Liam emitió un gruñido lleno de rabia, dolor y frustración, mientras se mesaba los cabellos con vehemencia, ¿Acaso esto era una maldita pesadilla?
— Señor Carter, sabemos que debe ser muy abrumador para usted, pero… — Intervino uno de los policías.
— Es que yo… No entiendo… ¿Mi madre, envenenada? — Lo interrumpió Liam, retrocediendo un paso, ahogado el dolor que lo quemaba internamente.
— Señor Carter, antes que nada, lamentamos mucho su perdida… — Otro de los policías intervino. — Como usted comprenderá, está, es una situación muy delicada y por el estatus de su familia, estamos tratando de ser lo más discretos posible, lo mejor es que la noticia no se exponga públicamente, por lo menos hasta que el caso se resuelva.
— Señor… — Continuó el otro policía. — Entendemos el dolor que deben estar enfrentando y que con todo esto deben tener muchos asuntos que arreglar, pero necesitamos conversar lo más pronto posible con usted y con las principales personas involucradas…
— ¿Qué? — Liam volteo, mirando fijamente con el entrecejo arrugado hacia Alicia y Ania.
— ¿Quiénes estuvieron con la señora Carter cuando tuvo el ataque? — Preguntó el policía, Ania y Alicia se quedaron de piedra.
— Mi esposa y mi cuñada… — Murmuró Liam, apretando la mandíbula.
En un lugar alejado del público, los policías comenzaron a hacer sus preguntas y tomaron notas.
— Señora Carter, cuéntenos lo que sucedió… — Pidió uno de los policías a Ania, mientras a unos pasos, Liam y Alicia esperaban, escuchando atentamente.
— Bueno, yo… Yo estaba a punto de desayunar cuando la señora Georgia llegó, ella dijo que estaba cansada y que tenía hambre, así que mi hermana fue a preparar algo y mientras esperaba, yo le prepare una taza de té… — Contó Ania, con algo de nervios.
— ¿Un té? — El policía le prestó toda su atención. — ¿Qué clase de té?
— Solo era un té de manzanilla, yo… En mi habitación estaba la tetera con el agua caliente y ella no quiso la comida que tenía allí, al principio tampoco quería el té, pero yo le insistí y luego… — La voz de Ania se quebró. — Ella aceptó y yo… Solo puse el agua con la bolsita, eso fue todo y… Después de un rato, ella…
— Tuvo el ataque, ¿No? — Completó el policía, viendo a Ania con una expresión rígida.
A unos metros, se escuchó un resoplido, Ania volteó y vio como Liam comenzó a caminar tenso, con los puños apretados, su expresión era una máscara de dolor y severidad que ella nunca antes había visto.
— Señorita Jones, ¿Qué nos puede contar usted? — Preguntó el otro policía a Alicia.
— Yo estaba con mi hermana cuando la señora Georgia llegó, casi no la conozco, de hecho tengo pocos días quedándome con los Carter porque acabo de salir de una fuerte enfermedad… — Aclaró Alicia, a lo que el policía asintió. — Acompañaba a mi hermana porque ella está embarazada y necesita cuidados, por eso, cuando la señora Carter pidió el desayuno, yo fui de inmediato a buscarlo, para cuando volví a la habitación… La señora Carter ya estaba tirada en el piso, inconsciente…
— ¿Algo más que pudiera notar? ¿Algo más que resalte en la escena que encontró? — Preguntó el policía.
— Yo… Bueno… — Alicia se quedó pensativa por un instante. — Lo único que vi resaltante, fue la taza de té quebrada en el piso… Creo que la señora Georgia la debió haber tirado cuando tuvo el ataque…
Ania y Liam escuchaban a unos metros, junto al otro policía, ambos se miraron, pero ninguno dijo nada, Ania sentía una especie de tensión en Liam, él se mantenía distante, frío, ella nunca antes había visto a Liam actuar así.
Pero para Ania, la actitud de su esposo era comprensible, pues él acababa de perder a su madre y alguien la había envenenado, debía ser muy duro y difícil para él.
— ¿Tiene usted algún enemigo? — Preguntó el policía a Liam con mucha seriedad.
