Paolo Lombardi es el dueño de la mafia italiana entre otros lugares, es un hombre frío y despiadado casi hasta el punto de llamarse demonio italiano Mía Jones es una chica de 18 años recién cumplidos con muchas ganas de entrar a la universidad y ser diseñadora de modas en una noche mía es secuestrada para ser vendida como mercancía, pero Paolo queda embobado con su belleza así que sin pensarlo la toma ala fuerza y la lleva a su casa convirtiéndola en su juguete sexual - déjame ir - grita la chica llena de lágrimas - cuando me cansé de ti lo haré mientras tanto eres mía, de mi propiedad , AHORA ERES MIA
Ler maisMi nombre es Mia Jones, tengo 19 años y vivo en Italia con mi amiga Lucy. Aunque ambas somos estadounidenses, por cosas del destino terminamos aquí y ahora trabajamos en un restaurante muy reconocido en Italia.
- ¡Mia! - salto de mi cama como un resorte al escuchar los gritos de mi amiga. Cuando llego donde está, la veo sonriente.
- Hola, amiga - Lucy sonríe y juro que la quiero matar por el susto que me dio.
- Lucy, ¿cuál es tu m*****a manía de gritar como loca?
- Lo siento, Mia, pero te tengo un plan.
- A ver, ¿cuál será?
- Arréglate, nos vamos de rumba a una discoteca muy buena que me recomendaron.
- Lucy, no quiero ir, mis ánimos están en el piso - ella hace un puchero y se acerca.
- Vamos, Mia, te lo suplico, no quiero ir sola, porfis - me causa risa verla rogando, así que me río.
- Está bien, pero solo un rato - Lucy grita emocionada.
- Amiga, ¿ya estás lista? - pregunta Lucy.
- Sí, Lucy - salgo del cuarto y veo a Lucy con un vestido bastante revelador.
- Vaya, tú sí que vas por todo - digo con una sonrisa pícara.
- Tú sabes, Mia - ambas nos reímos y salimos de la casa.
El lugar está para reventar. Lucy y yo estamos tomando vodka mientras bailamos en la pista hasta que siento a alguien pegarse a mí.
- Hola, hermosa - volteo y veo a un hombre alto de pelo castaño.
- Hola - digo algo dudosa.
- ¿Cómo te llamas? - mejor le digo otro nombre.
- Mariana.
- Mucho gusto, Mariana, mi nombre es Mario - me da un beso en la mejilla y veo a mi amiga hablando también con un hombre.
Después de varias copas más, ya me encuentro algo borracha, pero la estoy pasando de maravilla con Lucy, Mario y el amigo de Mario que se llama Daniel.
- Bien, la fiesta terminó - Mario saca de su pantalón un arma y suelta un disparo al aire, haciendo que todo se vuelva un caos. Varios hombres entran y comienzan a tomar a las mujeres. Escucho gritar a mi amiga.
- ¡¡Ayuda, Mia!! - Daniel se la lleva en su hombro, así que corro hacia donde está, pero soy detenida por unos brazos.
- Quita, preciosa - era Mario.
- Suéltame, imbécil - me muevo, pero es inútil hasta que él coloca un pañuelo en mi nariz y poco a poco me quedo dormida.
Despierto por un fuerte dolor de cabeza, abro mis ojos y veo que estoy en un cuarto oscuro, atada con una cadena en el pie.
- No, no ¡ayuda! - grito y grito; sin embargo, nadie me escucha. Después de una hora, un hombre alto entra.
- Párate, báñate y colócate esto - me entrega una lencería que no tapa nada.
- Solo sal con eso, el jefe quiere ver la mercancía - ¿mercancía? Por dios, ¿en dónde estoy metida?
Me doy una ducha y salgo mirando con horror la lencería.
El hombre vuelve a entrar y con su mirada recorre mi cuerpo casi desnudo.
- Mejor vamos antes de que te folle como la puta que eres - toma con fuerza mi brazo y me lleva a una habitación donde hay varias mujeres con ropa interior, todas asustadas.
Dios, ¿en dónde me metí?
Paolo Lombardi
Estoy sentado en mi despacho esperando la nueva mercancía. Me dijeron que me darían buen dinero por esas mujeres, así que les pedí a mis hombres que consiguieran las mejores que encontraran.
- Señor, ya llegó la mercancía.
- Diles que se arreglen y que las lleven al cuarto de selección - asentí y salí.
En ese momento entró Elena, una prostituta con la que me acuesto de vez en cuando.
- Hola, ¿necesitas mis servicios? - En realidad, sí la necesitaba; estaba estresado.
- Quítate la ropa y ponte a cuatro...
Salí, me puse mi chaleco y bajé a la habitación de revisión. Como siempre, escuchaba sollozos de mujeres. No saben cuánto odio eso.
- Pónganlas en fila - ordené.
Las arreglaron de inmediato. Comencé a caminar y a revisarlas una por una. Mis hombres tienen buen gusto, todas son voluptuosas con buen trasero y pechos, pero todas son lloronas.
Seguí caminando, pero al llegar a una mujer me quedé parado frente a ella al ver que no lloraba ni hacía nada. Lo peor es que era capaz de mirarme a los ojos. Observé su rostro; era muy hermosa, parecía un ángel. Sus ojos color cielo me hipnotizaron y al recorrer su cuerpo vi que era maravilloso.
Me alejé de ella y me acerqué a Daniel.
- Ella se queda - le señalé a la chica, dejando a Daniel en shock.
- Pero señor... - lo interrumpí.
- Es una orden. Que nadie la toque. Ahora es mía...
