Capítulo 2 — Todo estará bien

— ¡Alicia! ¡Oh, por Dios! ¡Necesito de tu ayuda…! ¡No sé qué le pasa¡¡Ayúdame por favor! — Gimoteaba Ania con lágrimas en los ojos.

— ¡No te acerques a ella, Ania, no sabemos que pueda tener y tú estás embarazada! — Voceo Alicia a su hermana, sosteniendo el brazo de Ania cuando ella intentó tocar a Georgia.

— ¡Pero…! ¡Pero tenemos que hacer algo! ¡Tenemos que ayudarla! — Refutó Ania con lágrimas en los ojos y las manos temblorosas.

— ¡Ve por ayuda! ¡Corre! ¡Llama a una ambulancia!, ¡Corre, que yo me haré cargo! — Ordenó Alicia con autoridad a su hermana, levantándola.

Ania dudó por un pequeño instante, viendo como ahora era Alicia quien se arrodillaba junto a Georgia, quien ahora había dejado de moverse.

Alicia intentaba tocarla, como si tomara sus pulsaciones, mientras que Ania seguía paralizada a unos pasos.

— ¡Ania, corre por ayuda! — Insistió Alicia al ver que su hermana seguía en el mismo lugar, pasmada.

— ¡Sí! — Ania reaccionó y finalmente corrió de la habitación asustada, mejor dicho, aterrorizada.

Con el corazón a punto de salírsele y el cuerpo tembloroso, Ania corrió por toda la mansión lanzando gritos histéricos que nadie entendía, hasta que el personal del servicio intentó calmarla.

— ¡Una ambulancia!, ¡una ambulancia, rápido! — Fue todo lo que pudo explicar Ania cuando recuperó el aliento y unas jóvenes llamaron de inmediato a una clínica.

Pocos minutos después, llegaron los paramédicos y revisaron la situación, aunque la señora Georgia ya no convulsionaba, tampoco reaccionaba y apenas se le podía sentir el pulso.

Así que actuaron rápido y la subieron a la ambulancia en la que más atrás intentó subir Ania, cuando Alicia la sostuvo por un brazo, deteniéndola.

— Ania, quédate, en tu condición, no deberías alterarte tanto, debes descansar, yo me haré cargo… — Ordenó Alicia.

— ¡No! No puedo dejarla… — Sollozó Ania con tanta convicción como preocupación. — ¡Es la madre de Liam!

— ¡Bien! — Asintió Alicia con mucha seriedad. — ¡Entonces vayamos las dos!

La ambulancia arrancó, Ania no podía dejar de mirar a Georgia quien yacía en esa camilla inconsciente mientras los paramédicos le conectaban más aparatos y le tomaban los signos, ¿Qué había sucedido? ¿Por qué pasaba esto?

— Ania… — Susurró Alicia a su hermana, llamando su atención. — ¿Llamaste a Liam? ¿Le avisaste?

— No, yo no pude… — Ania sintió un fuerte sobresalto en el pecho al recordar a su esposo.

¿Qué le diría a Liam? ¿Cómo le explicaba que su madre apareció repentinamente en su casa y sufrió un extraño ataque, apenas llegó?

Ania bajó el rostro, poniéndose las manos en la cara al imaginar la reacción de Liam, él se preocuparía mucho y sufriría.

De pronto, cuando ya faltaba muy poco para llegar a la clínica, un fuerte pitido hizo eco en la ambulancia.

— ¿Qué…?, ¿qué es eso? — Asustada, Ania se irguió nuevamente, con los ojos abiertos de par en par.

Los paramédicos se abalanzaron sobre la señora Georgia de nuevo, para atenderla a toda velocidad, midieron sus pulsaciones, la inyectaban, le ponían oxígeno, parecía una escena de terror.

— ¡Señora, por favor, hágase para atrás y déjennos trabajar! — Voceo uno de los paramédicos cuando notó que Ania estaba a punto de levantarse.

