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Mundo ficciónIniciar sesiónElena Lombardo es hija de un reconocido empresario, a sus 35 años sintió la necesidad de formar una familia, el único impedimento es que es una mujer curvy sin suerte en el amor, por eso decide hacerse una inseminación artificial. Leonardo Giordano, es el hijo mayor de un poderoso mafioso que se encuentra en guerra con otra poderosa familia, el padre Leonardo decide darle fin al caos y obliga a su hijo para que contraiga matrimonio con la hija de su enemigo, y no suficiente con ello deberán tener un hijo así estarán las familias unidas y en paz. Leonardo detesta a aquella mujer y se rehúsa ir a la cama con la asesina de su hermana menor, ante la presión por parte de su padre Leonardo le ordena que será a través de inseminación artificial. Por error Elena es quien termina siendo la receptora de la inseminación de Leonardo. ¿Qué sucederá cuando Leonardo se entere que sus hijos se encuentran en el vientre de Elena?
Leer másRoma/Italia
Elena miró las fotos que estaban sobre la mesa, no tenía idea quien se las había mandado, pero la estaban destruyendo totalmente. Fabrizio, su novio con el que llevaba más de dos años, estaba besándose con una mujer. Las lágrimas caían por sus mejillas, ella creyó que él de verdad la amaba. Pero se equivocó. El hombre con el que se iba a pasar simplemente había escogido otra mujer por sobre ella, él había escogido otra mujer incluso cuando le había prometido amor días atrás, horas atrás. Elena miró a la mujer en la foto era totalmente opuesta a ella, completamente diferente, delgada, esbelta, parecía una modelo de revista. Elena dobló las fotografías y las arrugó con tanta fuerza sacando todo lo tenía acumulado. ¿Por qué nadie podía quererla de verdad? Eso era lo que ella se preguntaba una y otra vez con el corazón en su mano, con el alma dolida. Su teléfono comenzó a sonar insistentemente, pero ella no tenía ganas de nada. No podía dejar de pensar en que había sido engañada de manera cruel. De pronto la puerta se abrió y Fabrizio entró como si nada, dejó las cosas sobre la mesa y la ignoró por completo. Elena se puso de pie y lanzó las fotos arrugadas sobre la mesa, él la miró con cara de pocos amigos levantó una ceja y cruzó sus brazos. —¿Qué se supone que es esto? —cuestionó él. —Eso es lo que te pregunto a ti, ¿Que se supone que es esto? Es obvio que eres tú, pero ¿Quién es ella? Respóndeme —Elena habló con su voz entrecortado. Él soltó una sonrisa y luego simplemente la ignoró. Como solía hacerlo la mayoría de veces. Ella por su parte tenía el corazón roto. —Responde Fabrizio. —¿Qué quieres que te diga? Es claro que es una foto mía. Así que bájale a la grosería, no me grites de esta manera. No tienes porque hacerlo. —¿Y de otra mujer, verdad? —Sí, estoy en esa foto con otra mujer. ¿Feliz? Ahora debo ir a comer algo. —¿Por qué?... ¿Por qué lo hiciste? Se supone que mañana nos vamos a comprometer que me amas, ¿por qué me haces esto? —Ya no más. ¿Acaso no te has dado cuenta porque es, el por qué me metí con otra mujer? Solo mírate… mírate. Eres gorda, eres despreciable, es obvio que tarde o temprano eso iba a suceder. —No, no es obvio. Se supone que me amabas. O eso fue lo que creí, nos íbamos a casar, nos íbamos a comprometer mañana. No entiendo por qué te ibas a comprometer con una mujer como yo si no me querías, si me veías como una mujer gorda y despreciable ¿por qué? —ella gritó de nuevo. Su pecho subía y bajaba con rapidez, tenía tantas cosas por decirle, pero la impotencia que sentía y el dolor no se lo permitía. —Aparte de tonta eres poco inteligente, tu padre me pagó para que tuviéramos una relación, él me pagó para que te aguantara, para que me comprometiera, si él no me hubiera pagado ¿Por qué estaría contigo? —¿Lo que dices es verdad? La mirada de Elena nuevamente se nubló, el llanto no pasaba