Cuatro años después Hoy celebramos nuestro aniversario de bodas, Paolo y yo cumplimos 4 años de casados y estoy ansiosa porque me dijo que tenía una sorpresa preparada, aunque yo también le tengo una sorpresa super especial. - Mami, ¿podemos dar una vuelta al parque? - mi preciosa Julieta aparece en la entrada de la habitación con un muñeco de la suerte. - Claro, mi amor, ven, vamos a bañarnos y luego salimos. - ambas nos metemos en la ducha y luego salimos y nos arreglamos. - Mami, quiero vestirme igual que tú. - Creo saber qué pintas nos quedan. - saco ropa de mi cuarto y luego voy a la de ella. - Vamos, mi amor. - tomo su manita y bajamos las escaleras encontrándonos con Marta. - ¡Abuela! - grita Julieta mientras corre hacia ella. - Hola, mi princesa. - Marta ahora vivía con nosotros, ya que hace unos meses Roberto, el padre de Paolo, murió y Paolo no soportó verla mal, así que decidimos traerla a casa, con la ayuda de todos, pero especialmente con la de Julieta, logramos sa
Paolo pasa sus manos por todo mi cuerpo mientras me besa el cuello y la espalda. Siento cómo baja el cierre de mi enterizo y comienza a quitármelo, dejándome en ropa interior de encaje. —Dios, mi amor, estás preciosa. Me encanta cómo se te ve esa ropa interior, pero sabes cómo me gustas más... desnuda —me volteo y comienzo a quitarle el traje. Luego, con manos temblorosas, desabrocho su camisa y él, con un rápido movimiento, se la quita. Pongo mis manos sobre su pantalón, bajo la cremallera y luego se lo quito, dejándolo solo en boxers. En un momento de atrevimiento, lo tumbó en la cama y me subo encima de él, moviendo mis caderas sobre su miembro, que ya está duro. Acaricio su pecho mientras muerdo mi labio inferior. —¿Me deseas, esposo? —digo, gimiendo. Él se levanta y hace que lo bese, devorando mis labios con desesperación. —Sí, y mucho, mi amor. Me vuelves loco —quita mi sostén y acuna mis senos en sus manos, dando masajes en ellos. Luego, se mete un pezón a la boca, haciéndom
**El gran día: la boda** Me levanto al sentir unas manitas en mi cara, luego de unos balbuceos. Abro mis ojos y lo primero que veo es a mi princesa, que está cargada en los brazos de su padre. - Buenos días, futura esposa. - Buen día, futuro esposo - este me da un beso fugaz y luego me pasa a la nena para alimentarla. - Ya está bañada y cambiada. - Wow, qué milagro tú haciendo eso - este se ríe. - Quería ayudarte un poco. Ya me tengo que ir, por favor, no me dejes esperándote mucho tiempo. - Claro que no, te amo - me da un beso. - Yo a ti. - Bueno, mi amor, lista para ponernos bellas, hoy se casan mami y papi - me meto a la ducha y al salir me coloco una bata para estar cómoda. A los 15 minutos llega Matilda junto con un grupo de estilistas. - ¿Lista? - pregunta Matilda. - Más que lista - los estilistas comienzan arreglando mi cabello. Les dije que quería tener mi pelo suelto pero con algunas decoraciones en él. Mi suegra aparece con Julieta en brazos y esta llora. - Tiene
Dos meses después Dios mío, mi boda es en dos días y estoy súper nerviosa pero a la vez muy feliz. Estos dos meses con Julieta han sido los mejores de todos, cada día aprendo algo nuevo de ella y me hace sentir que ambas tenemos una bonita conexión. Hoy iré con ella a visitar a papá a la oficina y luego a la tienda para adelantar unas cositas. Me arreglo y luego me visto a ella. -¡Pero qué hermosa estás, mi bebé! - le doy varios besos y luego la cargo. -Vamos a ver a papá. El chofer nos lleva hasta la oficina y como siempre todos están maravillados con Julieta. -Hola Lina, ¿Paolo está? -Claro, señorita mía, pase - le doy las gracias y paso, pero él no se da cuenta ya que está hablando por teléfono. -¿Qué dijeron, Matías? ¿Ya soy libre? - ¿De qué habla? -¡Eso! Mia estará más que feliz con esta noticia - entro del todo y le pregunto. -¿Qué noticia, amor? - este se voltea y cuelga la llamada. -Pero mira quién tenemos aquí, la princesa de papá - Paolo toma a Julieta en brazos y e
Me meto a la ducha despues de hablar con paolo trato de pensar en lo que le voy a decir y en como se lo voy a decir , salgo de la ducha y busco que ponermeSalgo del baño
2 días después del parto Llevo dos días con mi princesa en casa, Paolo y yo estamos felices con su presencia. Fue como si ella se hubiera encargado de llenar de luz nuestro hogar. Ahora sí puedo decir que valió la pena el dolor, porque dolió y mucho, pero ella lo valió. Acabo de bañarme y tengo en mis brazos a mi hermosa Julieta. Sí, como lo escuchan, Paolo y yo la llamamos Julieta. Es tan hermosa, es muy calmada, solo llora cuando tiene hambre, sueño o cuando su pañal está sucio, pero por lo demás es muy dormilona, así que nuestras noches son medio tranquilas. Igual, Paolo me ha apoyado mucho, ya que tengo que reposar por el parto, ya que, por ser de alto riesgo, tuvo que ser por cesárea. -No puedo creerlo, Dios, esta imagen la tengo que tener en mi celular - veo a Paolo sacar su celular mientras yo sonrío con Julieta en mis brazos. -Mira, Julieta, mira a papi - Julieta, a pesar de tener días de nacida, es muy auditiva, cada vez que escucha la voz de su padre mueve sus manitas y su
Último capítulo