Mundo de ficçãoIniciar sessãoCON UNA HIJA EN COMÚN Y UN PASADO LLENO TANTO DE AMOR COMO DE HERIDAS, THALIA Y LEONARDO TIENEN UNA HISTORIA QUE, NEGADA A MORIR ELIGIÓ QUEDARSE EN PAUSA. CUANDO SUS CAMINOS SE CRUZAN NUEVAMENTE, DEBEN ELEGIR ENTRE LUCHAR POR UN AMOR QUE NUNCA HA MUERTO O DEJARLO IR DEFINITIVAMENTE.
Ler mais༻ IGLESIA DE SANTA ANASTASIA༺
༻ VERONA — ITALIA ༺
Los murmullos provenientes de las conversaciones que sostienen los invitados, recorren la nave central de la Iglesia y se cuelan hasta la sala de descanso donde Victoria se encuentra a la espera del anuncio del comienzo de la boda, y es que, contrario a lo que cualquiera podría esperar, no es ella sino el novio quien se encuentra llegando tarde a la ceremonia.
—Victoria cariño, tienes que calmarte —insiste por tercera vez la voz de Thalia —. Si no dejas de dar vueltas, no solo arruinaras el vestido, terminarás abriendo un hueco en el suelo.
Y aunque las palabras de su madre, buscan calmar sus nervios, la verdad es que, se siente tan nerviosa en ese momento que casi puede jurar que si deja de caminar alrededor de la estancia podría llegar a sufrir de algún ataque de ansiedad.
—¿Y si se arrepintió de casarse conmigo? — es lo primero que sale de sus labios luego de dar un par más de vuelta y detenerse de forma abrupta cuando esa idea cruza por su cabeza —. Tal vez se dio cuenta de que no soy la mujer que él esperaba y por eso se arrepintió de casarse conmigo.
Thalia siempre suele definirse a sí misma como una mujer medianamente consciente de cómo dominar sus emociones, pero, aun así, justo en ese momento no puede evitar rodar sus ojos con un deje de exasperación ante las palabras dichas por su hija.
—¡No digas tonterías! — exclama al tiempo que se coloca de pie y camina hasta su hija para tomarla de los hombros y moverla ligeramente como un gesto que busca llamarla a la calma —. ¿De dónde sacas ese tipo de ideas sin sentido? Xavier te ama, y esa es una realidad innegable dado que él no pierde la más mínima oportunidad para demostrarlo, así que dudo mucho que por un solo segundo él esté pensando en cancelar la boda o peor aún en dejarte plantada.
Y Victoria sabe que hay total razón en las palabras de su madre, después de todo, la razón por la cual Xavier se encuentra llegando tarde el día de su boda, es por la simple razón de que su comando se vio obligado en asistir a unas maniobras de defensa de las cuales no pudo escapar.
Pero, si debe confiar en las palabras dichas por su tío Alessandro después de que este hablara con su padre en una llamada breve, en ese preciso momento, Leonardo ya ha recogido a Xavier y se encuentra manejando de camino a la iglesia para que la boda pueda llevarse a cabo.
—Mamá… —dice en tono bajo mientras sus manos se cierran una sobre la otra—. Yo… ¿y si no soy una buena esposa?
Thalia solo la escucha y sonríe dulcemente para luego acariciar la mejilla de su pequeña.
—Cariño, no veo ninguna razón por la cual no puedas ser una buena esposa —asegura mientras sigue brindando consuelo con su caricia.
—Es que todo va a cambiar, algunas cosas serán diferentes y yo…
—Tendrás que aprender a lidiar con ello y a sobrellevar las cosas —dice, cortando las palabras de Victoria—. Créeme, hay días donde tengo que tenerle mucha paciencia a tu padre, y otros donde me pregunto “¿cómo es que puede soportarme?”
Y esas palabras hacen que Victoria observe fijamente a su madre.
En los quince años que lleva junto a sus padres, nunca los ha visto discutir o tener algún tipo de diferencia significativa.
—Eso es porque papá nunca te lleva la contraria.
