—Estoy seguro de que esa bebida tiene exceso de azúcar —comenta mientras las puertas del ascensor se cierran.
Ante las palabras de Giorgio, Leonardo ve cómo Thalia deja de lado su bebida y solo saborea el restante en la comisura de sus labios antes de mover el envase con el logo de la sirena frente al fotógrafo y hablar en un tono ligero.
—Solo es un cappuccino, Giorgio, no tendré un rebote por esto.
El fotógrafo solo niega ligeramente mientras quita sus lentes de sol para verla de forma directa.
—Solo cuido tu imagen, cariño. Me preocupa que puedas perder las oportunidades que te vendrán una vez que esta campaña termine —asegura, pero sus palabras van cargadas de vanidad—. Solo imagínalo: tu rostro estará en todas las vallas y tiendas importantes del país y luego del mundo.
Thalia deja entrever una ligera sonrisa ante el escenario planteado por Giorgio. Y es que, si bien su rostro ya ha estado en campañas importantes, nunca lo estuvo como principal sino hasta ahora. Por ello entiende