—Te haces el digno porque te ofrecí dinero a cambio de tu favor, pero sabías quién era cuando me ayudaste —son las palabras de Thalia mientras irrumpe en el área del comedor de servicio.
Ante sus palabras, el resto de los guardas, el chofer de Donatella y Bianca detienen sus acciones y miran fijamente a la rubia mientras esta camina hasta la mesa donde Leonardo se encuentra comiendo mientras la ignora.
Negada a dejarse vencer por su aparente indiferencia, Thalia deja que sus manos caigan con fuerza sobre la mesa, acción con la cual consigue que él finalmente le dedique una mirada, esto claro, después de tomar una cucharada de risotto.
—Debo reconocerlo, eres bueno actuando.
Y aunque esas palabras salen con un tono cortante, sigue sin recibir respuesta alguna por parte del pelinegro. Por el contrario este solamente se limita a tomar otro poco de su risotto y llevarlo a su boca sin apartar en ningún momento la mirada de la rubia, sino valiéndose de esa acción para darle una burla silen