—Eso es porque llevar la contraria es mi trabajo —afirma con marcada diversión—. Ningún matrimonio es fácil amor, mira a tu tío Alessandro y a tu tía Nicole, su relación no fue fácil, y con lo ocurrido entre ellos nadie hubiese apostado que llevasen casados tanto tiempo.
Victoria se permite un momento para pensar en ello.
La verdad es que ama a su tío Alessandro, pero, si debe ser sincera, no sabe si hubiese tenido la capacidad de perdón de su tía Nicole para estar nuevamente con él después de lo que le hizo.
Por otro lado, si lo piensa bien, en todo ese tiempo no ha tenido la oportunidad de hablar con sus padres y pedirles saber su historia de amor, y tal vez, esa sea su mejor oportunidad para conseguirla.
—Mamá —dice en tono suave mientras toma las manos de su madre. Llevándola hasta el asiento cercano, la hace tomar asiento junto a ella —. Tú y papá ¿cómo se conocieron? ¿Quién se enamoró primero?
—Definitivamente, ese fue tu padre —responde con marcada convicción ante la última pregunta.
—¡Mamá! Estoy hablando en serio.
—Y yo también —una ligera risa sigue a esa respuesta—. Tu padre siempre ha sido el más valiente de los dos cuando se trata de hablar de sentimientos. Incluso, él se dio cuenta de que yo lo amaba mucho antes de que yo misma lo hiciera.
Tras esas palabras por parte de Thalia, tanto ella como Victoria guardan un momento de cómodo silencio, luego, una sonrisa llena de dulzura y ensoñación se dibuja en el rostro de la mayor.
—Tal vez, te decepcione saber que la historia entre tu padre y yo estuvo llena de momentos amargos y difíciles, y la verdad es que, no creo que sea la clase de historia que quieras escuchar estando a pocos metros del altar.
Pero la respuesta de victoria es muda, se limita en afianzar un poco más el agarre sobre la mano de su madre y dedicarle una ligera sonrisa.
—De acuerdo, todo comenzó con la ruptura de mi noviazgo y una apresurada y mala decisión de compañeros en un viaje.
༺ ༻
༺ ༻
༺ ༻
Thalia siente cómo sus mejillas se sonrojan y su corazón comienza a latir de forma desbocada. El toque sobre su mejilla comienza a sentirse más caliente, pero no es un calor que se conforma con quedarse solo allí, sino que empieza a extenderse a lo largo de su rostro hasta dispersar esa tibieza en todo su cuerpo.—¿Qué? —inquiere en el mismo tono íntimo que él usa, manteniendo el contacto fijo sobre la oscura y envolvente mirada de Leonardo.Pero no hay palabras que respondan a esa pregunta, simplemente un contacto que se extiende en una caricia más pronunciada, una mirada que se vuelve más atrapante a medida que el oscuro brillo se profundiza, aunque sin llegar a sentirse devastador; es una profundidad que ofrece resguardo.Ninguno puede decir en qué momento exacto la distancia entre ambos comienza a cortarse; lo único que saben es que se encuentran perdidos en el horizonte de la mirada ajena.Leonardo siempre se ha mantenido profesional y centrado en su trabajo, respetando los límit
—Hijo de… —musita con desprecio al escuchar la forma tan despreciable en que Adriano se expresa de la rubia.«¿Retocar qué? ¿Acaso eres ciego? Ella es jodidamente perfecta».—Si me disculpan, necesito ir al tocador.Son las palabras con las cuales Thalia interrumpe el pensamiento de Leonardo. Solo una mirada rápida a la más baja le es suficiente para notar lo afectada que se encuentra por los comentarios despectivos sobre su imagen. Al verla abrir la puerta, se apresura a ir tras ella, siguiéndola en silencio y de cerca.Aunque, al estar detrás de ella, las expresiones de su rostro son algo a lo que no tiene acceso, no lo necesita; con solo ver lo errático de sus pasos y cómo su cuerpo tiene ligeros espasmos, le es suficiente para tener una idea clara de cuán alterada se encuentra.—Lo siento —es la rápida y atropellada disculpa que ofrece al hombre con el cual tropieza.—Señorita, ¿se encuentra bien? —Pero la pregunta se queda sin respuesta.El sonido de la barra de seguridad provenie
