Semanas más tarde.
Leonardo había sido dado de alta, su cuerpo apoyado sobre un bastón recorría su propiedad, el ambiente en el interior de su familia ya no era el mismo de antes, ya no habían peleas ni discusiones entre ellos.
Se habían convertido en una familia unida, en cuanto a Elena, ella se mostraba cariñosa con sus hijos, sabía que estaban pasando por su peor momento llevando el luto de las personas que amaban.
Santino con frecuencia llevaba flores a la tumba de Greta, allí le hablaba lamentando su pérdida, sus vidas habían cambiado de manera drástica, todos estaban seguros que nada volvería a ser como antes.
En medio del desayuno Anna sintió mareo, se levantó de la silla y corrió al baño, luego de haber vomitado hasta la cena del día anterior salió con un tono de piel pálido.
—Hija te ves enferma, de inmediato te llevaremos para que te vea un doctor —sugirió a Elena.
—No, no es necesario mamá, solo fue un pequeño mareo, estoy bien, siempre he contado con muy buena salud