— No, señor… Soy un empresario respetado, no un criminal o un asocial… — Contestó Liam, ya cansado.
— ¿Y su madre? ¿Conoce usted algún enemigo de ella? — Siguió el policía y de inmediato, Liam arrugó el entrecejo.
— Mi madre siempre ha sido una mujer admirada y respetada, reconocida públicamente por su buena labor social, por lo que fue muy querida por el público en general, por nuestros empleados, por toda la familia y por mí… — Contestó Liam irritado.
— Quizás algún empleado… — Comentó el policía, cuando Liam lo interrumpió.
— Imposible… Todos nuestros empleados son escogidos con el mayor cuidado y altos estándares de seguridad, son personas de confianza, humildes y agradecidos… — Replicó Liam muy seguro.
— ¿Y qué me dice de la relación de la señora Georgia con su esposa? — Preguntó rápidamente el policía, Liam hizo silencio. — ¿Ella tenía algún problema con su madre?
Liam volteó la mirada al recordar la pésima relación que tenía Ania con su madre, pues ella fue rechazada por Georgia y por supuesto, por toda la familia Carter, pero se suponía que todo iba a cambiar esta vez, se suponía que su madre finalmente les daría su bendición y Ania, sería aceptada por la familia Carter.
— Por qué tengo entendido que su esposa fue la última persona en conversar con la señora Georgia… — Siguió el policía. — Y en tener contacto con ella, e incluso, según me contaron su esposa y su cuñada, la señora Ania le sirvió a su madre, lo único que consumió al llegar de su viaje…
Liam apretó los puños al mismo tiempo que volteaba la mirada, a lo lejos, manteniendo un poco más de distancia, Ania y Alicia lo esperaban y su esposa lo miraba con preocupación.
¿Podría ser posible que ella…? Una pequeña chispa de dudas ya nacía en el interior de Liam.
— ¡¿Qué está queriendo decir?! ¡Qué insolencia! — Gruñó Liam, volteando nuevamente la mirada hacia el policía. — Mi esposa es la persona más dulce del mundo y amable… ¡Jamás, nunca ella se atrevería hacerle algo a mi madre! ¡O a alguien!
— Señor Carter, yo no he querido decir nada… — El policía levantó ambas manos en son de paz. — Solo hago mi trabajo y uno los hechos.
— ¡Pues le recomiendo que haga su trabajo bien! ¡Por qué no voy a permitir que difame a mi esposa! ¡La defenderé con mi vida! ¡Y si se atreve a decir o sugerir otra calumnia como esa, lo demandaré! — Voceo Liam, para darse la media vuelta y caminar hacia su esposa y cuñada, llevándoselas.
*
Los días que siguieron fueron los más duros de su vida, dar la noticia del fallecimiento de la señora Carter a su familia y al público, recibir a la familia, organizar el velorio y el entierro.
Todo eso con la policía encima, preguntando, indagando y recogiendo evidencias en su propia casa, mientras que Liam tenía que mostrarse fuerte frente todos, sobre todo, frente a su esposa embarazada.
El único alivio para Liam, era que por el momento, la noticia del envenenamiento no se había hecho pública, pero había rumores entre los empleados y entre los familiares, todos murmuraban y sospechaban de Ania.
Eso era lo más frustrante y abrumador que Liam hubiera tenido que pasar, los comentarios, los chismorreos, todos decían que la principal sospechosa era Ania, la última que habló con la señora Georgia, la que le dio el té seguramente envenenado, una solución perfecta para una suegra que no la quería y que la iba a aceptar de mala gana.
Y entre más crecían los rumores, Liam se alejaba cada vez más de Ania, dejándola sola, él no podía verla, no podía hablarle sin imaginarse que había una posibilidad de que su propia esposa fuera la asesina de su madre, y a cada momento, la duda crecía más.
Llegó el día del entierro, era un día lluvioso y oscuro, los invitados, solo familiares y amigos más cercanos de la familia Carter, todos vestidos de negro, dentro de una capilla, dando testimonios de la ejemplar mujer que fue la señora Carter.
