos ojos asesinos, Milenne nisiquiera notó que el contrario estaba en espera de una respuesta —Responde o haré que te saquen— volvió a hablar en tono amenazante. —Ohh perdón, ¿que debo responderte?, no escuché tu pregunta, ¿lo repites por favor?— Milenne preguntó sonriendo como si nada. Se había distraído pensando. —Pregunte quien eres y por qué estás aquí— el pelinegro no dejaba la mirada asesina. Era su salón privado, no entendía como alguien desconocida había ingresado. —Ah eso, bueno hola, me perdí y— contó riéndose —esque ya viste el teatro es gigante, uno de estos cuartos es toda mi casa— el pelinegro levantó una ceja terminando con la paciencia que estaba teniendo. —Como sea, desaparece de mi vista ¡ahora!— ordenó entre dientes pero tan demandante como su presencia, ni siquiera le había respondido el porque estaba ahí. Milenne abrió la boca indignada e iba a responder pero el contrario había vuelto a tocar su piano. —Aggh eres un completo engreído, no eres nadie para darme órdenes!! — gritó Milenne yéndose por el mismo pasillo por el que había entrado a ese salón. Gerald miró por dónde se había ido esa chica y sonrió, no había visto en mucho tiempo a alguien que gritara como su madre. Además de bonita. —Si fuese tan engreído no se porque me mirabas tanto— habló para si mismo dejando de tocar el piano. Pensando en la chica, no se había fijado mucho en su cara pero sentía como si ya la hubiese visto en algún lado. Milenne siguió viendo todas las actividades del lugar, olvidándose de buscar a Karina. Le gustaba tanto todo lo que veía. —¿En dónde estabas?— de repente escucho como le hablaban cerca, dejó de ver todo para notar que Karina estaba ahí —pense que te había sucedido algo malo Mile— dijo apoyando sus manos en los hombros contrarios. Karina le hablo con mucha confianza, le daba una buena vibra la chica. —No me pasó nada malo pero me perdí Karina— Milenne avisó divertida —me encontré con un engreído en el camino, no sé cómo puede existir gente así de prepotente aghhh cada que lo recuerdo me da ganas de querer volver y matarlo, me ordenó muy feo!— contó haciendo caras graciosas. Recordaba que Hernán siempre le había enseñado a no dejarse de nadie. —Tranquilizate Mile— la trató de calmar riendo por la actitud de la castaña —ya me imagino de quién hablas, ese engreído al que quieres golpear es mi hermano y mejor amigo— dijo sonriendo al ver la expresión negativa de la chica. —¿No quieres conseguirte otro hermano y mejor amigo?— preguntó en cambio Milenne, bufando, no entendía como alguien tan amable como Karina fuese amiga de un engreído, tonto, idiota, altanero, en fin tiene tantas cosas que decir de él pero ya luego lo haría, lo insultaria hasta dormirse. —No pequeña, no se puede, él es como un hermano menor y debo cuidarlo, pero te aseguro que no es lo que parece, si lo conocieses mejor lo amarías créeme— aseguró, sin embargo, la contraria solo hizo gestos de asco volteando los ojos. —Nuncaaaa!!!— negó, de sólo escuchar esa idea. Karina rió ante ello. —Olvida eso y vayamos por un helado ¿De acuerdo Mile?— preguntó a lo que ella asintió. Tomar un helado le haría súper bien. Karina le parecía buena persona, esperaba no equivocarse. —Ayyy tan guapo y creído— susurró para sí mismo bufando, estaba acostumbrada a su Hernán que era tan dulce, amoroso, era perfecto. Pensar en él lo era todo, lo hacía tan feliz. Ya queria que se haga de noche para ir con él y dormir juntos muy felices. —Milenne, ¿No has pensado en participar en el teatro? cantas muy bien, seguramente te iría bien— Karina comentó mientras caminaban. —Bueno, supongo que debo pagar y por ahora no tengo las posibilidades de hacerlo— trato de explicar. —Si deseas puedes trabajar en mi casa y por las tardes asistir al teatro— propuso, la verdad esque sentía mucha pena por Milenne, si seguía en las calles corría el riesgo de terminar en algún burdel de mala muerte, preferiría ayudarla, era una chica como ella y si estuviese en su lugar definitivamente le gustaría que alguien le ayude de buena manera. —E-en tu casa?, ¿Que trabajo haría?— cuestionó con leve miedo, no quería pensar que Karina si era alguien que solo quiere aprovecharse de ella, pero esa propuesta la tomó desprevenida. —No pienses mal, yo vivo sola, pero con muchas y muchos empleados— explicó, entendía la desconfianza de Milenne, pero ella no era una mala o algo parecido —te seré sincera, me caiste bien y eres muy bonita, podrías caer en manos equivocadas que si llegarían a lastimarte si sigues en las calles, solamente deseo ayudarte— —Esta bien, pero dime de qué podría trabajar si ya tienes muchos que te ayudan— Milenne decidió dejarse llevar por el buen presentimiento que tenía acerca de la rubia, además no estaba para desaprovechar oportunidades como esa, debía tener ese trabajo seguro. —¿Sabes hacer las labores de una casa?— ante la pregunta Milenne asintió entusiasmada. Karina no quería que Milenne consiga dinero por dar pena, asi que trabajar en su casa y tener un buen sueldo sería por mérito propio. Ella solo sería como la patadita de la buena suerte. —Bien, tengo mi ama de llaves, ella te instruira en todo, te enseñará de todo, tienes que ser atenta y ella te asignará a un puesto que vea por conveniente para ti— explicó mientras Milenne asentía emocionada, al final tendría un trabajo, además aprendería más cosas —trajan puras mujeres así que no debes tener miedo, solo yo tengo guardaespaldas que dan mucho miedo, son los únicos hombres en la casa— contó riéndose mientras señalaba hacia atrás —¿Te fijaste en los hombres grandotes que vienen detrás?— entonces Milenne volteó y efectivamente vio a más de 4 hombres bien vestidos con lentes oscuros y bien grandes caminando sigilosamente. —¿Ellos son tus guardaespaldas?!— cuestionó con miedo y exaltado, Karina solo asintió divertida —como no me di cuenta, que torpe soy. —Con mi ama de llaves aprenderás de todo, sabrás cómo manejarte en este lugar, como mujeres estamos expuestas a muchos peligros y por lo mismo debemos ser fuertes y ser grandes en este mundo— Milenne se quedaba asombrada al escuchar a Karina, le parecía impresionante que se viese tan importante y poderosa, deseaba en algún momento ser como ella. La tarde pasó entre charlas mientras comían un helado, Milenne había conocido a alguien nueva y al parecer buena persona. Quizás sería su primera amiga en Seúl. Karina había quedado en pasar la tarde con Gerald pero al conocer a Milenne, decidió conocerla más. Podría ser una buena amiga.