Alicia sostuvo a su hermana obligándola a sentarse cuando los hombres sacaron el desfibrilador y lo colocaron sobre el pecho de Georgia, emitiendo una corriente que hacía saltar su cuerpo.

Ania cerró los ojos con fuerza, aterrada.

— Tranquila, ellos saben lo que hacen, déjalos trabajar… — Murmuró Alicia a su hermana, abrazándola.

El pitido se detuvo, las pulsaciones volvieron y finalmente llegaron a la clínica, donde a toda velocidad bajaron la camilla para que Georgia fuera atendida por los médicos.

— Ustedes esperen aquí… — Ordenaron los paramédicos al llegar a la entrada de emergencias, dejando a las dos hermanas atrás.

— Oh, por Dios, oh, por Dios, Alicia… — Gimoteo Ania, enterrando el rostro en el pecho de Alicia al tiempo que reventaba en llanto. — ¿Qué voy a hacer?

Todos alrededor se les quedaron mirando, por lo que Alicia solo pudo abrazar a su hermana para evitar las miradas curiosas y llevarla a un banco alejado en el lugar.

— Todo va a estar bien, ya los médicos la están atendiendo… — Murmuró Alicia, ayudando a Ania a sentarse.

*

— ¡Ania! — Varios minutos después, entró Liam a toda carrera en la clínica y de inmediato ambas hermanas se tensaron, sorprendidas. — ¿Qué…?, ¿qué fue lo que pasó?, ¿qué sucede?

Comenzó a preguntar Liam a su esposa, tomándola por los hombros, él traía la respiración agitada y se notaba evidentemente preocupado.

Ania se quedó estática por un instante, sintiendo como los ojos se le llenaban de nuevo de lágrimas, ¿qué le iba a decir a su esposo?, ¿cómo le explicaría que su madre…?

— Oh, Liam, yo… Yo no sé… — Repentinamente, Ania saltó sobre el pecho de su esposo, abrazándolo y aferrándose con fuerza a su traje. — Lo siento tanto, perdóname, te lo suplico, lo siento…

— ¿Qué? — Liam abrió los ojos de par en par, todavía más confundido que antes ante la reacción de su esposa.

— Lo siento, cuñado ¿Podrías darnos un momento?… Es que mi hermana está muy sensible, ha sido todo una locura… — Intentó interceder Alicia, sosteniendo a Ania. — Hermana, ¿Por qué no te sientas y respiras? Todas estas emociones te hacen daño… — Le murmuró Alicia a Ania, mientras que la acompañaba a una banqueta.

Ania solo asintió intentando respirar profundo mientras se acariciaba el vientre, pues era cierto, necesitaba calmarse por sus bebés.

— ¿Podrías explicarme, Alicia? ¿Qué está pasando? — Insistió Liam, cuando Alicia volvió a acercarse a él.

— Bueno, Liam… — Alicia dudo por un instante, pensativa. — Tu madre llegó de sorpresa en la mansión y estaba cansada por el viaje, pidió algo para comer, así que yo fui por una bandeja de comida, no vi exactamente lo que sucedió, pero…

— ¡¿Pero qué…?! — Gruñó Liam con desesperación.

— Solo sé que la señora Georgia se tomó una taza de té que la misma Ania le sirvió y después de eso, de pronto Georgia se sintió muy mal…

— ¿Un té que le sirvió Ania? — Preguntó Liam extrañado.

— Así es… Y para cuando yo volví a la habitación, tu madre ya estaba inconsciente… Le tuve que pedir a Ania que llamara a una ambulancia, mientras que yo la auxiliaba… — Alicia tomó una de las manos de Liam con un gesto de consuelo. — Incluso vinimos junto con tu madre en la ambulancia, para no dejarla sola…

— Gracias, Alicia. — Asintió Liam, pensativo.