de salir y la decepción que sentía era inigualable. —¿Crees que habría otro motivo como amor o alguna otra estupidez así? Fabrizio mencionó con ironía, mientras la miraba de manera despectiva con una burla constante en sus ojos. —Yo sí creí que me querías, yo creí que estabas enamorado y me amabas en verdad —él se rió. —No puedo creer que en verdad pensaste que alguien como yo podía amar a alguien como tú. Mírate Elena, una mujer como tú jamás tendrá a un hombre como yo de la manera que quieres. »La única forma en la que un hombre se acerca a ti es porque alguien le paga. De lo contrario, no. »Ya deja la bobada, debes acostumbrarte que esta es la vida que mereces, es lo que te espera. Mujeres en mi vida van a ver muchas, antes deberías agradecer que vas a casarte conmigo. Ella limpió con brusquedad las lágrimas en sus ojos. —Y si no vas a aceptar mis condiciones, este compromiso se acaba ahora. No voy a dejar que una gorda ridícula me haga este tipo de espectáculos de nuevo. —Prefiero quedarme sola que vivir engañada, y no voy a permitir que mi padre te siga dando un solo centavo por fingir una relación conmigo. Él tomó sus cosas y salió cerrando la puerta con brusquedad. Elena lloró toda la noche. Su corazón estaba dolido, su alma estaba destrozada. Había confiado en un hombre que no conocía realmente, y no solo había confiado en él si no también en las malas intenciones de su padre. Decidió continuar con su vida, no pensaba dejarse morir por un engaño. Al llegar a la empresa encontró en su oficina a su padre y a su prometida. La mujer que decía ser su mejor amiga, y que se metió descaradamente entre el matrimonio de su padre y de su madre. —¿Qué se supone que hiciste Elena? —preguntó su padre—. Ya estoy enterado de lo que sucedió, no me sorprende que hayas arruinado aquello que me costó tanto trabajo conseguir para ti —Elena bufó. —Por favor padre, no trates de engañarme, tus arreglos no han traído nada bueno para mi vida, pareciera que solo quieres burlarte de mí, hiciste que me enamorara de tu socio, hiciste que viera en él un hombre que claramente no era. »Él me engañó con otra mujer y no es suficiente con eso me enteré que le pagaste para que estuviera conmigo. —Yo lo hice para ayudarte. Solo mírate hija. Yo no tenía conocimiento que estaba engañándote, de igual forma, si no la tuviera te hubieras valido de cualquier excusa para hacer que ese hombre se cansará de ti, solo mírate... siempre siendo tan desagradable. Ella miró a su padre, se refería de una manera desagradable hacia ella. Mientras que su madrastra solo se burlaba de eso mientras la miraba de manera despectiva. —Elena ya nadie quiere estar contigo, todo de ti causa molestia e incomodidad, busco ayudarte, pero siempre hay un inconveniente y ese eres tú —habló su padre con frialdad. —Tu indiferencia y tu desprecio son mi mayor castigo, no logras imaginar cuanto me duele que me trates como si no existiera, como si no fuera tu hija; tienes tiempo para todo menos para mí, estoy harta de esta clase de vida, estoy a punto te renunciara todo... Él la miró como si fuera una burla. Como si los reclamos de su hija no importaran, como si fuera algo normal. —En ocasiones lo único que quisiera es desaparecer de tu vida y así no causarte más dolor ante mi existencia, tu felicidad está al lado de tu nueva esposa, tienes mejores planes para compartir con ella que con tu propia hija y eso nunca lo podrás negar. —Elena, no puedes pedir más de lo que mereces, ya tienes la edad suficiente para saber en que te has equivocado, espero que lo que sucedió entre tú y mi socio se quede fuera de la empresa, para mí los negocios son más importantes que lo que sucede contigo —Elena bufó. Ella dibujó una sonrisa de medio lado, las palabras de su padre no la sorprendían, sus acciones lograban hablar por sí mismo. —Lo sé... Sé perfectamente cuales son tus intereses y no te