Ania llegó sola, todos voltearon a verla con sorpresa. “¿Cómo se atrevía a venir?” “Que descarada” “Es una asesina” “Ella le dio el té envenenado a su suegra” Se escucharon los susurros a medida que Ania avanzaba en la iglesia.
Ella intentó mantener el rostro en alto con dignidad, caminando directo hacia Liam, mientras que los ojos se le cristalizaban, pero a mitad del camino, Ania se detuvo, volteó a los lados, viendo todas las miradas acusadoras y como la señalaban, y ella no aguantó más, las lágrimas comenzaron a caer solas.
— Ania, ven… — Alicia tomó del brazo a su hermana, y la llevó a una banca alejada, para que se sentara.
Bajo la lluvia, salió el cortejo con la urna para llevar a cabo el entierro, Ania miraba a Liam en la distancia, mientras él se mantenía indiferente ¿Por qué…? ¿De verdad él también la creía culpable?
Ania sentía como todo dentro de ella se rompía, ella no había hecho nada malo, había intentado decírselo varias veces a su esposo, pero él no había querido ni mirarla ¿Por qué…? ¿Por qué Liam no podía siquiera escucharla?
Al otro lado, Liam se mantenía rígido bajo la lluvia, el único lugar en donde él podía llorar por la perdida de su madre sin que todos los notaran, pues las lágrimas se confundían con las gotas de agua.
Cuando la urna hubo descendido, las últimas palabras se habían dicho, la tierra era echada encima y las personas comenzaban a retirarse, Liam vio a lo lejos, en una colina, a los policías acercándose.
Cuando todos se dieron cuenta, se sorprendieron, ¿Qué hacía la policía allí? De inmediato, Liam caminó decidido hacia ellos, ¿acaso no podían respetar su dolor ni por un momento?
— ¡¿Qué hacen aquí?! ¡¿Eh?! ¡¿Acaso es mucho pedir un momento de privacidad en familia?! ¡¿Con nuestros seres queridos, para despedir a mi madre?! — Voceo Liam, irritado, a los policías.
— Señor Carter, no venimos para molestarlo…
— ¡¿Entonces qué carajos hacen aquí?! — Escupió Liam, sintiendo como perdía la cordura.
— Es importante, pero… — Los policías dudaron, cuando vieron a toda la familia, que seguían allí, expectantes.
— ¡¿Qué?! ¡Hablen de una buena vez! — Gritó Liam con todas sus fuerzas, los policías se miraron por un instante.
— Venimos por su esposa. — Contestó un policía.
— ¿Qué? — Liam perdió el aliento cuando vio como los policías le pasaron, por un lado, caminando directamente hacia Ania.
— Señora Carter… — El policía sacó su placa y la mostró a todos, mientras que el otro abrió un papel, mostrando la orden, y luego, el siguiente policía, procedió a esposarla. — Queda usted arrestada por sospecha de asesinato a la señora Georgia Carter.
— ¿Qué? — Susurró Ania, atónita y pálida, mientras que le ponían las esposas.
Ania escuchó a las personas alrededor suyo, susurrando, “oh, entonces si fue ella” “es una asesina” “Georgia tenía razón, es una arribista” “una pobretona tenía que ser”.
— ¡No! ¡No pueden hacer eso! ¡Es mi esposa! ¡Soy Liam Carter y les ordenó que la liberen! — Gritó Liam, decidido, enfrentando a los policías.
— Señor Carter… — Uno de los policías se le atravesó en el camino, deteniéndolo.
— ¡Ella está embarazada, carajo! ¡No la pueden tratar así! ¡Mi esposa no hizo nada! ¡Ella es inocente! — Soltó Liam a todo pulmón, empujando al policía.
Ania se sorprendió, ¿Liam la estaba defendiendo? ¡Entonces él si creía en su inocencia! Eso era un gran alivio.
— Señor Carter, no puede hacer nada… — Soltó el policía con autoridad. — Tenemos una orden, así que si quiere ayudar a su esposa, le recomiendo que llame a su abogado.
El policía hizo una seña y los otros policías se llevaron a Ania, frente a los ojos atónitos de todos.
— ¡No, esperen¡¡No!