— Bueno, lamento mucho no haberte llamado para avisarte, le pedí a Ania que lo hiciera mientras yo rellenaba los formularios, pero como puedes ver mi hermana ha estado tan nerviosa y alterada que… — Alicia suspiro afligida.

Mientras que Liam se quedó pensativo, observando a Ania en la distancia, quien seguía en la banca, hipando mientras se acariciaba el vientre.

— ¿Y cómo te enteraste? — Siguió Alicia.

— Me llamaron de la mansión, el ama de llaves me dijo que mi madre había llegado de viaje y que algo le había pasado… Pero por favor dime… — Liam tragó grueso. — ¿Qué información les han dado? No es nada grave, ¿verdad?, todo estará bien, mi madre estará bien, seguro es un simple malestar ¿No…?

— Aún no nos han dicho nada, pero… — Musitó Alicia, bajando la mirada por un instante al recordar el estado en qué vio a Georgia. — Seguramente estará bien, no te preocupes… — Le sonrió con ánimos. — Por el momento, solo debemos esperar…

Un grito retumbó en la sala de espera de la clínica.

— ¡Familiares de la señora Georgia Carter! — La gruesa voz de un hombre hizo eco y todos voltearon.

Liam prácticamente saltó y salió corriendo hacia los médicos, Alicia y Ania se acercaron también hacia donde estaban los doctores llamando.

— Señor, yo soy el hijo de la señora Carter… — Anunció Liam a los doctores.

— Oh, claro, señor Liam Carter… — El médico se presentó con amabilidad, reconociendo a uno de los hombres más ricos del país, lo que hacía esta noticia algo más difícil de dar.

— ¿Qué sucede?, ¿cómo está mi madre? — Preguntó Liam, azaroso.

— Lo siento mucho, señor Carter, lamento informarle que su madre… Ha fallecido. — Soltó uno de los doctores con una expresión apenada, dejando a Liam pálido y congelado.

— ¿Qué…?, debe ser un error, no, eso no… — Comenzó a balbucear Liam, luego de un momento.

— Así es, por más que luchamos, la señora Carter perdió los signos vitales… — Comenzó a explicar otro de los médicos que estaban presentes. — Hicimos todo lo posible… Lo lamento mucho, señor Carter.

— Pero… ¿Pero por qué? — Gruñó Liam, levantando la mirada con los ojos ya enrojecidos, lleno de dolor. — Me acaban de decir que ella estaba bien, que se sintió mal de repente y ahora… ¡¿Murió?! ¡¿Qué alguien me explique que fue lo que le pasó a mi madre?!

— Verá, esto es lo más difícil… — Murmuró el doctor con algo de nerviosismo, cuando a lo lejos, entraron un par de policías, acercándose.

— ¿Qué cosa? — Liam arrugó el entrecejo, más confundido al ver a los policías plantarse junto a los médicos.

— Sucede señor Carter, que su madre no tuvo una muerte natural… — El médico intentó usar todo el tacto que le fue posible, aunque no había una manera fácil de decirlo.

— ¿Qué…? ¿Qué quiere decir?

— Así es, señor Carter… — Intervino el otro médico. — Hemos descubierto que su madre no murió por causas naturales, sino que ha sido envenenada y por eso la policía está aquí… — Ambos policías se plantaron frente a Liam.

— ¡¿Qué mi madre fue envenenada?!

Ania sintió como se le congelaron hasta las lágrimas, ¿la señora Georgia, envenenada?, al escuchar eso, ella solo pudo sostenerse del brazo de su hermana, Alicia, para no caerse.

Mientras que Liam, sintió como se le derrumbó el mundo, él paseó la vista por el rostro serio de todos los hombres frente a él, los médicos, los policías, ¿Era una broma? ¡Tenía que ser una jodida broma!

Luego, Liam volteó la vista hacia su esposa, Ania y su cuñada, Alicia, viéndolas con los ojos enrojecidos y con un gesto lleno de dolor.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP