Milenne esperaba a Hernan donde habían quedado, le parecía raro que aún no viniese, ya había pasado mucho tiempo. Supuso que se le pudo haber echo tarde pero ya era demasiado, empezaba a sentir miedo ¿Y si le había pasado algo?, ¿Solo se le hizo tarde?, no entendía que pasaba. Ya no sabía que pensar, las calles estaban muy silenciosas, no sabía si ir al cuarto sólo o seguir esperándolo.
—Hernan, ven, ¿Dónde estás?, ven pronto por favor— susurró entre lágrimas, ya había pasado demasiado, así que dominada por el miedo decidió ir al cuarto, sólo esperaba que ya llegara pronto. No quería dormir sin los brazos de Hernán al rededor.
Se echó en la cama tullida cómo pudo, temblando de frío y miedo, ¿Que debía hacer?, ¿salir a buscarlo?. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando se escucharon ruidos afuera del cuarto. Feliz salió corriendo pero su sonrisa se borró cuando vio a dos tipos tomados y con un aspecto aterrador.
—Al fin estás sola por aquí bonita— habló uno de ellos acercándo