Ania Jones había conseguido todo lo que siempre soñó, una vida perfecta, por lo que, ella era completa y absolutamente feliz. Primero y principal, estaba casada con Liam Carter, un hombre atractivo y rico a quien amaba, y que la amaba a ella. Segundo, finalmente los problemas con su familia y con su hermana, Alicia, habían quedado en el pasado, logrando una relación fraternal normal. Y tercero, Ania y su esposo, se habían enterado de que, pronto, recibirían la visita de la cigüeña, pues venía un amado y muy deseado bebé en camino. Pero cuando las buenas noticias llegan juntas, abundan. Pues recientemente, la madre de Liam, había avisado que los visitaría para felicitarlos por la noticia del bebé, próximo heredero de su dinastía, y les daría su bendición Porque hasta ese momento, la millonaria familia Carter no había aceptado el matrimonio de Liam con Ania, una mujer de procedencia inferior. Así pues, todo, finalmente, todo era absolutamente perfecto, hasta que, todo el mundo de Ania se desmoronó… Cuando, sin saber cómo sucedió, la madre de Liam, muere frente a los ojos de Ania y ella es acusada como la única culpable.
Leer másLa noticia llegó en una mañana cualquiera, envuelta en un sobre gris con un remitente formal, Liam salía para la empresa cuando una joven del servicio lo abordo entregándole el correo de esa mañana.Liam revisó los sobres por encima, asumiendo que no había nada relevante, cuando lo encontró, lo abrió sin pensar, y leyó en silencio el papel con la noticia, él no hizo gesto alguno, solo se quedó quieto, con la mirada fija en el texto.Ania lo vio desde el comedor, mientras ella también se preparaba para iniciar su día y terminaba de desayunar con sus cinco hijos que ya llenaban la casa de risas, discusiones y carreras.Ella supo, sin preguntar, que algo importante había sucedido.—¿Liam? — Ania lo llamó desde el umbral del comedor, él instintivamente ocultó el papel. — ¿Qué pasa?—No es nada importante… — Murmuró Liam, simulando una sonrisa.—¿Es que no lo recuerdas? — Ania se acercó, se detuvo a su lado y se inclinó para jalar el papel que él ocultaba en la mano. — Hace mucho
La ceremonia fue íntima, en el jardín, bajo la sombra de una pérgola, colocaron una mesa con flores silvestres y fotos antiguas. Solo estaban Ania, Liam y Elián, Álvaro junto a su esposa como testigos, un par de empleados apoyando y el ministro, que ofició el momento con palabras sencillas y honestas.Liam tomó la mano de Ania y habló sin dudar:—Te elijo otra vez, no solo por lo que fuimos, sino también por lo que somos ahora, por lo que aprendimos y por lo que aún nos falta… Siempre te elegiré, las veces que sean necesarias y todas las vidas que se nos permita vivir.Ania respondió con voz temblorosa:—Te elijo con todo lo que sé de ti, con tus sombras, con tus luces, con tus silencios y te elijo porque contigo aprendí que el amor no es perfecto, pero puede ser verdadero y a pesar de los tropiezos, elijo reencontrarme contigo las veces que necesitemos, para amarnos, complementarnos y comprendernos.Con una enorme sonrisa, Elián aplaudió con entusiasmo y luego recordó la caj
Liam se separó una vez más para mirarla, los ojos de ambos se encontraron, no había lujuria, pero sí hambre de volver a sentirse como una pareja que se amaba, como siempre debió ser.Él deslizó los labios por la frente de Ania, por sus mejillas, por su cuello, al tiempo que sus caderas se apretaron más contra el cuerpo de ella.Ania cerró los ojos, sintiendo como la presión de Liam y el calor de su cuerpo, la hacía palpitar cada vez más, enloqueciéndola.Las manos de ambos se entrelazaron, Ania abrió las piernas y Liam se acomodó suavemente en medio de ellas, entrando y saliendo, una y otra vez, explorándola con certeros movimientos que la hacían vibrar.Los latidos de sus corazones se volvieron más rápidos, más fuertes y el mundo, por un instante, desapareció para ambos.En medio de ese abrazo, ambos se estremecieron, Ania deslizó sus dedos por la nuca de Liam, hundiéndolos en su cabello con fuerza, al tiempo que él la sostenía por la cintura con fuerza, como si temiera que el m
En medio de la enorme habitación, Ania se aferraba con fuerza al pecho de Liam, al tiempo que las lágrimas se resbalaban lentamente por sus mejillas.Ese diario que él le había entregado, era lo más hermoso y honesto que ella hubiera visto, era la verdad dentro del corazón de Liam.Él la apretó, la calidez de su cuerpo la envolvía, ambos se mantuvieron aferrados al otro por un momento, como si el tiempo se hubiese detenido.Hasta que Liam soltó sus brazos lentamente, deslizando las manos hacia el rostro de Ania, y mientras la veía a los ojos, con mucho cuidado, él le limpió las lágrimas.Ella apenas pudo sonreír tenuemente ante el dulce gesto de su esposo, sintiendo como su corazón se detenía.Afuera, ya la ciudad dormía, pero adentro de esa habitación, el mundo de ellos dos, comenzaba a despertar.Ambos se miraban fijamente, las manos de Liam volvieron a bajar lentamente por el cuerpo de ella, como si él dibujara su silueta.Ania levantó los brazos rodeando el cuello de Liam,
—Te compensaré el resto de mi vida, de nuestra vida por todo lo que te hice pasar y si es necesario, renovaré todos los días mis votos de amor por ti, frente al mundo entero, para que todos vean el terrible error que cometí y mi arrepentimiento… Me casaré contigo de nuevo, haré todo lo que me pidas y lo que sea necesario, para demostrarte lo que siento… — Liam se arrodilló, al tiempo que Ania abrió los ojos de par en par.—Liam, pero… ¿Qué haces? Si ya estamos casados… Ania sonrió, limpiándose una escurridiza lágrima de felicidad que se le escapó.—No me importa, quiero casarme contigo, me casaré contigo las veces que quieras, renovaré mis votos todos los días, si así lo quieres, te demostraré que lo que siento es real… Si solo me das una oportunidad, te prometo, te juro, que esta vez, no la desperdiciaré…Ania volteó la mirada, sin poder contener su alegría, el corazón le latía despiadadamente, las lágrimas querían salir a mares.El hombre que ella siempre amó, el hombre que
En el auto de Liam, ambos viajaban en un incómodo silencio, mientras que el chófer conducía más atrás el auto que había traído a Ania. Ella había querido volver con el chófer, pero Liam la tomó de la mano y la llevó directo a su auto y ella no se atrevió a quejarse.—Lo siento… — Soltó Liam repentinamente.—¿Qué? — Ania lo observó, desde el asiento del copiloto.—Yo… Pensé mal y… No es que haya desconfiado de ti, pero sí de él… Tuve miedo y pensé que… — Murmuró Liam, sin dejar de mirar la carretera. — Él podía manipularte y tú… Podrías llegar a sentir algo por él, por lo que hizo por ti…Ania pudo notar como él se sonrojaba, avergonzado. Ella volteó la mirada, concentrándose en el paisaje de la ventanilla, Ania recordaba lo que Álvaro le había contado sobre Liam.Él siempre supo que era ella, ¿Por qué no le dijo nada? ¿Por qué nunca la enfrentó? En el consultorio, él le había confesado que la amaba, que siempre la amó ¿Lo había hecho por amor?El corazón de Ania latía des
Último capítulo