preocupes, continuaré actuando como si no existiera, como si no tuviera sentimientos ni ojos para ver todo lo que haces como si yo no existiera. El padre de Elena llevó las manos dentro de sus bolsillos y se dio vuelta girando sobre sus talones. —Sé que todo esto fue tu culpa, y como siempre soy yo quien lo debe solucionar… Te vas a casar con uno de mis clientes, el señor Wilson estará feliz de aceptarte. ¿El señor Wilson? Elena abrió los ojos de par en par. No podía creer que su padre hubiera llegado a ser tan cruel. El señor Wilson era incluso mayor que su padre, ¡podría ser su abuelo! —No pienso casarme con él, es un hombre viejo y ni siquiera camina ya. —Es tu última oportunidad para remediar las cosas, te vas a casar con él y es mi última palabra. Él salió dejando a su hija con la palabra en la boca. —Como siempre causando problemas, ¿No te cansas de ser un estorbo? —habló Sofía. —No sé cómo llega a considerarte como una amiga, eres toda una arpía. Ella se rió burlándose de Elena una vez más mientras la miraba de arriba a abajo. —Pero a diferencia de ti, a mí los hombres no me abandonan. Eres desagradable y lo peor es que debes aprender a vivir siendo una gorda tonta. Sofía salió de allí meneando sus caderas. Elena se dejó caer en su silla completamente deprimida por lo que estaba pasando. La ilusión por la familia que quería formar no quería desaparecer dentro de ella por un engaño, tampoco quería casarse con un hombre que no amaba. No quería volver a sentirse sola, revisó en su teléfono algunas cosas y cayó en cuenta de que no necesitaba un esposo para cumplir con sus propósitos. Ella quería un bebé, y si la única forma de tenerlo y tener la familia que había deseado era por inseminación artificial, iba a ser muy feliz.El amor y las segundas oportunidades existen.Meses más tarde.Leonardo se encargó de poner al tanto a Anna de todos los negocios, ella era bastante ordenada en los asuntos y eso a Leonardo le agradaba, ella tomó el control y en muy poco tiempo se acostumbró a ese ritmo de vida. Ya no veía a aquellos hombres a su alrededor como matones y de lo peor, los vio como en realidad eran, personas que se encargaban de cuidar su vida.Leonardo dormía tranquilamente al lado de su esposa, su sueño fue interrumpido por fuertes y desgarradores gritos, Leonardo normalmente se levantaba y tomaba la pistola para ir a cualquier lugar, en aquella ocasión sostuvo el bastón y salió de la cama. Elena a toda prisa corrió delante, al abrir la puerta de la habitación de Anna ella estaba sentada en el borde de la cama, a sus pies estaba un pequeño charco de líquido amniótico.Elena y Santino se encargaron de llevar a Anna hasta el parqueadero, todos emocionados fueron con ella al hospital, de camino Anna se
Semanas más tarde. Leonardo había sido dado de alta, su cuerpo apoyado sobre un bastón recorría su propiedad, el ambiente en el interior de su familia ya no era el mismo de antes, ya no habían peleas ni discusiones entre ellos. Se habían convertido en una familia unida, en cuanto a Elena, ella se mostraba cariñosa con sus hijos, sabía que estaban pasando por su peor momento llevando el luto de las personas que amaban. Santino con frecuencia llevaba flores a la tumba de Greta, allí le hablaba lamentando su pérdida, sus vidas habían cambiado de manera drástica, todos estaban seguros que nada volvería a ser como antes. En medio del desayuno Anna sintió mareo, se levantó de la silla y corrió al baño, luego de haber vomitado hasta la cena del día anterior salió con un tono de piel pálido. —Hija te ves enferma, de inmediato te llevaremos para que te vea un doctor —sugirió a Elena. —No, no es necesario mamá, solo fue un pequeño mareo, estoy bien, siempre he contado con muy buena salud
