Esperó aproximadamente 15 minutos y vió cómo un auto se paró en frente suyo y bajó Karina con una enorme sonrisa, junto a un abrigo, ya era de noche y hacía frío.
—Milenne, vamos, subamos al auto— dijo sonriendo mientras le colocaba el abrigo.
—Gracias Karina, agradezco tu gentileza, me esforzaré bastante para no defraudar a mi jefe— aseguró haciendo reír a Karina y a quien se encontraba dentro del auto.
—Se que lo harás, estaré muy orgullosa de ti— Karina la hizo sentarse en medio de los asientos traseros, es hasta ese momento que Milenne se dió cuenta que había un hombre al costado. Su rostro se le hacía familiar, más no preguntó, solo saludó con una venía.
—Asi que tú eres Milenne, eres la chica que se metió a mi salón de piano ¿no?, que atrevida— Gerald sonrió burlón mirando a la chica, pudo notar que la chica había llorado, tenía la cara hinchada, era evidente lo que había pasado. Así que decidió hacer algo de chiste para hacerla reír, era mejor distraer los malos sent