Elle cumplió sus tan esperados quince en el lugar en donde menos pensó. En un lugar que la hacían sentir denigrada, maltratada, usada como un objeto para solo brindar placer a los hombres y las mujeres alfas...y algunos betas.
Leer másDurante los diez meses, porque sí, Elle había cumplido casi las cuarenta y dos semanas hasta que una noche, precisamente la noche que Zack tenía que trabajar, recibió una llamada de Elle. Zack sabía que en cualquier momento recibiría una llamada de su omega diciendo que sus bebés estaban por nacer, porque sí, eran gemelos, pero por más que estuviese atento y preparado, nada lo prepararía para esa noche. La noche del treinta y uno de diciembre, la noche en que todo el mundo despide un año de muchos retos, aventuras, problemas fue la noche en la que Zack le dio la bienvenida a los bebes que le harían la vida más perfecta de lo que ya era. Su mirada se enfocó en el bulto entre sus brazos y sonrió. Aquellos bebés habían sido lo mejor que había hecho en la tierra. Cabello muy negro, ojos oscuros y a la vez muy expresivos, labios perfectos, nariz mezclada entre la de ella y él, aunque más parecidas a la de él. Dedos, que podría estar besando y acariciando de por vida, disfrutando del tacto
-Amor, Winter llamó quiere ir a ver una casa cerca de aquí- dijo entrando al cuarto de baño mientras Zack asentía. La vida de ellos había cambiado para bien. Días después de las fiesta había salido un audio de Bernard y Jason creando un plan malévolo con niños así que todo se salió de control. Por primera vez el pueblo donde vivían se había vuelto el centro de atención de los medios noticieros del país. Todo salió a la luz, revelando que era lo que se hacía con las personas, como los trataban y todo lo recurrente a la jerarquía alfa/beta/omega. De pronto el pueblo se llenó de muchos policías, medios noticiosos y mucha gente curiosa llegando para ser los primeros en tener contacto, que para los demás era una situación maravillosa. Bernard, había sido encarcelado por lo que había hecho recibiendo también la condena de Jason dejándolo encerrado de por vida. Phelicity, estuvo recluida varios meses en estado de coma, las heridas de bala habían sido certeras pero no tanto como para que m
Zack jamás se sintió más agradecido que esa noche y todo era gracias a Dean y a su mamá. Jamás pensó que después de tantos desplantes y tantos rechazos Dean fuera la persona que lo ayudaría a salir de allí ileso. Así que estaba más que agradecido con él. -Llévalo a esta dirección- tomó una servilleta y escribió la dirección de su hospital clandestino -estaré allí para ayudarlo- -Muchas gracias...- agradeció Clara pero no sabía como ese hombre se llamaba. -Zack- dijo viendo a Clara para luego ver con preocupación a un Dean quejumbroso -Eres tan diferente a él- susurró acariciando su mejilla. Zack sonrió y entendió a que se refería. Claro que él era diferente a Jason y jamás estuvo más feliz de eso. Él no era una persona que le gustaba ver sufrir y hacer el mal a los demás. Estaba seguro que si le hubiese dado la oportunidad de nacer otra vez y escoger su vida, escogería esa otra vez. Le gustaba ayudar, le gustaba ser útil para algo bueno. Y en el tiempo que estuvo siendo Jason,
Cuando Phelicity le apuntó con el arma Zack vio toda su vida pasar frente a sus ojos. La sensación de estar entre la vida y la muerte le había dejado un mal sabor en la boca. Y sabía que de esa no saldría bien. Aunque en realidad no le importaba tanto su vida pero la más que le importaba era la de su omega. El mundo y ese pueblucho era una pesadilla avisada y no quería que su omega viviera eso nuevamente si él llegase a faltar. -Baja el arma- dijo Zack y ella negó. -No, cariño. Esto es lo que me dará control sobre ti, sobre tu omega- dijo y Zack abrió los ojos de par en par bastante sorprendido. -Phelicity saldremos de aquí sin hacer escándalo y te aseguro que no te volverás a cruzar con Zack ni con su omega- dijo y Zack volteó a mirar a Aaron con una mirada de pocos amigos -¿Que? Serías un tonto si pensaras que todavía ella piensa que eres Jason- -Veo que tu amigo es más inteligente que tú Jason...que digo Zack- sonrió Phelicity. Sonrió y se acercó con toda la elegancia que la
Phelicity le había pedido que le acompañara con una copa de champán para el brindis. El brindis fue a la mitad de la fiesta y mezclado con las copitas y lo tequilas que se había dado con sus amigos esa copita de burbujeante champán lo había dejado un poco atontado pero aún así tenía todos sus cinco sentidos muy en alertas. Pero con aquella copa se sentía todo menos borracho. Aquella sensación tan familiar que aunque la vivía dos veces al año la conocería y no entendía porqué se presentó haciéndolo sentirse incómodo hasta en su propia ropa.-Nuestros amigos están aquí celebrando contigo un nuevo año. Nuevas vivencias, nuevos momentos que crearemos junto a ti- comenzó hablar Phelicity con una sonrisa -Todos los que estamos aquí te queremos y te deseamos lo mejor y que esta fiesta sea la mejor que hayas tenido- dijo y levantó su copa.-¡Por Jason!- todos los invitados vitorearon con sus copas de champán en mano mientras este sonreía aunque para los demás había sido una mueca extraña.Jas
El moreno hubiese sido el primero, bueno en todo caso uno de los primeros, en felicitar a su amigo si no fuese por esa inquietud que surgió en su corazón tan pronto conoció a Bernard. Y es que Bernard no tenía nada que le interesase excepto por un destello en su aroma que lo estaba dejando sin palabras. Sam había fruncido el ceño, de inmediato, cuando lo conoció y pensó que sería la primera pareja predestinada de tres alfas. Pero cuando entró a la mansión de su amigo ese distinguido aroma, ese aroma que podía reconocerlo en cualquier otro lugar, lo había dejado inquieto y no provenía de Bernard. Sam caminó por entre los pasillos de la gran mansión de su amigo buscando eso que lo estaba atrayendo de una manera preocupante. Cruzó, a lo que parecía ser la segunda sala, y allí no estaba lo que buscaba así que siguió su camino hasta que llegó a la cocina. Allí se detuvo en seco porque lo que tanto lo atraía allí se hizo más fuerte. Allí había una chica con el cabello anaranjado llegando
Último capítulo