—Estoy seguro de que esa bebida tiene exceso de azúcar —comenta mientras las puertas del ascensor se cierran.Ante las palabras de Giorgio, Leonardo ve cómo Thalia deja de lado su bebida y solo saborea el restante en la comisura de sus labios antes de mover el envase con el logo de la sirena frente al fotógrafo y hablar en un tono ligero.—Solo es un cappuccino, Giorgio, no tendré un rebote por esto.El fotógrafo solo niega ligeramente mientras quita sus lentes de sol para verla de forma directa.—Solo cuido tu imagen, cariño. Me preocupa que puedas perder las oportunidades que te vendrán una vez que esta campaña termine —asegura, pero sus palabras van cargadas de vanidad—. Solo imagínalo: tu rostro estará en todas las vallas y tiendas importantes del país y luego del mundo.Thalia deja entrever una ligera sonrisa ante el escenario planteado por Giorgio. Y es que, si bien su rostro ya ha estado en campañas importantes, nunca lo estuvo como principal sino hasta ahora. Por ello entiende
De no ser por el sonido que producen los platos, los cubiertos y el coro de voces de los demás comensales, el silencio entre ellas sería verdaderamente insoportable, y es que ya hace mucho tiempo que no existe ningún tipo de conversación o tema que puedan sobrellevar sin terminar discutiendo.—¿Sobre qué querías hablar? —pregunta una vez que se cansa del incómodo silencio.—No tienes por qué trabajar en esta campaña —asegura mientras corta un trozo de su carne—. Tienes muchas propuestas, incluso pasarelas internacionales.—Todas conseguidas por ti —rebate a la defensiva mientras se apoya en la silla y se cruza de brazos.—La propuesta de VS no tiene nada que ver conmigo.—Una.Thalia observa cómo Donatella toma un bocado de su comida y deja salir un bajo bufido.—Ya me crucé con él, ayer mismo, de hecho —admite. Que no hable mucho con ella o que su comunicación sea tensa no implica que no conozca a Donatella—. Todo está bien, ¿de acuerdo? No hay ninguna necesidad de encender alarmas o
—¿Y bien? —insiste ante el silencio mientras camina por el pasillo, acortando su distancia con ellos.Ante la abrupta presencia de Donatella, Thalia busca mantener su posición de dominio, pero un ligero escalofrío recorre su cuerpo ante la idea de que su madre pueda enterarse de lo ocurrido durante la mañana.—¿Me darán una respuesta o debo buscar a Bianca para obtenerla?—No es nada, señora Bianchi —responde el pelinegro, manteniéndose en total control.—Es curioso. “Nada” no lleva a dos personas a mantener una conversación en medio de un pasillo apartado.—Como le dije a su hija, es simplemente un malentendido —sostiene, esta vez tomando una posición más firme ante Donatella, dejando de lado la actitud relajada que tenía ante Thalia—. La señorita me dio una orden en referencia a guardar unas prendas que usó durante la sesión del día de ayer. Lo entendí todo mal y, por ello, tuve que volver al club para entregarlas. La señora Bianca debía salir a hacer unas compras de último minuto y
Thalia se encuentra jugando con la ensalada en su plato, un gesto que es más inercia que otra cosa, pues en ese momento comer no se encuentra entre sus prioridades. A su lado, la conversación que sostienen su madre y su hermano se escucha como simples galimatías; su cerebro no tiene ningún interés en darles sentido, su mente se encuentra más centrada en otras cosas, por ejemplo: intentar recordar qué pasó la noche anterior y por qué razón su jodido “niñero” terminó amaneciendo sentado junto a su cama.—¿Thalia? —llama Alessandro mientras coloca su mano sobre la de ella.Ese toque basta para hacerla reaccionar; por lo que, al mirar a su hermano, le basta solo un segundo para entender que ese no era el primer llamado que le hacía.—Perdón, ¿qué decías? —pregunta en un tono ligeramente apenado por su distracción.—Te pregunté si tenías planes para hoy.¿Los tenía? Rebobinando sus pensamientos, piensa en ello y busca algún recuerdo donde se hubiese comprometido en algún plan, pero entre e










Último capítulo