Anna en medio de la desesperación tomó el móvil y pidió una ambulancia, a los pocos minutos los paramédicos hicieron presencia en medio de aquel campo de batalla.Leonardo fue llevado hacia el interior de la ambulancia, Elena sostuvo su mano y lo acompañó.—Pronto estarán las autoridades en este lugar, debemos irnos Santino —hablo Anna.—Llevaré el cuerpo de Greta conmigo, su cuerpo merece estar en un lugar donde podré visitarla y llevarle flores.Santino levantó el cuerpo de Greta y lo llevó a uno de los autos, Anna se sentó al volante y condujo a toda prisa, mientras que Santino y Anna despidieron a Greta, en una sala de urgencias Leonardo se debatía entre la vida y la muerte. Elena estaba deshecha en la sala de espera, Leonardo había perdido demasiada sangre, y las posibilidades de que pudiera sobrevivir eran muy pocas.En el interior de aquella sala de reanimación, un sonido agudo hizo presencia en una de las máquinas, los doctores de manera atenta y a tiempo brindaban reanimació
Los autos se detuvieron, Leonardo descendió, Elena y Anna se ubicaron a su lado, a la distancia podían observar una casa con aspecto de abandono.—Las probabilidades de encontrar a nuestro hijo en el interior en aquella casa superan el setenta por ciento, es el lugar ideal para tener a un rehén —aseguró Leonardo.—Entonces, ¿qué esperamos?, vamos por él, no hay que perder más tiempo —interrumpió Anna, pero Leonardo colocó la mano frente a ella impidiendo el paso.—Nada es tan fácil como parece, Cristina es una mujer que suele jugar con sus enemigos, una vez que abras la puerta hay grandes posibilidades en que un artefacto puedes tallar en tu rostro.»Un francotirador puede abrir un agujero en tu cabeza, debes ser paciente y encontrar la mejor salida —aconsejó Leonardo a su hija, en esta ocasión no hubo reproche de su parte simplemente aceptación. —¿Qué debemos hacer? —preguntó Elena.—Tú y Anna se quedarán con el segundo grupo, ustedes cubrirán nuestra espalda, deben estar atentas so
La noche cayó, Elena estaba vestida de una manera diferente, sobre su cuerpo llevaba ropa cómoda, estaba preparada para salir en búsqueda de su hijo ante la más mínima pista.Elena junto con Luca estaban en la sala tratando de rastrear el paradero de Santino, a través de varios contactos profesionales en rastrear el origen de donde fue enviada aquella imagen al teléfono de Leonardo. Elena se recogió el cabello en una coleta, el llanto y el dolor se lo guardó en su interior, todo para desquitarse con Cristina y Gabriele cuando los tuviera frente a frente, su rostro se veía diferente, una mujer que no pensaba en rendirse. Mientras tanto, Anna presionaba a Leonardo en la pista de entrenamiento, quería saberlo todo, para su mala suerte el tiempo corría en su contra, aún así ella de manera nata aprendía con facilidad. Anna era la imagen viva de la venganza, al igual que su madre las lágrimas se quedaron de un lado, en su pecho una fuerte presión la quería derribar al piso, pero como pod
Santino despertó con un fuerte dolor de cabeza, su boca estaba seca, lentamente abrió los ojos, llevó la mirada a su alrededor, trastes y cosas abandonadas era lo único que podía ver. Intentó moverse, pero no lo consiguió, estaba atado a una silla de metal, en lo único que podía pensar era en el engaño que Greta había preparado para él. Había jugado con sus sentimientos, había quedado como un tonto, mientras que él le había brindado todo, luego de aquella sucia traición Greta simplemente escupió en su rostro y pisoteó su caballerosidad. A la distancia logró escuchar el sonido de unos pasos que se acercaban, Santino se preparó para morir, recordaba perfectamente las historias que su padre le había contado sobre la familia Fiorentini.Una vieja puerta sonó cuando se abrió, Santino pasó la punta de la lengua sobre sus labios, llevó la mirada hacía aquel costado, un hombre, una mujer y detrás de ellos la mujer que le había roto el corazón.—¡Vaya, vaya!, pero miren nomás lo que nos ha

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