— Oh, Liam, me enteré de todo lo que te dijeron los policías y lo lamento tanto, sé cómo te debes sentir… — Alicia se separó ligeramente de él, para verlo a los ojos, ignorando a Ania, quien seguía viéndolos desde el calabozo, perpleja. — Pero por favor, aunque sé que es mucho pedir, después de todo lo que has pasado, debes recordar que mi hermana está embarazada… Ella espera a tus dos hijos, Liam, y esta situación no le sentará bien para el embarazo… Solo, mírala.
Finalmente, Alicia se separó del abrazo que le dio a Liam, quien observó una vez más a su esposa, pero esta vez, poniéndole más atención a los detalles y notó que ella lucía muy pálida, sus labios estaban ligeramente morados y todo su cuerpo temblaba y se estremecía.
Con todo lo que había sucedido, él había olvidado que todos estaban empapados por la lluvia y a Liam no se le ocurrió llamar para pedirle a su personal un cambio de ropa seca y limpia.
Su mente había estado en otro mundo y él no se había fijado en algo tan